El
pasado 13 de junio, el abogado Pablo Yurman difundió diversas "razones"
para oponerse a la nueva legislación sobre Identidad de Género.
Llamativamente, cada de sus razones, tomadas del revés, fueron
argumentos que hemos transmitido en el seminario de pregrado Producción
de subjetividad y Derechos Humanos, que con Analía Buzaglo damos en la
Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario.
El abogado en cuestión tituló su artículo: Cuando la mentira es la verdad. Sostiene como argumento que se da en todas las Facultades de Derecho para que se puedan entender los principios básicos del mismo que "si por hipótesis el Parlamento votara una ley que contradijera groseramente una verdad asumida universalmente, por ejemplo, si los diputados y senadores votaran que el sol sale por el oeste y se pone por el este, esa norma, pese a haber observado todas las formas reglamentarias, e incluso haber sido votada por unanimidad, sería insanablemente nula de nulidad absoluta". Es muy interesante el argumento. Primero, porque no creo que ningún parlamento de ningún lugar del mundo se ocupe de contradecir o afirmar las leyes de la naturaleza y segundo porque el sol no se mueve ni para occidente, ni para oriente, ni para el norte, ni para el sur. El sol, tal como afirmaron los científicos, desde Copérnico en adelante, no se mueve. La que se mueve es la tierra y nosotros tenemos la ilusión de que el sol, la luna, las estrellas, hacen su recorrido día a día. Galileo casi fue quemado por afirmar lo contrario de lo que al citado abogado todavía sostiene. Y casi lo queman porque en unas pocas palabras, en el libro de Josué, se relata que éste le pide a Jehová que detenga al sol para que lo beneficie en una batalla: "Sol, detente en Gabaón, y tú, Luna, en el valle de Ajalón". Palabras poéticas que nada tienen que ver con las ciencias astronómicas y menos aún con el derecho.
Conocemos el Ius naturalismo, pero sinceramente nunca lo hemos vinculado a las estrellas sino a una armonía entre lo que se consideran leyes de la naturaleza y las leyes de los hombres. Sabemos que la ley de gravedad, el movimiento de los planetas en nuestro sistema solar, el punto de ebullición, la fusión de los átomos, tienen que ver con un real que nos preexiste y que de todos modos la ciencia va conceptualizando con dificultades y diversos avatares en los que la política no está exenta.
Consideramos, desde una lectura crítica del derecho, que las leyes, y específicamente los derechos humanos, son producto de luchas sociales y tienen que ver con momentos históricos determinados. Que los sujetos, en tanto sujetos de la palabra, somos atravesados por una verdad que tiene estructura de ficción, como tempranamente lo descubriera Jeremy Bentham (17481832). ¿En qué ley de la naturaleza figura que la mayoría de edad es a los 18 o a los 21 años? ¿Quién determina que los familiares que murieron en un mismo accidente o catástrofe murieron al mismo tiempo a los fines de subsanar cuestiones hereditarias? (llamada teoría de los conmorientes), todas estas y muchas más son "ficciones jurídicas" con valor simbólico en la cultura.
El abogado en cuestión se refiere también a la trágica historia de los "gemelos Reimer" nacidos en Canadá en 1965, objetos de experimentación a manos del doctor John Money, quien acuñó el concepto de género. ¡Muy buen ejemplo de lo siniestro que es experimentar con seres humanos! Uno de los mellizos, luego de una mala praxis a raíz de una circuncisión ritual perdió el pene. Los desesperados padres se mudaron a la ciudad de residencia de Money en Estados Unidos, porque éste les propuso la delirante idea de convertir en mujer al bebé castrado. ¡No se le presentó mejor oportunidad de experimentar, desde la teoría conductista, dado que tenía al gemelo como testigo! No voy a abundar en detalles que se encuentran en Internet, pero el gemelo "testigo" devino esquizofrénico y murió por una sobredosis y el otro, que tuvo a lo largo de su vida tres nombres (Bruce, Brenda y David), se suicidó en el 2004. La legislación actual de identidad de género nada menciona respecto de experimentar con bebés, ni de cambiarles el genero según el deseo de los padres. Más bien está en las antípodas de todo esto. La ley se refiere a personas adultas y su deseo.
Ya en innumerables relatos bíblicos encontramos que el ser humano no hace caso a lo biológico, sino que hay algo vinculado al deseo, mucho más fuerte, que lo trasciende. Encontramos mujeres vírgenes que son madres, mujeres estériles que también lo son, hijos menores que compran su primogenitura por un plato de lentejas, en fin, ya en épocas remotas se consideraba el movimiento significante por encima de lo biológico. Siempre decimos que cuando Salomón decide quién era la verdadera madre entre las dos mujeres que se disputaban un bebé, no tenía elementos biológicos para determinarlo, sino que la mujer que podía renunciar a su hijo cuando él ordenó que lo cortaran por la mitad, era la que iba a poder darle vida. Si sólo nos manejáramos con lo natural, no existiría la adopción, no cocinaríamos la comida, no nos vestiríamos, ni enterraríamos a los muertos. Y a propósito de muertos, también hay ficciones científicas y jurídicas que determinan el momento de la muerte, para poder realizar trasplantes. Obviamente, los desarrollos científicos y los movimientos sociales plantean cambios, muchos de los cuales van mucho más lento de lo que la mayoría de la gente puede tolerar. No son éstos temas fáciles porque tenemos que ir en contra de prejuicios instalados en nosotros durante toda la vida. Pero la tolerancia por la diferencia, la prudencia a la hora de dar opiniones apresuradas cuando se trata de temas que afectan a tantas personas y la posibilidad de instalar debates sociales nos pulsan a seguir, contra viento y marea.
*Psicoanalista. Del Foro en Defensa de los Derechos Humanos del Colegio de Psicólogos de Santa Fe, segunda circunscripción. Docente invitada para el dictado del seminario de pregrado en la Facultad de Psicología de la UNR, Producción de subjetividad y DDHH. Creadora y coordinadora del ciclo Del derecho y del revés, que este año se dicta en el Museo de la Memoria.
Publicado en Rosario12
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