miércoles, 5 de marzo de 2014

LA OCULTA CRISIS DE LA EDUCACIÓN EN SANTA FE

Imagen www.ellitoral.com
Por Fernando J. Pisani*

Todos reconocemos la importancia que tiene la Educación. Educadores, políticos de todos los signos, funcionarios, periodistas y gente de a pie como la mayoría de nosotros y nosotras, coincide que tanto el futuro de cualquier niño o niña, así como el futuro de los pueblos y naciones, depende de cuán buena educación reciba. No es la única variable, diremos también todos, pero es fundamental. Sin embargo rara somos consecuentes con aquellas afirmaciones, y hasta actuamos en contra.

Hace más de treinta años diversos especialistas, teóricos y personas genuinamente involucradas con la Educación reconocen la existencia de una crisis y que el sistema educativo no da las mejores respuestas a las demandas de la sociedad.
La misma reforma que se plasmó con Ley Federal de Educación (N° 24195/1993), que fue un duro ataque contra la Educación en general, y contra la Educación pública y la Educación Técnica en particular, se hizo en nombre de resolver la crisis educativa y modificar la baja calidad de los diversos aprendizajes.
Si alguien tiene dudas del nivel educativo actual, busque en alguna librería de libros usados el "Manual de Ingreso del Estudiante" que se usaba para prepararse para ingresar al Secundario hace cincuenta o más años, es decir, para nenes y nenas que sólo tenían la primaria aprobada (o por aprobar) y que pretendían ingresar al primer año de una escuela secundaria. Sobre esos ejercicios propuestos, tomen pruebas a alumnos de los últimos años de la escuela media actual y háganle las preguntas de Lengua, Matemática, Historia, etc. que allí figuraban y verán que aquellos alumnos que terminaban la primaria en la década del cincuenta o sesenta, podían dar respuestas que hoy no las conocen los que están terminando el nivel secundario. Por supuesto que eran otras épocas y muy pocos entraban a la secundaria pues este nivel aún tenía la impronta elitista de los Colegios Nacionales. Pero lo cierto es que buena parte de los alumnos que terminan hoy los niveles primario y secundario no tienen los conocimientos, habilidades y competencias que se supone deberían darle esos niveles y más aún en un mundo que se ha complejizado.
Durante el imperio de la Ley Federal de Educación, (que abreviaremos como LFE), si bien se incrementó la cantidad de alumnos en el sistema educativo, empeoró el tema de la calidad educativa (además de hacer desaparecer la Escuela Técnica y los títulos Técnicos de nivel medio, coherente con un modelo de país que no necesita de industrias ni independencia económica; o de rebajar la carga horaria de Historia y otras materias fundamentales, entre otros desaguisados).
Pero luego de la crisis del 2001, gracias a las medidas adoptadas por el gobierno de Néstor Kirchner a partir del 2004, se pudo empezar a cambiar aquella dramática situación con leyes nacionales importantes, unas para mejorar el presupuesto y salario docente; otras para cambiar lo educativo estricto. De las últimas: en el 2005 con la Ley de Educación Técnico Profesional que ponía nuevamente de pie a las Escuelas Técnicas; y en el 2006 eliminando la LFE y estableciendo una nueva ley Nacional de Educación que entre otras cuestiones fundamentales establecía que el nivel secundario era obligatorio para todos los habitantes de este suelo argentino. Pero vivimos en un país federal, eso significa que cada provincia es quien define en última instancia qué hace con lo educativo. 2
Y así tenemos que Santa Fe dejó pasar años y años sin mover un dedo por terminar con la LFE. Con Binner se continuaron los mismos planes de estudio de la LFE. Por ejemplo Santa Fe siguió manteniendo y defendiendo la misma política del neoliberalismo de los noventa respecto a las Escuelas Técnicas. En realidad en los noventa los diputados socialistas y radicales (y peronistas) habían apoyado y votado la eliminación de las escuelas técnicas, con los resultados conocidos. Pero conociendo esos resultados, era de esperar que cambiaran en la votación por restituir a la educación técnica en el 2005, cuando se discutió la nueva ley. Pero no. En el 2005 también votaron en contra de la restitución de la Educación Técnica. Pero por suerte perdieron. Pero al ganar la gobernación de Santa Fe en el 2007 hicieron todo lo que pudieron para no aplicarla y mantuvieron los mismos planes de estudio de la LFE (en la primaria, secundaria y educación técnica). Cuatro años perdidos que obviamente lo pagan los alumnos y sus aprendizajes. Luego siguió el socialista Bonfatti continuando "la obra" de su mentor, aunque finalmente no pudieron más ignorar que debían cambiarse las cosas: y lo hizo de la peor manera, sin dar participación real a las escuelas y manteniendo varios de los principios de la LFE.
Con la LFE la escuela pasó a considerarse fundamentalmente "contenedora", es decir, el objetivo principal y excluyente era que los chicos permanecieran en la escuela. Por ej. en los noventa se bajó la nota para aprobar (de 7 a 6) o se propició que en algunos años se pasara automáticamente al curso superior sin ningún tipo de exigencia. Con Obeid en el 2004-5, aún con la LFE vigente, se trataron de corregir algunos aspectos, como el tema de retener con calidad y se restableció el 7 como nota de aprobación. Bajo la administración de Binner-Bonfatti se volvió para atrás en muchas de las medidas tomadas para contrarrestar los males de la LFE, entre otras estableciendo nuevamente que se aprueba con seis, dando un claro mensaje negativo a alumnos y la sociedad. No es necesario fundamentar que haciendo pasar a estudiantes al año superior sin los conocimientos básicos de ese año, o limitándolos, a medida que el estudiante avanza de año se le hace cada vez más difícil entender los contenidos de los años superiores, por lo que se incrementa el número materias que se llevan a rendir año a año, aumenta la repitencia y finalmente se produce el abandono. Es decir, la política que hace eje en una escuela contenedora tiene dos resultados: estafa a los alumnos y a la sociedad con lo que certifica a los estudiantes que terminan, e incrementa el número de repitencia y de expulsados del sistema educativo.
La alianza socialista-radical santafesina siguió también limitando la enseñanza de materias como Historia, impulsaron el pasaje automático de un año al siguiente en ciertos grados y no se revisaron a fondo los procesos de enseñanza-aprendizaje de magros resultados que se venían dando en los últimos 30 años (por poner una cifra)
Y así podríamos hacer una larga lista de despropósitos y desprolijidades que se cometieron -y cometen- en la educación santafesina, incluyendo llamados a concurso para cubrir materias y cargos sin corregir los vicios anteriores, con arbitrariedades e injusticias de todo tipo que no tiene caso detallar
(Para poner sólo un ejemplo en la carrera de Construcciones -Técnico en Construcciones y Maestro Mayor de Obras, para materias técnicas relacionadas con la asignatura, en los escalafonamientos se habilita a que las mismas puedan dictarlas los Contadores Públicos, Profesores en Contabilidad, Maestros en Educación Básica de manera tal que puedan relegar por ejemplo a Arquitectos, Ingenieros Civiles, etc. si tienen los primeros un poco más de antigüedad en la docencia o asistieron a más cursos generales, desmereciendo la formación técnica específica que necesitan 3
quienes se recibirán de Maestro Mayor de Obras. Lo que efectivamente ocurrió en este último concurso del 2013. Esa, y otras, son formas de vaciar a la escuela técnica y desmerecer la formación del técnico que nuestro país necesita)
Pero el problema de la educación santafesina es mucho más grave y, para peor, queda oculto o en la penumbra. Y tampoco es responsabilidad exclusiva del gobierno provincial (actual y pasados) y de sus funcionarios: toda la sociedad está involucrada. Porque en realidad aquella frase que inicia el escrito y que todo el mundo acuerda, manifestando que la educación es fundamental, debe hacernos recordar otra frase: "Res non verba" no significa que las vacas no hablan. Justamente lo que necesitamos en educación son hechos, no palabras.
Sin considerar, pero sabiendo que existen excepciones, en la realidad, en los hechos, que es lo que verdaderamente cuenta, la Educación es poco importante para la mayoría de la población. Sino no podría explicarse por qué se votó a Memen en la segunda vez, cuando su política educativa fue nefasta en su primer mandato. Lo mismo con la segunda elección de Reutemann, o con la continuidad de Binner en Bonffati por similares motivos.
Pero tampoco es el tema del voto. ¿Por qué es importante la educación? ¿qué piensa cada uno qué es lo importante en lo educativo? ¿Qué implica que el sistema educativo funcione razonablemente bien?
Si bien toda generalización suele ser injusta, un buen porcentaje de los actores del sistema educativo y del resto de la sociedad puede ser descripto de la siguiente manera:
El gobierno -de cualquier provincia- aspira fundamentalmente a no tener conflictos, a poder pagar los salarios, a que haya orden, a tener los chicos en la escuela la máxima cantidad de días y a que nadie haga olas. Los sindicatos docentes básicamente se preocupan por mejorar los salarios docentes y en segundo lugar las condiciones de trabajo. Los directivos por mantener o incrementar la matrícula, no estar agobiados por tareas burocráticas que les imponen sus superiores y no tener conflictos en la escuela. Los docentes, además de recibir un salario justo y poder trabajar en un ambiente apropiado, quieren no tener problemas con los alumnos, con las autoridades de la escuela, con los padres, conservar el trabajo -e incrementarlo si no alcanzaron el límite máximo- y que puedan enseñar en paz, sin tanto estrés. Los padres quieren que sus hijos vayan a la escuela, reciban las clases todos los días, aprueben las materias y pasen de año. Los alumnos y alumnas pasarla bien, no aburrirse demasiado, zafar y pasar de año. Y el resto de la sociedad que no está directamente involucrada más o menos estima lo mismo. Y en estas aspiraciones y reclamos, o mejor dicho en su limitación y estrechas miras, está gran parte del drama de la educación santafesina y argentina.
Si uno pregunta cuál es la función principal de la escuela, sin dudas una buena parte de la población, incluso de docentes, responderá: enseñar. Y en todo caso agregarán "y formar". Cuando se pregunta cuál sería un buen docente rápidamente se respondería "aquel que enseña bien". Si uno busca en el diccionario qué significa Escuela la primera y más conocida definición es "Establecimiento público donde se da a los niños la instrucción primaria" y la segunda "Establecimiento público donde se da cualquier género de instrucción" 4
Mientras creamos que la función principal de la escuela y del docente es la de enseñar o de impartir instrucción, no existirá solución para el drama educativo, y más aún si quienes creen esto son los encargados de definir las políticas educativas y de aplicarlas.
La Escuela orientada por esas concepciones fue un avance frente a la ausencia de la enseñanza pública obligatoria, pero con los años fue poniendo en evidencia su techo, sus limitaciones, su inadecuación a las demandas de la época actual.
La principal función de la escuela y la principal tarea del docente es -en realidad debería ser- que los alumnos y alumnas aprendan. Y no es un juego de palabras o una cuestión semántica. Si lo fundamental es enseñar, la cuestión entonces pasa por definir los contenidos y trasmitirlos bien. Yo di clases, las di bien. Si los alumnos no aprendieron es problema en primer lugar de ellos, yo enseñé bien. Por eso son los alumnos los que fracasan: llevarse a rendir la materia, al repetir grado, abandonar la escuela. En cambio si la función principal de la escuela y de los docentes es que los alumnos y alumnas aprendan, si no lo hacen, la principal causa del fracaso es de la escuela y del docente. Somos nosotros, los adultos, los que fracasamos no los alumnos. Por eso también se habla de abandono escolar y no de expulsión escolar, como se debería. Forma parte de la política extendida de siempre echarle la culpa al otro. O los ejes pasan a ser los contenidos -qué dar, cómo dar, cómo darlos-, y no los aprendizajes -qué deben aprender, cómo hacer para que aprendan, como garantizar el aprendizaje.
Pensando así a la escuela aparecen otro conjunto de preguntas y de la necesidad de darles respuestas, entre otras: ¿qué deben aprender? ¿cuáles son las habilidades y competencias que deben adquirir? ¿Cómo se expresa ello en cada día de mi clase y de los temas que trato?
Naturalmente este escrito no pretende entrar en todos esos temas, sólo marcar que hace más de cincuenta años que se conoce que la causa principal (aparte de la económica y social, obviamente determinantes) por las cuales fracasan quienes quieren ingresar en la Universidad y no se resuelven. Ellas son: no saben resolver problemas, no saben interpretar texto (ni lo escrito ni otros "textos"), no saben expresarse bien oral y por escrito, y no saben estudiar. Y estamos hablando de alumnos y alumnas que pasaron más de 12 años en el sistema educativo, yendo de lunes a viernes a la escuela todos los años, no menos de 160 días por año.
No hay autocrítica, no hay política educativa que dé cuenta de esa situación. Es más, se gasta plata, recursos y creatividad en "resolver" cuestiones que en realidad son producidas por la propia negligencia de las políticas educativas. Por ejemplo asistiremos a costosas campañas y programas para recuperar a los jóvenes que abandonaron a la escuela. Está bárbaro y está bien. ¿Pero nunca se pusieron a pensar que es mucho más fácil y menos costoso trabajar para que no haya tanta repitencia y abandono y que se pueda retener con calidad?
Cualquier docente y cualquier escuela saben que es mucho más fácil lograr que un chico no se vaya que intentar recuperarlo luego de tres, cuatro o cinco años de que abandonó el sistema educativo. Y en todo caso son los mismos alumnos que para no tener que hacer los cinco o seis años de la secundaria abandonan la escuela porque tienen un amigo o un pariente que en la mitad de tiempo logra el certificado de la secundaria aprobada en un EEMPA (Escuela de Enseñanza Media Para Adultos), incluso son admitidos sin ser adultos. Lo que no saben es que muchos de esos certificados, o incluso títulos, están vacíos de contenido: certifican habilidades y competencias que no tienen, que el sistema educativo no les dio. Y son ellos los primeros estafados. Y este tipo de políticas educativas, que aún son hegemónicas, constituyen 5
una verdadera estafa a la sociedad. Pero también hay que reconocer que buena parte de la sociedad quiere o hace las cosas para ser estafada.
Y no me refiero solamente a muchos padres que en vez de exigir a sus hijos que estudien van a la escuela a exigir que aprueben a sus hijos a toda costa (incluso agrediendo a docentes). O que votan a frentes o candidatos que han demostrado que en educación hacen la plancha o peor aún, la hunden más (aunque exhiban cifras de "realizaciones" y jamás señalan las cifras de la verdadera función de la escuela).
Pongamos un simple ejemplo y permítaseme simplificarlo para no alargar el texto. Vimos que un aprendizaje fundamental que no logran es a interpretar texto. Ello se debe a varios motivos concatenados: pobreza de vocabulario, no saber conceptualizar ni abstraer correctamente, no saber relacionar lo que se dice y sus implicancias (que también está vinculado a no entender lo que es una problemática y poder hipotetizar acerca de sus posibles soluciones y cuándo no lo son... y no sigo.
Hablemos de pobreza de vocabulario, pues el pensamiento complejo no se puede dar por medio de imágenes sino de palabras y conceptos y obviamente depende de las palabras que manejemos.
De las más de 250,000 palabras que tenemos en el idioma castellano la mayoría al hablar usa menos de 1000 palabras (los jóvenes muchas veces no llegan a las 400) y probablemente entiendan unas mil o dos mil más. Obviamente esto limita el pensamiento y el nivel de comprensión. Hace unos años hice una encuesta en varios quintos años del polimodal de distintas escuelas de rosario, ninguna de la periferia. Y entre otras preguntas puse veinte palabras para que al lado pusieran qué creían que significaban. Nadie puso el significado de más de 11 de esas palabras y la mayoría sólo respondió moderadamente bien al significado de 4 de esas 20 palabras. Y esas palabras las saqué del Preámbulo de la Constitución Argentina, que es un tema obligado que seguramente le enseñaron e hicieron leer y estudiar y hasta recitar. El lenguaje de la televisión es igualmente pobre en cantidad y calidad y nadie parece darse cuenta de la gravedad del asunto y menos aún de cómo contrarrestarlo.
Es lógico y entendible que los políticos y partidos que han sido cooptados hace años por el neoliberalismo no vean o no les interese una visión distinta de la educación y sus problemas y soluciones. Ya hace años que el socialismo ha sido formateado por el neoliberalismo (y si no ver lo que hacen cuando tienen el poder en Europa), lo mismo que el radicalismo. Es un fenómeno mundial del cual el peronismo no estuvo exento ni antes (la época menemista donde fue la vanguardia neoliberal) ni ahora (peronismo renovador, federal, etc.). Pero no es tan lógico que quienes se posicionan enfrente del neoliberalismo, o la población trabajadora -o la excluida- sigan sin transformar en hechos y coherencia aquella afirmación de que la buena educación es clave para el desarrollo de las personas y de nuestros pueblos.
Hay una agenda que cambiar, hay una agenda por instalar. Hay problemas graves e importantes que analizar y resolver. De usted depende.

*www.intercol.org.ar/fjpisani

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