Hemos escuchado mil veces la frase “me dormí supertarde trabajando”.
Lo lamentable de esta afirmación es que hay personas que creen que, por haber renunciado al descanso, el trabajo ha sido bien hecho.
Peor aún, algunos pretenden, pese a no haber terminado la tarea que le había sido asignada, que le paguen porque el trabajo fue difícil. Si bien el esfuerzo es parte fundamental del desarrollo personal y profesional, no lo es todo, es sólo una parte del trabajo.
El esfuerzo debe ser orientado a generar un resultado, de lo contrario, el esfuerzo no habrá valido la pena.
El trabajador. En este caso, puedo mencionar como ejemplo a un amigo que cada vez que tenía que visitar a algún cliente de la empresa para la que trabajaba se pasaba horas sentado detrás de la computadora preparando su tema para definir su presentación. Su jefe lo catalogaba como una persona trabajadora, siempre terminaba a tiempo y bien preparado, no importaba que tuviera que dejar de dormir.
Lo que llama la atención en este caso en particular es que la presentación siempre era sobre el mismo tema, con algunos pequeños ajustes dependiendo del cliente, pero siempre contenía información muy similar.
Una presentación que contara con todos los requisitos necesarios para cualquier cliente, y que, a partir de la misma se armara la que fuera necesaria como arquetipo, le hubiera ahorrado muchas horas de trabajo repetido. El problema es que en cambio perdería el calificativo de “trabajador”.
En realidad, si se hubiera enfocado en el resultado más que en el esfuerzo hubiera podido dedicarse mejor a buscar más clientes.
El experto. En una reunión en una escuela, se encontraban varios maestros discutiendo el tema del aprendizaje. La intención era aumentar el saber de los alumnos y que este punto se reflejara en los promedios.
Durante el encuentro, uno de los maestros presentes hizo una crítica a la forma de enseñar que se aplicaba en esa escuela hasta ese momento. Una maestra de la “vieja escuela” se ofendió por dicha crítica, argumentando que llevaba 20 años en esa institución como maestra y no aceptaba que alguien le fuera a señalar cómo hacer las cosas. Efectivamente, se trataba de una de las docentes de mayor antigüedad, pero esto no necesariamente significa que era la maestra más calificada o mejor preparada.
Con frecuencia, solemos confundir tiempo de permanencia con experiencia. Sin embargo, estar 20 años en un trabajo no necesariamente dan 20 años de experiencia, ya que también debemos considerar que puede ser 1 año repetido 20 veces. Si realmente tuviera 20 años de experiencias, entonces, por qué los alumnos siguen sin realmente aprender. De nuevo, se le da más peso e importancia a cuánto tiempo llevamos en el trabajo y no realmente a cuál es el resultado.
El inteligente. Algunos alumnos que asisten regularmente a clase y hacen todos sus trabajos, se quejan de aquellos que faltan pero aun así sacan buenas calificaciones. Especialmente en programas donde algunos tienen un empleo y entonces la escuela es más flexible con las asistencias. “¿Cómo puede sacar 10 si no viene?” Si estuviéramos hablando del nivel primario, yo estaría de acuerdo con este cuestionamiento por la formación.
Pero en el nivel universitario, con jóvenes que ya trabajan, las cosas funcionan de un modo diferente. Hay gente que por su experiencia puede entender mejor ciertos temas, tiene facilidad para ellos o simplemente estudia y se pone al corriente en su casa. Nuevamente, nos enfocamos más en el tiempo invertido en lograr el aprendizaje que en el aprendizaje en sí mismo.
En fin, se podrían citar muchos ejemplos más de cómo la cultura en general se enfoca en el esfuerzo perdiendo de vista el resultado. Pero a ninguna persona le gustaría escuchar que un doctor, después de una operación de 8 horas, dijera que como ya se esforzó mucho, su operación es un éxito, aunque no ha llegado a suturar a su paciente. Dicho de otra manera, el esfuerzo realizado para la obtención de un resultado no tendrá validez si no se logra la meta planeada. Sólo así entonces el esfuerzo se transformará en la mayor satisfacción.
por Jorge de la Vega
Presidente de la consultora y productora JVP
Publicado en ElArgentino.com
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