Por Roberto Marra
“Pobres habrá siempre...” Así comienzan sus retahílas quienes nos avisan de sus cobardías ante la historia de esta humanidad apretujonada contra el paredón del diario fusilamiento con balazos de hambre o cuchillazos de abandonos. Así también suelen pensar (aunque no lo digan) aquellos que se autoproclaman líderes predestinados a conducirnos hacia esperanzas que nacen muertas. Ese es el sustento de los cobardes politiqueros que no se atreven a enfrentar al verdadero enemigo, que postergan para oportunidades que nunca llegan. Esa es la piedra en el zapato de quienes nunca señalan a los culpables, ni mencionan las responsabilidades de los responsables de la deshumanización padecida. Atreverse es una acción prohibida para esos personajes de sonrisas marketineras en cartelería millonarias. Ajustar sus actos a la ideología de la que dicen abrevar, no será nunca su conducta. Y perdidos en marañas quejumbrosas y altanerías egocéntricas, harán de renovadores de lo que conducirán, otra vez, al mismo puerto de aguas abismales, donde hundirán, por enésima vez, las esperanzas populares.





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