Los defensores de la llamada democracia representativa afirman que la
economía de mercado, la libertad de prensa y el pluripartidismo son
esenciales para que exista una verdadera democracia. Hay que darle libertad al mercado para que este sea el que se
autorregule, afirman. El mercado, alegan, es algo así como un súper ser
que sabe lo que tiene que hacer para mantener estable la economía. La
oferta y la demanda tienen su propio control interno. Según estas
personas, funcionan como un reloj suizo.
Para este tipo de pensamiento, el mercado es casi mágico, saca las
soluciones a los problemas económicos como un mago saca palomas de un
sombrero y la famosa afirmación de Adam Smith, el dejar pasar, dejar
hacer, es como un dogma religioso.
Así es que el libre mercado es un pilar fundamental de la democracia
representativa. También lo es la libertad de prensa, esa misma libertad
de prensa que no es más que la libertad de empresa, ya que son los
dueños de los medios de comunicación los que deciden lo que se dice o
no, y lo que se publica o no en los grandes medios. ¿Libertad de prensa?
Eso no existe, sencillamente, porque quienes controlan los medios
controlan las informaciones que salen a la luz pública, por lo tanto, la
información no sale libremente y los periodistas se encuentran
limitados en sus opiniones.
No es nada extraño que eso suceda en cualquier país, lo extraño es
que alguien se dé golpes de pecho defendiendo la tan cacareada libertad
de prensa. Ahí esta la «famosa» Sociedad Interamericana de Prensa (SIP),
que no es más que un club en donde, de vez en cuando, se reúnen los
dueños de los grandes medios y sus principales empleados para pontificar
sobre esa libertad de prensa.
Mucho se habla de que únicamente puede existir democracia si
existe pluripartidismo. El solo hecho de que en un país exista más de un
partido político no quiere necesariamente decir que hay democracia. En
muchos países donde se dice que existe el sistema multipartidista, lo
que en realidad existe en el fondo es un partido con diferentes alas.
Los distintos partidos que se forman para ir a las elecciones piensan,
actúan y gobiernan de la misma forma, apenas con una mínima
discrepancia. Por ejemplo, en España, lo mismo da un partido socialista
que un partido popular. Cuando están en el poder, gobiernan igual, lo
mismo que cuando están en la oposición.
En Estados Unidos no hay nada más parecido a un demócrata que un
republicano. Se pueden decir mil cosas diferentes durante las campañas
electorales, pero cuando llegan al poder gobiernan de igual forma.
Cuadran la caja de la misma manera.
Bush le dio 700 000 millones de dólares a los banqueros republicanos
para supuestamente resolver la crisis económica -ya sabemos adónde fue a
parar esa enorme cantidad de dinero-, y poco tiempo después Obama les
dio 800 000.
En política internacional los republicanos llevaron la guerra a Iraq y Afganistán,
llegaron los demócratas y no solo la mantuvieron sino que abrieron
otros frentes. Como decían en mi pueblo, lo mismo da Juana que su
hermana. ¿Se puede uno imaginar la cantidad de dinero que se ahorraría
el país si solo hubiera una convención nacional del partido para escoger
entre las diferentes tendencias dentro del mismo? Por lo pronto, no
habría que hacer esas largas campañas para las nominaciones, ni gastar
esas cantidades tan inmensas de dinero. Así fue al principio de la
Nación.
Ni George Washington, ni John Adams hicieron campañas políticas para
ser elegidos presidentes del país. Ahora, no se acaba una campaña
electoral para la presidencia cuando ya está empezando la siguiente.
Aquí los presidentes siempre están haciendo política. Cuando no están
aspirando al cargo, están haciendo campaña por su sucesor. El hecho es
que, la mayor parte del tiempo de su primera administración, la pasan
los presidentes recaudando dinero para la reelección. ¿No sería mejor
que, en vez de solo cuatro años, los presidentes tuvieran más tiempo en
sus cargos? Y como la mayor parte de la población no vota en las
elecciones, ¿no sería más conveniente y más barato que un solo partido
internamente escogiera dos candidatos y los presentaran a los electores
para que estos escogiesen? Para la leche que da la vaca, que se la tome
el ternero.
*Periodista radicado en Miami
Publicado en Cubadebate
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