Por Gustavo Daniel Barrios*
Se interponen acudiendo
desde lo inesperado, por citar sucesos actuales, multitudes de cairotas en
Egipto, para dar un más sano mensaje, que el de otras muchedumbres adversas, y
afines con el mandatario egipcio Mohamad Mursi; se interponen en un punto
crucial de la historia. Llegaron a
denunciar a los afines a Mursi y al
propio mandatario. Ocurre con la mera fuerza de la dignidad humana avasallada,
apenas eso, y salen a gritarle a Mohamed Mursi que si doscientos mil estamos
este Martes 27 en plaza Tahir, es para exigirle que revoque los poderes casi
absolutos que se otorgó él con un decreto, que lo blinda para que sus
decisiones sean inapelables y definitivas, blindado respecto al poder judicial,
el cual por esto mismo entró en huelga, e ingresando con ese decreto en una
dictadura. Quiere cubrirse, dice, hasta el segundo trimestre del año entrante,
tiempo en que supone que tendrá otra constitución, una con mala reforma por
cierto.
La gente laica se
manifiesta en la plaza Simón Bolívar, en la Tahir, y en la norteña ciudad de Alejandría
también lo hace. Hay un agotamiento, aunque los seguidores de Mursi con descaro
también salen a apoyarlo. Unos y otros ocupan los noticieros.
Es que la gente expulsó
a Hosni Mubarak con ansias muy diferentes a un...ahora régimen como es este.
Ese decreto y el borrador de la constitución que va a plebiscitar, anulan el
espíritu de aquellos últimos días de Hosni Mubarak.
Muhamad Mursi actúa con
sigilo o responsablemente en lo internacional, opuesto a la guerra etc, pero
los entendidos saben que este hombre es poco fiable para mantenerse equilibrado
en la cuestión.
Cuando habló para
defender el borrador que va a plebiscitarse, Mursi parecía el abuelito de
Heidi, pero es bien diferente a eso evidentemente, y estas cosas las hemos
visto ya. El borrador es marcadamente conservador, y hasta se cree que le
podría otorgar a los clérigos un poder de supervisión sobre las leyes del
Congreso. Y el mismo borrador prevé restringir los derechos de las mujeres y de
las minorías y las libertades civiles. ¡¿Otra vez, y aun más?! Es raro esto.
En una documental de la TV alemana, producida por un
tal Florian Nusch, un profesor alemán, miembro de la religión musulmana, afirma
en el programa que “los religiosos en el poder, nunca estuvieron ni están
interesados en la Justicia
y en los Derechos Humanos, sino que utilizan la religión para doblegar a los
pueblos que “gobiernan” ”. Este joven académico alemán, se refería al siniestro
uso y abuso de la religión para atrasar el “reloj sideral”, digo buscando
precisar la idea nodal de él y de la documental. ¿Suena familiar esto en
occidente, en lo pasado remoto, y en lo pasado hace treinta y dos años en
Sudamérica, en esos años, sin ir más lejos?
Una época como esta,
nos esclarece oscuros trasfondos, más y más, de un mundo aun escasamente
explorado en cuanto a los filamentos internos. Pero hay certidumbre, eso
también es cierto, y no escasa certidumbre, sobre el juego global.
Refleja la idea de un ensamble secreto, dejo para más adelante su
descripción, el repasar la forma en que Mario Monti accede al poder en Italia,
en calidad de primer ministro y ministro de economía. Lo impulsó la Unión Europea básicamente, que
lo pone con la orden de llevar adelante un gobierno de tecnócratas, aboliendo
sin timidez lo que pudiera definirse como gobierno de tradición, o italianista
o al menos tocante mínimamente a lo popular. Estoy hablando, pero ahora salido
de la UE, de la evidente
coordinación de un plan, que tuvo la infausta e imposible determinación, de
producir un evento global del tipo que aconteciera, a los occidentales todos
con la debacle financiera del año 1930, o para la península del Indochina con el arribo al poder de Saloth Sar, en
Camboya más precisamente, quien se conoce con el apelativo de Pol Pot, el
dictador líder de los jeméres rojos, indescriptible mounstro totalitario, cuyos
sicarios jeméres, después de haber Pol Pot retrocedido el país a la prehistoria
asiática, acostumbraban de tanto en tanto, o un poco más seguido que eso, a dar
hachazos a algún que otro esclavo del trabajo agrario; o por último para la
región, con la desolación perpetrada allí por Estados Unidos, cuando se decide
finalmente a incursionar de lleno en Vietnam. Quiero con todo esto decir que
algo inmanejable se había urdido.
La idea de un ensamble,
de anónimos integrantes, se distingue al observar la implantación de Monti, en
tanto se advierte, en su discurso y sus acciones de gobierno, que él desnuda el
dogma de la imposibilidad de establecer justicia, la imposibilidad de
implementar políticas que se orienten a darle forma a un ejercicio de libre
determinación, o de emancipación de un orden de concentración de riquezas,
extinción paulatina del Estado, exclusión y ulterior deseche de los más
débiles. La coordinación de un plan macabro como este, indicaría la presencia
de un ensamble, cual ente coordinador mundial. Y ahora pasemos a nuestra
región.
Han sido muy fuertes
los ataques sufridos por Evo Morales, o en buena medida por Rafael Correa, y
muchísimo obvio los sufridos por Fernando Lugo, y ni qué decir de Zelaya. Todos
ellos, al igual que Luiz Inacio “Lula” Da Silva, separo un poco aquí a Zelaya,
se definieron a sí mismos incontables veces, como iguales entre sí. Y supieron
muchas veces definirse a sí mismos, en idéntica concepción de ideales, y en
inquebrantable unidad con Néstor Kirchner, y con Cristina Fernández de
Kirchner. Hugo Chávez Frías llegó un poco más lejos, porque además de definirse
como un socialista cristiano –referido no en un solo momento sino en los
discursos variados y de otro modo-, además de eso se autodefine Chávez como
peronista. Sabido es que Chávez es un intelectual de vasto conocimiento
respecto de nuestro país. Ahora bien, redundemos en la idea de que estos
líderes presidentes, y los ex Lula y Lugo, son expresamente revolucionarios, y
conforman un espacio grande de izquierda. Pero en detrimento de ello, las
izquierdas argentinas, desemejantes a aquellas, quedaron empantanadas en
contradecir una verdad inocultable, de que lo impopular son ellos, y lo
popular, son los gobiernos odiados por ellos. Es llamativa la decisión que han
tenido de manifestarse –en obvia resistencia al cambio de paradigma-, queriendo
sobre la manifestación agregarle el incendio del país. Es diferente una huelga
normal a querer incendiar un país.
Recuérdese aquí la
alegría de los años 84 y 85, que recorría un país que empezaba ahí a
fortalecerse anímicamente, aunque luego esto decreciera, en la convicción del
poder que intrínsecamente guarda toda democracia, para intentar cambiar lo malo
y sustituirlo por lo bueno. Recuérdese también la mística surgida a partir de
la concreción de una Ley que será un día designada como la ley madre de una refundación
de un país, como es la Ley
de Medios. En esta gesta hay en el collar de afinidades y de militancia
oficialista, algo semejante al culmen de realización y muchísima
espiritualidad. Basten para ello recordar los actos con los jóvenes y la
presidenta en la aduana Taylor y en Tecnópolis, digo esa algarabía que dura.
Ahora por otro lado,
supóngase aquí a gente neutral, que anda
y pasa cerca de las manifestaciones de rabia y de violencia de la oposición,
sindical de izquierda sin ir más lejos, como de hecho la gente anda por la
calle y los cruza. Y pasa que llegan luego a sus hogares con la moral por el
piso, diciéndose en su intimidad y lo cuentan, “...estos nunca fueron la
democracia...”
Es necesario por todo
esto admitir que existe la coordinación de un plan que baja desde un ensamble
de inteligencia y recursos, en algún ignoto lugar.
Podemos pensar en acudir a las limitaciones que se tienen para entender la
violencia en las calles, o en los partidos de fútbol, o la mínima decencia
procedimental de que hoy se carece para celebrar actos sindicales opositores,
estando sujetos en el marco que establece el republicanismo, lejos de lo
bestial, digo que auxiliarnos para acudir a superar esa limitación, requiere
que hagamos una radiografía de lo anímico y lo cultural, y tal vez veamos la
cuestión.
Entonces me tomo la
licencia de apartarme completamente de un enfoque normal como en la primera
parte, en razón de que es insuficiente para acertar. Hecha la salvedad,
supongamos aquí que si de joven, alguien, el señor “mengano”, se concedió la
emoción ante las paradojas, eso tal vez lo designaría a él como alguien
evolucionado. Si esto mismo otro joven, “fulano”, no se lo concedió y dijo
desconocer el valor de las paradojas, tal vez este pasaría a integrar el grupo
de los menos evolucionados.
La paradoja es: “Ser
trascendente y hallar la dicha, devienen de nunca haber sido el triunfo
personal buscado, sino que por el contrario, el que a ser trascendente llegó,
fue el más humilde, o el soñador entregado una vida entera a la caridad.”
La paradoja es: “Los
últimos serán los primeros”; o también, de Emerson: “La gente quiere estar
tranquila; sólo en la intranquilidad habrá alguna esperanza para ella.”
Idéntico sentido, o bastante próximo, al poema “No te salves”, de Mario
Benedetti. Hay otros de este tipo, por ejemplo: “Porque el sabio es capaz de
olvidarse de su yo, por eso su yo es realizado.” Entonces, si un
individuo aun medianamente adaptado a la sociedad, lejos de costumbre bestial
de cualquier tipo, dice no poder constatar el valor de las paradojas, ni sentir
ningún agrado por ellas, tal vez estemos frente a alguien tendiente a tomarse
el raje; esto quiere decir alejarse del seno de la sociedad; y digo sólo tal
vez. Porque es posible que nunca sea capaz de alcanzar el equilibrio de una
vida, desde el cual abrevar en las fuentes perennes de la sabiduría.
Los hombres y las
mujeres con dominio en la reflexión intuitiva, poseen lucidez, y están en
condiciones de disfrutar a un conferenciante que se ha decidido a tratar
cuestiones, con un método que nos aleja todavía un poco más de los temas
centrales, utilizando imágenes de este tipo: “Los críos absorben el aire puro
de la fría mañana azul, cuando olas sonoras traen el Greensleeves en solo de laúd a sus oídos, todo a través de la
ventana junto a la cual la mujer observa la borra de café. A dos millas de ella
y los niños, suenan en una iglesia la evocación y las preces, para despertar
antes del sepulcro, al anciano de esa calle, y la semana anterior.”
El conferenciante abusa
del experimento, y decide ensayar otra rara fotografía: “La llama ataviada de multicolor apero,
increíblemente hoy está con su dueño en el andén de la estación; el tren viene,
y el niño hace vibrar su sonajero. Un dejo de ternura se aprecia en la mueca
del maquinista asomado y observándolo. El ciclo de su vida empezó la curva
descendente ya. Y este hombre mañana, estará en el medio de un páramo. Ya lo
conoce y lo contemplará otra vez.”
Asumo que así como este
disertante abusa de un sistema exótico y desusado, lo propio hago yo en tanto
aquí soy su marionetista. Ahora bien, en el público, hay gente divergente en
opiniones, como se colige de toda diversidad. Inician luego del monólogo un
diálogo, público y disertante, y allí se ve que unos pocos, una reducida
minoría, dice no comprender la utilidad del empleo de imágenes de la última
parte. Ocurre que el conferenciante, intentaba guiar al público asistente, y se
lo había ya adelantado, para que incorporasen esta técnica a fin de profundizar el avistaje de la realidad,
atravesando antes sus grietas, o cisuras, o hendijas que les permitieran
superar el aspecto superficial, para descubrir otras magnitudes. Y después de
repasar todas esas imágenes que había descripto con palabras, iba él a
referirse a lo no visto por el neófito, y no visto por un público que a su vez
es miembro de la comunidad, y explicarles que en todo lo no visto, advertido y
descubierto, había lo inclasificable que supo dañar al conjunto poblacional, de
cualquier sociedad y país. A esto, una reducida porción respondía, en este
imaginario, no conseguir entender esas imágenes, en función de los
interrogantes por el disertante expuestos, ni su utilidad. Pues, estimaríase
con esto, que a partir de esa anomalía, se desarrollarían quizás un día, desde
esa insensibilidad, y desde esa muy utilitaria concepción de la vida, a
personas violentas.
¿Adónde conducen estas
reflexiones? Bien, si un grupo de personas admite repugnar de la fraseología
del filósofo imaginado –no dicho por ellos literalmente así-, un conferenciante
que pretendía llevar o pretende, con el método delineado más arriba, a todos
los asistentes a otro plano, más naif, o más lúdico, entonces tenemos el caso
apuntado de una tal vez existente propensión, o no, a lo violento, entendido como
aquél que decidió saltear varias instancias en su afán de alcanzar lo que
pretendió, y al suprimir obligados pasos supo corromper muchas veces el tejido
social. Al repugnar ellos de una panorámica de tinte sino surrealista, cuanto
menos aceptante de un lienzo alterado de la realidad, al estilo de lo que
pudiera plasmar en una película Terry Gilliam, esos minoritarios grupos,
muchos allí dentro con gran formación,
se aburren de una pedagogía así que reemplace con autoridad, y de manera
distendida, a la ortodoxa. La repugnan y en eso puédese identificar a sujetos
de posible claudicación ante una diatriba de violencia.
Es lindo este popurrí pero las cosas hay que solucionarlas. Nadie ha podido
revertir en el pasado, a la semilla de maldad de los obsesivos en contradecir
lo que millones ven. Son enjambres los que sostienen, haciendo ellos
reflexiones sobre la vida, otras personas, que esto de tener cuerpos, tener
pasiones, deseos, extravagancias, o la vida social con todo lo concerniente a
esta, los cines por ejemplo, porque se han ocupado mucho de eso, es, todo lo
señalado, para ellos, denigrante y aborrecible y pecaminoso, y por ende,
refieren estos enjambres, debiera todo ello tratarse con absoluta asepsia,
aunque, la desintegración paulatina del mundo físico. Esto llegó a reclamarse
en el integrismo que hay de entre el discipulado del Buda por ejemplo, una
parte de ellos claro está.
¿Qué debe hacer
la sociedad liberal en lo político con este factor? Deduzco que antes de
empezar, quietud, luego ingenio, muchísima más modernidad, y acrecentar el
discurso con grandes ambiciones de justicia, aunque resulte irritativo, es
decir arrollador, porque luego de las atrocidades que han venido diciéndose en
este país de parte de los oscurantistas, se verá que sostener el refulgente
acento denunciador, es tan solo un poco de vida refrescante.
Lo dicho, en resumen, quiere
decir hacerse todos más cargo que antes, y continuar, esto es lo mejor.
*Escritor
Miembro de Asociación Desarrollo & Equidad
Miembro de Asociación Desarrollo & Equidad
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