La
inflación se ha convertido en uno de los temas centrales de la economía
argentina. Es uno de los principales problemas, pero no el único. El
crecimiento con equidad social, la generación de empleo y el perfil
productivo son también aspectos importantes del debate económico. Al
incluir estos objetivos, el análisis es más interesante y aleja las
soluciones simplistas de la ortodoxia. La inflación no es un asunto en
sí mismo, como ha instalado el saber económico convencional. Lo
relevante es determinar qué impacto tiene el aumento de precios en la
expansión de la producción de bienes y servicios, en el mercado laboral y
en la distribución del ingreso. Es una cuestión sensible debido a la
larga historia de inestabilidad de la economía argentina.
Por ese motivo
es importante precisar el diagnóstico y las medidas para disminuir la
tasa de variación de precios. Sería más enriquecedor porque se
analizaría lo que hace o no hace el gobierno con la inflación, las
propuestas de los economistas del establishment para bajarla y cuáles
fueron los resultados sociolaborales cuando se aplicaron sus recetas. El
relato diario es insistente con dos ideas de la ortodoxia: la inflación
tiene su origen en la elevada emisión monetaria y en el aumento del
gasto público. Ambas se complementan con que el Gobierno niega la
inflación y no habla del tema.
Es tan persistente ese discurso que hasta sectores de la heterodoxia
lo repiten. Más sencillo sería hacer el esfuerzo de leer “Programación
2013 Banco Central de la República Argentina. Objetivos y planes para el
desarrollo de la política monetaria, financiera, crediticia y
cambiaria”. Luego de esa tarea, el análisis pasa a ser más amplio que la
reiteración de slogans políticos revestidos en afirmaciones técnicas
supuestamente neutrales de quienes ya mostraron el rostro del fracaso.
El informe del Banco Central ofrece la posición oficial a respuestas de varias preguntas sobre la marcha de los precios.
- ¿El Gobierno está preocupado por la evolución de la inflación?
–Sí, y lo expresa del siguiente modo: “La inclusión del desarrollo
económico como objetivo de la política del BCRA no hace más que
explicitar la centralidad de esta problemática para una economía como la
argentina, que debe profundizar las políticas que permitan el
desarrollo de un entramado productivo más denso y diversificado, y hagan
posible superar los cuellos de botella sectoriales que presionan sobre
el nivel de precios.
- ¿La emisión monetaria es la causa de las actuales subas de precios?
–No, y lo explica: “La estabilidad monetaria no se concibe en forma
aislada, y como un objetivo puntual de inflación, sino que se entiende
en un sentido más amplio y articulado con la posibilidad de que la
economía pueda seguir creciendo e incorporando valor agregado”.
- ¿Cuál es la evaluación del Banco Central sobre ese postulado básico de la ortodoxia?
–Lo cuestiona en su base teórica y lo fundamenta: “En su
diagnóstico, el BCRA parte de una concepción teórica en la cual el
dinero es endógeno. Así, la expansión de la cantidad de dinero adecuada y
compatible con la estabilidad monetaria es aquella que resulta
coherente con la política cambiaria de flotación administrada, con el
aumento del crédito al sector privado –en especial aquel destinado al
financiamiento de la actividad productiva– y también con la posibilidad
establecida por ley que tiene el BCRA para financiar al Tesoro”.
- ¿Esto significa emisión de dinero sin control?
–No, y lo precisa: “Para garantizar que la cantidad de dinero sea la
adecuada para la consecución de estos objetivos intermedios
(cambiarios, de crédito y de asistencia al Tesoro), el BCRA llevará a
cabo una política de esterilización con los instrumentos de regulación
monetaria disponibles (Lebac y Nobac, operaciones de pases, encajes y
otros)”.
- ¿El Banco Central tiene como uno de sus objetivos la estabilidad monetaria?
–Sí, pero no en forma excluyente de otros objetivos. En el informe
“Programación 2013” detalla que “la estabilidad monetaria continúa
siendo parte del mandato (de la Carta Orgánica del BCRA), aunque en la
nueva redacción se reconoce que la misma es producto de las condiciones
macroeconómicas y no puede ser entendida en forma aislada de lo que
sucede con otras variables de la economía”.
- ¿Qué implica estabilidad monetaria?
–Está explicada de esta manera: “Se entiende en concurrencia con los
restantes objetivos del mandato, es decir, no debe implicar que su
consecución dañe el empleo, las posibilidades de desarrollo con equidad o
la estabilidad financiera. La estabilidad monetaria no se concibe en
forma aislada, y como un objetivo puntual de inflación, sino que se
entiende en un sentido más amplio y articulado con la posibilidad de que
la economía pueda seguir creciendo e incorporando valor agregado”.
- ¿Por qué no frena la emisión de dinero, sube la tasa de
interés o atrasa el tipo de cambio en términos nominales como ancla
inflacionaria?
–Esta es la propuesta de la ortodoxia que el Gobierno rechaza y
explica las razones: “La combinación de apreciación cambiaria nominal y
tasas de interés excesivamente altas constituyen una estrategia
equivocada que reduce el crecimiento total, disminuye la inversión
(reduciendo el crecimiento potencial) y distorsiona la composición del
Producto (afectando la producción de bienes transables, factor
fundamental para eludir la restricción externa). A su vez, al impactar
negativamente sobre las capacidades nacionales de producción, las
recetas convencionales restan espacio para la recuperación de la
participación del salario en el ingreso, promueven la sustitución de
trabajo nacional por trabajo importado y deterioran las economías
regionales menos competitivas”.
- ¿Cuáles son entonces las causas de la inflación en Argentina según el Banco Central?
–En el informe precisa cinco fuentes de base inflacionaria:
1 La presencia de desequilibrios en la estructura productiva.
2 Los “cuellos de botella” en determinados sectores.
3 La puja distributiva.
4 La formación oligopólica de precios.
5 Los shocks exógenos de los precios internacionales.
- ¿Cuál es la propuesta antiinflacionaria?
–La definición es terminante: “No existe otro camino que el
desarrollo productivo con inclusión social. En un contexto en el cual
las presiones inflacionarias son mayoritariamente causadas por la
concurrencia de los factores previamente mencionados y no por los
excesos de demanda, las soluciones ortodoxas resultan insatisfactorias”.
- ¿Qué índices de precios analiza el Banco Central para hablar de inflación?
–En el documento presenta dos gráficos. El primero tiene cuatro
curvas: una recorre el índice de precios nivel general (IPC-Indec) y
otras tres, la de los precios regulados (tarifas de servicios públicos),
los estacionales y los reunidos en la categoría “el resto”. El primer
índice es el de la polémica. Los otros ofrecen otra perspectiva, con
verosímil volatilidad: la evolución de los regulados refleja un sendero
ascendente a partir del tenue descongelamiento de las tarifas, y el
estacional verifica aumentos desde 2009 del 15 al 22 por ciento en los
registros mensuales interanuales. El segundo gráfico muestra la
evolución del índice de precios mayoristas (del 10 al 16 por ciento) y
el de precios implícitos del PIB (cociente entre el Producto Interno
Bruto a precios corrientes y el PIB a precios del año base), con
muchísima más volatilidad en un rango del 10 al 20 por ciento, en ese
período medido al cuarto trimestre de cada año.
- ¿Cuál es la estimación de lo que puede pasar con los precios en 2013?
–Las previsiones del Banco Central son que “en un escenario que
supone que las cotizaciones internacionales de las materias primas se
mantengan en los actuales niveles elevados y dado que los cambios en la
estructura productiva son necesariamente graduales, se proyecta una
trayectoria para los precios internos similar a la observada durante el
corriente año”.
La postura del Banco Central enriquece la discusión sobre la
inflación. Es material para el debate. Se puede estar de acuerdo en
todo, en parte o en nada. En un tema sensible dominado por repetidos
lugares comunes, es un desafío a la ortodoxia porque ya no podrá
argumentar que no existe un análisis oficial, o que el gobierno no habla
ni se ocupa de la inflación. Además, lo más importante del informe es
que deja en evidencia lo poco que se ha transitado y lo mucho que falta
para modificar cuestiones estructurales de la inflación en la economía
argentina. En base a los resultados conocidos en décadas pasadas, se
trata de un objetivo que no se alcanzará con las propuestas de ajuste de
quienes precisamente más hablan sobre los aumentos de precios.
*Publicado en Página12
No hay comentarios:
Publicar un comentario