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En
Rosario, el mayor mercado de comercialización agrícola del país, el
precio de la soja cotizó entre 1600 y 1630 pesos la tonelada el jueves
pasado. Cotización en línea con la evolución internacional de la
oleaginosa, que ese día cerró en alza en el Mercado de Chicago, a 514,8
dólares la tonelada. El valor operado en la plaza local tiene
incorporado los impuestos y derechos de exportación aplicados, además de
otros gastos. Ese precio es el de la soja comercializada en el circuito
legal, con intervención de la Bolsa de Rosario, en una puja de oferta y
demanda influida por las perspectivas de la cosecha argentina y
mundial. No es secreto para quienes intervienen en el mercado de la soja
que un porcentaje, por lo menos el 20 por ciento de la producción según
estiman especialistas del sector, se transa en forma ilegal, evadiendo
impuestos y controles, a un precio diferente al oficial definido en el
recinto bursátil. Es la soja blue.
La cotización de la soja blue no tiene la misma difusión pública que
la del dólar blue. Ambos activos son igualmente relevantes en la
construcción de escenarios de inversión, de clima político y de
expectativas sociales. Pero tienen distinto tratamiento en la mayoría de
los análisis sobre el segmento ilegal de cada uno. El bien entrenado
equipo de economistas-políticos, con amplio dominio del terreno del
debate mediático y con entusiastas voceros de compañía, pretende colocar
al dólar blue como referencia de la economía. Afirman que esa es la
verdadera paridad cambiaria, cuando en realidad es la expresión del
costo sobre la cotización oficial que deben pagar los protagonistas de
la economía blue (informal) debido al régimen de control y
administración de divisas. La soja blue también tiene un precio
diferente al oficial porque elude normas fiscales (impuestos y
retenciones) y controles públicos (carta de porte y aduana), del mismo
modo que lo hacen quienes intervienen activamente en el mercado del
dólar blue. Ya sea porque quieren ocultar ese segmento del negocio
agrícola o porque admiten que no puede ser considerado como guía del
mercado formal, los protagonistas del negocio del agro no ubican a la
cotización de la soja blue por encima de la oficial en la evaluación y
perspectivas de la actividad. Ni difunden diariamente su cotización,
valor que existe, como saben productores, acopiadores, concesionarias de
autos, empresas de servicios al agro y exportadoras.
La soja blue tiene bastante más relevancia que su casi nula mención
mediática. En 2010, la Administración Federal de Ingresos Públicos
investigó en Rosario veinte casos de evasión en la comercialización de
granos, que se sumaban a las maniobras descubiertas en ese mismo año en
Chaco, Santiago y Córdoba, donde operaba una asociación ilícita que
llegó a mover ilegalmente 800.000 toneladas. En 2011, la AFIP detectó
650 mil toneladas de soja y maíz comercializadas en blue desde Córdoba,
lo cual representaba un fraude al Estado por aproximadamente 430
millones de pesos. Hace un par de meses un grupo de inspectores de la
AFIP lideró un megaoperativo para controlar si la existencia de soja en
campos y acopios correspondía al stock registrado. El organismo liderado
por Ricardo Echegaray estimó que estaban ocultos cerca de 2,2 millones
de toneladas de soja sin declarar. El precio de esa soja es blue,
diferente al de la Bolsa de Rosario.
Hace tres años, cuando la AFIP profundizó los operativos contra la
comercialización de la soja blue, el presidente de la Bolsa de Comercio
de Rosario, Cristian Amuchástegui, afirmó: “No cabe ninguna duda de que
la evasión es otra de las graves distorsiones que afectan al mercado
porque son, por definición, operaciones de comercio que esquivan a las
Bolsas, donde se trabaja todo en blanco”. Desde entonces, la entidad
bursátil reclama poner en la agenda agropecuaria “la importancia de
defender un mercado vigoroso de granos para que la formación de precios
sea transparente y justa y arroje valores de referencia reales y
representativos para toda la cadena”. La soja blue se comercializa
esquivando a las Bolsas, y no existe difusión diaria de cuál es su
cotización.
En el portal CuencaRural.com se publicó un artículo de Mariano
Galíndez, editor de Punto Biz, donde se pregunta: “¿De cuánto es la
evasión en el comercio de granos? Quienes están en el sector aventuran
márgenes del 20 al 40 por ciento de la cosecha. Pero no hay informes (ni
oficiales y privados) recientes que hagan estimaciones”. Informa que
cuando preguntó a dos directores regionales de la AFIP si la evasión
orillaba el 30 por ciento, respondieron que les parecía arriesgado hacer
estimaciones, pero coincidieron en que “era bastante”. Galíndez explica
que no hay productores y acopiadores que venden todo en negro, sino que
comercializan una parte de su producción sin pagar impuestos.
La existencia de soja blue tiene en términos de impacto sobre la
economía real (las finanzas, el fisco y las cuentas externas) más
importancia que el dólar blue. No así en los debates liderados por los
hombres de negocios dedicados a la comercialización de información
económica. El saldo de la balanza comercial determinado por el dinamismo
de las exportaciones está muy influenciado por el comportamiento del
complejo sojero, que representa el 22 por ciento del total de los
despachos al exterior. De acuerdo con las proyecciones de la Bolsa de
Cereales, la cosecha de soja prevista para la campaña 2012/2013 es de
48,5 millones de toneladas, equivalente a unos 25 mil millones de
dólares a precios similares a los del año pasado. Si la estimación de la
evasión es por lo menos del 20 por ciento, como mencionan especialistas
del sector, la soja blue sumaría casi 10 millones de toneladas, unos
5000 millones de dólares.
El mercado de la soja blue acompaña la dimensión de la cosecha, y la
actual es superior a la anterior, afectada por la sequía, por los
excelentes rendimientos por hectárea que se están registrando. En el
último Panorama Agrícola Semanal de la Bolsa de Cereales, en el capítulo
de la soja se informa que, de acuerdo con el recorrido realizado hasta
el 11 de abril último, la cosecha nacional de soja logró cubrir el 24
por ciento de la superficie apta, entregando un rinde medio semanal de
32 quintales por hectárea, acumulando un volumen parcial de 14,8
millones de toneladas. La evaluación de la propia Bolsa de Cereales, a
contramano de los eternos lamentos de productores y dirigentes de las
cámaras patronales del campo, muestra que los sojeros tienen motivos
para estar contentos. El informe de la entidad bursátil destaca que en
el centro de la región agrícola, la cosecha de primera logró cubrir el
55,4 por ciento de la superficie apta en el Núcleo Norte, entregando un
rinde medio de 37,2 quintales por hectárea, “muy por encima de lo
esperado”. Las localidades de Arteaga y Armstrong, con 43 y 42 quintales
por hectárea, respectivamente, sobresalen en la zona. En la vecina
región Núcleo Sur, luego de recolectarse poco menos del 30 por ciento de
la superficie, el rinde cosechado es de 36,2 quintales por hectárea en
promedio, “y también sobrepasa ampliamente las expectativas iniciales”,
indica el informe de la Bolsa de Cereales. Chivilcoy es la que muestra
la mejor performance: 45 quintales por hectárea. El documento agrega que
“similar situación estamos relevando en la región Centro Norte de Santa
Fe”, en donde luego de recolectarse el 27,2 por ciento de la superficie
apta, el rinde promedio regional se encuentra en 33,7 quintales por
hectárea, destacándose Rafaela, con 38. Los resultados son excelentes,
por encima de los promedios de los últimos años.
Una porción de esa muy interesante cosecha alimenta la soja blue
que, como el resto de la economía no registrada, canaliza sus excedentes
al dólar blue.
*Pubicado en Página12
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