martes, 11 de junio de 2019

EL REMATE DE LA PATRIA

Imagen de "Urgente 24"
Por Roberto Marra
La palabra “Patria” está muy devaluada por estos tiempos de adhesiones a designios ajenos y culturas importadas. Los sentimientos hacia el lugar donde nacimos están atravesados por denuestos creados al efecto por quienes nos necesitan adherentes a sus proyectos de avasallamiento disimulado bajo el manto de la democracia, ese sistema político que nos hace creer que elegimos nuestro destino, cuando simplemente optamos por el mal menor (o el mayor) en cada tiempo.
Nos convencen con demasiada facilidad, al tener cooptados los sistemas educativos, donde comienza a morir el instintivo sentimiento patriótico, gracias a la adopción de patrones ideológicos que desconectan la vida cotidiana de los que debieran ser paradigmas inconmovibles de los habitantes de nuestra Nación. Se enseña parcializadamente cada tema, se desabastece de conocimientos profundos sobre lo que realmente importa de nuestra historia, a sabiendas mal contada, sostenida en creaciones ficcionadas de aquellos acontecimientos y protagonistas que le dieron título a la Patria, convertidos en simples actores de una pobre dramatización de teatralización escolar.
Las Malvinas son el sumun de la desvergüenza en ese latrocinio de nuestra identidad, convertida solo en la “simple” tumba de soldados valerosos, pero olvidados por las mayorías dependientes de las palabras ordenadas por las pantallas de la obscenidad mediática. Son el recurso discursivo de los patrioteros falaces en busca de réditos electorales, o la mala narrativa de periodistas de medio pelo, carroñeros de palabras y sentidos que no pueden sostener con sus acciones depredantes de la verdad. Son el lejano recuerdo de algo que nos pasó en tiempos donde todo podía pasar, menos sobrevivir, pasado por la trituradora de sentimientos del capitalismo salvaje que todo lo reduce al rédito.
Como era de esperarse de los actuales aprendices de diablo instalados en el gobierno, también vinieron por el fin del último reducto territorial que, aunque solo en palabras, mantenía atado algo del sentido patriótico a los corazones argentinos, aunque más no sea con ese criterio de mundial de fútbol de himno bastardeado. Otro negocio, otra prebendaria manera de elevar sus fortunas mal habidas, otro acto de indignidad vendepatria, palabra que aquí expresa mucho más que una simple forma de considerar sus pensamientos.
Efectivamente, venden la Patria. La lotean y le ponen el cartelito de la oferta dos por uno, con una bandera de remate con los colores de la “union flag”, que se alza sin tapujos ante nuestra vista en la costas del Mar Argentino, sostenida y abrazada con fervorosa pasión dineraria por la horda de rapiñeros que manejan los destinos de nuestra desvencijada Nación, con el único fin de saquear, reducir y descuartizar nuestras riquezas, poniéndolas al servicio de sus amos ideológicos.
Se reúnen, además, con otros personajes de sus mismas layas, esos gobernantes nacidos al calor de las peores corrupciones judiciales y mediáticas, fruto de la aplicación de las estrategias colonizadoras, que siempre comienzan por las conciencias ablandadas a fuerza del machaque diario con palabras... o palos. Avanzan sobre los derechos y los hacen añicos, martirizando el futuro que ya casi ni se puede soñar, ocupados como estamos en sobrevivir en la batalla cotidiana contra el hambre.
Nada parecen importar los centenares de muertos enterrados en Malvinas. Mucho menos los tantos que terminaron con sus vidas en medio de la ignorancia y el menosprecio de los atontados por la parafernalia del imperio, seducidos por las “campanitas” oligárquicas que les llamaron a olvidar la pertenencia nacional y el sentido último de las Islas, ahora en proceso de remate. Son los que caminan con orgullo con remeras impresas con la bandera de quienes troncaron las vidas de tantos patriotas de verdad y le hicieron un tajo a nuestra historia, otra vez contada a medias, otra vez atada a un imperio que no es más que un remedo maltrecho del que fuera.
Cabe esperar otros tiempos, donde se retome el sentido en las almas adormecidas de los habitantes de este territorio maltratado y secuestrado por los viejos fabricantes de miserias, esos que nacieron robando tierras ajenas para terminar rematándolas al mismo postor que los sostuvo en sus comienzos. Resulta imperioso retomar el camino olvidado detrás de los escarnios sufridos en nombre de riquezas nunca obtenidas, para finalizar, por fin, con tanta venalidad y tanto desatino, reconstruyendo los cimientos de los sueños libertarios, para honrar, como se debe, a los mejores hijos de la Patria.

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