Imagen de "Goal.com" |
La
distracción forma parte de todos los deportes. La gambeta en el
futbol, tratando de hacerle creer al rival que la pelota irá para el
lado contrario a donde en realidad se deslizará, es una de las
sustancias de ese popular juego. En el automovilismo existe algo
parecido, cuando quien persigue a un competidor hace como que lo va a
intentar pasar por un lado y de pronto cambia su trayectoria y
desorienta al rival.
También
en la política, esa imprescindible actividad humana transformada a
veces en otro “deporte”, se suele utilizar la distracción para
que no se conozcan los verdaderos objetivos que se pretenden
alcanzar. Entonces aparecen las operaciones mediáticas, donde se
habla hasta el hartazgo de temas y personas que no significan nada
para los intereses reales del Pueblo mientras, subrepticiamente,
sucede lo que en realidad importa.
Una
de las gambeteadoras por excelencia en este mundillo de la
politiquería mediatizada, es la diputada Carrió, ahora electa
senadora. Mascarón de proa de un gobierno acostumbrado a engañar,
cumple con su sucia tarea distractiva a la perfección, acompañada
por el periodismo de toda laya, que pasa horas hablando sobre las
bestialidades de esa energúmena social, mientras suceden hechos que
cambian de verdad la vida de millones de personas, bajando salarios,
atrasando jubilaciones o disminuyendo presupuestos de salud y
educación, entre otras linduras.
Llama
la atención que algunos honorables miembros de ese mundo de la
crónica diaria, caigan en tan evidentes piruetas de la abominable
chaqueña, cuando está a la vista su objetivo. Más todavía resulta
inaceptable la participación estúpida de muchos políticos de
mejores prosapias en esos paneles vergonzosos, donde la idiotez
mediática prevalece sobre la degradación de las necesidades reales
de la población.
Los
escandaletes de Carrió pasan, pero los dramas provocados por las
medidas que ocultaron, quedan. Cuando se descubre la burla, los
burlados intentarán reaccionar, aunque tarde. La pelota ya habrá
pasado y nos meterán otro gol en este partido que estamos perdiendo
por goleada.
Pero,
al igual que en el popular deporte, es posible dar vuelta el
resultado. Para eso, el camino será poner los mejores jugadores en
la cancha, capaces de ignorar los contorneos de los falsificadores de
la verdad y avanzar masivamente hacia el arco de la nueva
oportunidad. Esa que, tal como la pelota de Maradona, no deberá
mancharse jamás por las sucias maniobras de los dinosaurios
políticos y la vergüenza de los traidores de ocasión.
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