viernes, 21 de junio de 2019

COMISIONADO PARA EL HORROR

Imagen de "La Vanguardia"
Por Roberto Marra
El ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) tiene como definición ser “el organismo de las Naciones Unidas encargado de proteger a los refugiados y desplazados por persecuciones o conflictos, y promover soluciones duraderas a su situación, mediante el reasentamiento voluntario en su país de origen o en el de acogida”. Sin embargo, a la luz de los hechos acaecidos todos los días en el Mundo, no parece que sean cumplidos esos objetivos declamados, salvo en lo formal de algunas acciones dadivosas que el mismo organismo muestra como el sumun de los actos solidarios.
No resulta extraño que un órgano de las Naciones Unidas se convierta solo en refugio (vaya la paradoja) de algunos personajes que se creen más de lo que son y que hacen mucho menos de lo que debieran, dados los espeluznantes hechos que se registran cada día en el tema de los refugiados. Con más palabreríos que buenas actitudes, con más declaraciones que solidaridades concretas y efectivas, este ámbito de pretendida actividad salvadora de personas que huyen de las peores calamidades que podamos imaginar, termina por ser utilizado para las oscuras maniobras geopolíticas del imperio, cuando éste pretende asignar a sus enemigos ideológicos las maldades más extremas, señalando “abandonos sociales” que no son tales y “huidas de tiranías” que se parecen demasiado a simples migraciones de orígen económico, las cuales son, además, provocadas por el accionar perverso de los bloqueos que el mismo imperio y sus cómplices regionales promueven.
Por supuesto, la profusión de imágenes de supuestos “desplazados” en la fronteras, con los consabidos relatos lacrimógenos de los periodistas del Poder, ayudan a generar y difundir la idea de un “desastre humanitario” en los países en los que necesitan destruir procesos independientes de sus designios, esos que enarbolan lógicas actitudes soberanas de sus Pueblos decididos a construir sus propios destinos.
Claro que se encargan de ocultar o tergiversar lo que sucede en sus propias cercanías. Los miles de ahogados en el Mediterraneo, fruto del abandono de los gobiernos títeres que se han corrido tanto a la derecha que Hitler parece un “buen hombre”, no son noticia para las cadenas de las mentiras programadas. Los muertos, en tanto negros y pobres, no significan rédito alguno para las mentes excecrables de quienes manejan los destinos de esa Europa que todavía se pretende el “centro de la humanidad”, cuando resulta ser un simple amontonamiento de historias falaces que ayudaron a su dominio cultural en el África que ahora le envía estos “cargamentos” de desesperados en busca de refugios, que el ACNUR nunca termina por resolver, incumpliendo los supuestos objetivos que miente tener.
Mejor se ocupan de Venezuela. Es más práctico y les queda más cerca. Allí toda mentira es útil a la hora de construir un imaginario de miserias que no son tales, o desesperaciones que solo pueden resultar ciertas, cuando ellos construyen el escenario que las impulsen, provocando gérmenes de violencias que resulten valiosas para sus amos imperiales y sus necesidades de destrucción de las instituciones de esa Nación.
Millones de personas mueren al año por hambre y enfermedades evitables con la simple presencia del agua. Millones de seres humanos se desplazan no “voluntariamente”, sino por necesidad extrema de sobrevivencia, mientras estos “altos comisionados” se reúnen en lujosos hoteles para discutir la “cuadratura del círculo”. Allí elaboran sus planes siniestros, donde calculan los muertos que resultarán de sus actos despreciables, simples “daños colaterales” producto de sus connivencias con los poderosos del Planeta, que utilizan sus “servicios humanitarios” para desalojar los ricos territorios donde propagan enfermedades y guerras, el verdadero orígen de las desesperadas huidas de sus habitantes.
Después aparecerán algunos voluntarios, tratando de apaciguar los dolores inconmensurables de los pobres de toda pobreza, a los que introducen en carpas y campos de concentración, donde reproducen aún más, si esto fuera posible, los padecimientos que los atraviesan durante toda sus existencias.
Sobrevendrán más desgracias, “convenientemente” tapadas por la “gran prensa”, aparecerán los ataques despiadados de energúmenos nazis de esos países de la Europa insolidaria y expulsiva, convertida en reducto de imaginarios ya desaparecidos y horrores consumados para el solo deleite de los dueños del Mundo, mientras el “alto comisionado” paseará por las fronteras en busca de alguna foto con refugiados, tratando de lavar sus perversiones y consolidar la imágen de un “humanismo” que no siente, refugiado, él mismo, en el seno obsceno del imperio.

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