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El tiempo les ha dado la razón a los presidentes 
latinoamericanos que en 2005, en la Cumbre de las Américas de Mar del 
Plata, Argentina, rechazaron integrar el Área de Libre Comercio (ALCA) 
promocionada por Estados Unidos. Hoy sus países estarían en iguales 
condiciones a las que padece México.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social
 (Coneval), informó que de una población cercana a los 110 millones, el 
51,3 % vive sumido en la pobreza, es decir, 55 millones de mexicanos 
carecen de los recursos elementales para cubrir sus necesidades básicas.
Según Coneval, la cifra resulta aterradora al incrementarse la 
espiral de pobreza año tras año sin que existan visos de solución. En el
 2008 el número de personas en esas condiciones era de 50,6 millones, 
principalmente en Chiapas, Veracruz, Tabasco, Baja California, Puebla, 
Jalisco, Guanajuato, Oaxaca, Guerrero, Morelos, Chihuahua y el Distrito 
Federal.
Desde que el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari aprobó en 
diciembre de 1992 el Tratado de Libre Comercio para América del Norte 
(TLCAN), que entró en vigor en enero de 1994, el hambre y la pobreza se 
han convertido en males mayores de los aztecas, unido a la enorme 
violencia de los carteles de la droga en lucha por transportar esa 
mercancía hacia el mayor consumidor de estupefacientes en el mundo: el 
vecino Estados Unidos.
Una de las peores consecuencias del TLCAN es la de haber obligado a 
más de 2 000 000 de campesinos, junto a sus familiares, a abandonar las 
tierras que arrendaban por los bajos precios de los productos y el 
abandono gubernamental.
Al acordarse la libre exportación de mercancías, las empresas 
transnacionales y los agricultores estadounidenses (con enormes 
subsidios gubernamentales y modernas tecnologías de producción) 
inundaron los mercados mexicanos en detrimento de comerciantes y 
agricultores nacionales.
Los campesinos emigran en masa hacia las grandes ciudades donde les 
resulta sumamente difícil hallar trabajo y pasan a engrosar las filas de
 los vagabundos, o los más jóvenes tratan de cruzar las custodiadas 
fronteras norteamericanas en un vía crucis de inmigrantes clandestinos.
Las transnacionales de alimentos que operan dentro del país, se han 
convertido en las principales productoras, importadoras, exportadoras y 
prácticamente se han adueñado del control de la economía azteca.
Innumerables fuentes de trabajo se esfuman tras la compra y 
concentración de tierras por esas compañías, y por la utilización de 
nuevas técnicas industriales en la agricultura.
Pequeñas granjas han sido eliminadas por enormes emporios como Tyson,
 Smithfield, Pilgrims Pride que se han adueñado de la producción 
ganadera a la par que provocan contaminaciones del agua y la tierra por 
el afán de elevar las producciones sin cuidar el medio ambiente. Como 
aseguran sus directivos, al final, el país no es de ellos.
El maíz, alimento básico ancestral del mexicano cuya producción 
nacional abastecía a toda la población y quedaban excedentes para la 
exportación, ha sido prácticamente eliminado de sus campos desde la 
entrada en vigor del TLCAN, al cuadruplicarse las importaciones de esa 
gramínea procedente de Estados Unidos.
Con los aumentos en los precios internacionales de los alimentos, 
provocado muchas veces por compañías intermediarias (entre las que 
destacan Maseca /Archers, Daniel Midland y Cargill) que juegan con el 
hambre de los pueblos para enriquecerse, los precios de la tortilla de 
maíz son casi inalcanzables para los mexicanos.
Las cifras no mienten. Si antes del TLCAN el país gastaba 1 800 
millones en importar alimentos, ahora invierte 24 000 millones con alta 
dependencia en soya, 95 %; arroz, 80 %; maíz, 70 %; trigo, 56 % y 
frijol, 33 %.
Gracias al TLCAN, funcionarios del Departamento de Agricultura en 
Washington señalan que en los próximos años, México deberá adquirir el 
80 % de los alimentos en otros países, principalmente en Estados Unidos.
 
Llevada de las riendas del Tratado de Libre Comercio, muchos analistas consideran a la nación azteca una dependencia de Washington, debido a las leyes neoliberales que permiten a las compañías extranjeras utilizar mano de obra barata para sus producciones, explotar sus recursos naturales, extraer petróleo a precios preferenciales y exportar los excesos de mercancías norteamericanas hacia ese país.
Llevada de las riendas del Tratado de Libre Comercio, muchos analistas consideran a la nación azteca una dependencia de Washington, debido a las leyes neoliberales que permiten a las compañías extranjeras utilizar mano de obra barata para sus producciones, explotar sus recursos naturales, extraer petróleo a precios preferenciales y exportar los excesos de mercancías norteamericanas hacia ese país.
Mientras esta situación ocurre en México, un reciente informe de la 
Comisión Económica Para América Latina (CEPAL) señaló que ese flagelo ha
 disminuido en la región y actualmente afecta a 168 millones de 
personas, equivalente al 30 % de la población, aunque, agrega, se trata 
de la más baja en las últimas tres décadas.
Para la CEPAL, los niveles de pobreza continuarán reduciéndose aunque
 a un menor ritmo, hasta cerrar el año en una tasa del 28,8%, 
equivalente a 167 millones de personas, gracias al crecimiento económico
 y a la moderada inflación.
En los últimos años, varias naciones entre las que destacan 
Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina, Nicaragua y Brasil posibilitaron
 que las cifras de pobreza se redujeran al llevar adelante políticas 
sociales a favor de sus habitantes y tomar medidas para que las 
transnacionales no saqueen sus economías.
El incremento de la desigualdad es otro aspectos que golpea a la 
nación azteca ya que mientras más de la mitad de la población no puede 
acceder a sus necesidades alimenticias, educacionales o de salud, solo 
ocho magnates nacionales poseen una fortuna de más de 90 000 millones de
 dólares que equivale al 10 % de Producto Interno Bruto (PIB) del país.
El Tratado ha permitido el enriquecimiento de una minoría criolla, a 
la par que posibilitó a Washington mantener un mayor control sobre la 
economía azteca en detrimento de su pueblo.
*Publicado en Telesurtv.net
 
 
 
 













 
 
 
 
 
 
 
 

 
 

 
 
 

 
 
 
 
 
 
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