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Una de ellas es el debate sobre el endeudamiento externo, planteado
siempre en términos de palomas y halcones. Es decir, los que quieren
volver a los mercados externos a como dé lugar y aquellos que, antes de
tocar un dólar, se cortan una mano. Pero la realidad efectiva impone
lógicas que no son ni las de los medios ni las de los claustros
académicos, y la responsabilidad de un gobernante que apunta a destrabar
los problemas del desarrollo económico y social no es detenerse en
defender posiciones irreductibles, sino avanzar en soluciones.
En términos de la disputa pública, las posiciones son mostradas como
antinomias futboleras entre aquellos partidarios del "market friendly"
(amigables con los "mercados") versus los estatistas seriales. Pero la
realidad es más compleja y, generalmente, deja en ridículo a las
posiciones envalentonadas y altisonantes de muchos a los que les gusta
más hablar que hacer. En estas páginas hemos reafirmado la necesidad de
precisar puntualmente la finalidad del endeudamiento externo. Si se
destina al desarrollo y para sortear las trabas que nos impiden crecer
sustentablemente a tasas elevadas, bienvenido, si es para financiar la
fuga de capitales, que pase y no vuelva.
No obstante, si salimos del debate maniqueo, también existen miradas
diferentes y superadoras. Planteemos entonces un escenario de discusión
alternativo: el del "science friendly", o sea construir un ambiente
amigable con la ciencia y la tecnología. Veamos algunos ejemplos. Las
mismas vacas tan ajenas, que no han dejado de darnos ni leche ni carne
por más de 200 años, ahora nos dan –en verdad siempre lo hicieron– gas
metano. Hace pocos días el INTA informó que científicos de esa
institución avanzaron en la transformación del metano que producen estos
animales para convertirlo en biocombustible para uso doméstico.
Noticias como estas vienen apareciendo cada vez con mayor frecuencia,
pero son tomadas por los medios hegemónicos como hechos aislados y
muchas veces mostradas como quijotadas de algún "inventor loco",
aisladas de cualquier contexto que las promueva. En el marco de la
recuperación de las agencias de ciencia y técnica, la puesta en marcha
de 9 universidades nacionales nuevas, la realidad de Tecnópolis, el Plan
Estratégico de Formación de Ingenieros 2012-2016, la repatriación de
1000 científicos y académicos y otras políticas de impacto similar, los
nuevos desarrollos tecnológicos están a la orden del día. Este mismo
diario, en su edición del 19 de octubre, destaca el descubrimiento de un
nuevo tratamiento para VIH llamado "Gardel".
Más que las teorías del emprendedorismo y su apología del empresario
individual, pujante, sajón y schumpeteriano, el revivir de ideas,
proyectos y acciones se debe a una decidida acción del Estado nacional
por crear un ambiente "science friendly" por encima de la mirada pequeña
y excluyente a los amigos del "market".
Volviendo a los rumiantes, el proyecto de I+D (investigación y
desarrollo) aplicado a la producción más importante para el despegue
definitivo de Argentina hacia el desarrollo es, sin duda, el de Vaca
Muerta, uno de los principales yacimientos de combustible no
convencional del mundo, ubicado en la provincia de Neuquén. Es altamente
probable que el futuro de nuestra nación esté atado a este plan, cuya
maduración se calcula para unos 10 o 15 años, pero en el medio, será
insoslayable tenerlo en cuenta para formular los planes de desarrollo de
mediano plazo. En este sentido, no habría inversiones en Vaca Muerta
sin la concreción de la nueva YPF.
El yacimiento se descubrió en 2010, y Repsol no había hecho mucho por
invertir para ponerlo en valor, tuvo que ser la gestión pública quien
relanzó el proyecto y, a su vez, revierte la caída de la producción de
crudo, que en 2012 creció un 3% y que en septiembre de este año avanzó
el 5,1 por ciento.
¿La expropiación de Repsol-YPF indica que el gobierno es un estatizador
serial o qué la gestión española en la empresa estaba en contra de los
intereses nacionales? ¿Los acuerdos con Chevron establecen un definitivo
cambio de rumbo hacia el "market friendly" o responden a la necesidad
de recuperar la soberanía hidrocarburíferas en pocos años?
Otra empresa pública, también de renombre mundial, INVAP, dedicada al
desarrollo nuclear, aeroespacial y energético, también fue noticia en
estos días, pero tampoco estuvo en las portadas de los diarios de mayor
tirada, salvo por el atuendo presidencial. Se inauguró el Centro de
Ensayos de Alta Tecnología, y dio comienzo a las pruebas finales del
ARSAT-1, primer satélite geoestacionario de telecomunicaciones diseñado y
construido por INVAP.
En estas lides sí que no hay casualidades: hace 2 años, otro satélite
(el SAC-D Aquarius) construido en Argentina fue puesto en órbita desde
una base en EE UU Pero no sólo las empresas públicas renacen en este
nuevo ambiente “science friendly”, en el sector privado hay ejemplos
diarios de nuevas inversiones y apuestas al país. Como ejemplo, un grupo
de capitales nacionales inauguró una nueva planta en Chascomús donde se
producirán 1500 millones de chips por año y con una inversión total de
U$S 1200 millones. Será la primera planta de producción de chips de
Sudamérica y abastecerá el mercado local y regional, pero para la prensa
opositora lo importante versó sobre si el vicepresidente Boudou iba en
helicóptero presidencial o si el empresario tuvo impedimentos o no a la
hora de importar las maquinarias y equipos para el emprendimiento.
Estos ejemplos que florecen en nuestro país y que van a seguir madurando
a lo largo de los próximos años son los que apalancan el proceso de
desarrollo actual y le dan perspectivas de continuidad.
Esta realidad, ocultada por las tapas de diarios crispados porque a la
Argentina le va bien, es la que explica los buenos resultados económicos
actuales. Se tomen fuentes oficiales, privadas y hasta de organismos
internacionales, el nivel de actividad supera al promedio de la región,
los niveles de empleo siguen firmes, crece el consumo y la inversión y
en términos de inflación no hay ningún indicio de aceleramiento, basta
mirar los indicadores del Indec y también los de otras provincias. Los
niveles de cobertura previsional siguen siendo los mas altos entre
nuestros vecinos y los superamos en cuanto a mejora en la distribución
del ingreso y a poder de compra del salario mínimo.
Es en este contexto, donde se debe introducir el debate sobre la
necesidad o no del financiamiento externo y no en el vacío, porque
caeremos indefectiblemente en una discusión para la tribuna.
El ambiente amigable con la ciencia, no es otra cosa que alcanzar
densidad nacional desde el único lugar posible, el del desarrollo
científico y tecnológico aplicado a la industria local. No es enfrentar
el mercado con el Estado sino sumarlos, pero en serio, no poniendo al
estado al servicio de las corporaciones. Focalizar y extender el
ambiente "science friendly" en nuestro país, no es otra cosa que
plantear en los hechos, la segunda fase del modelo actual de desarrollo
industrial con inclusión. Es la única forma de profundizar lo conseguido
y hacerlo en forma exponencial, cerrando la puerta definitivamente al
pasado de crisis recurrentes y planes de estabilización excluyentes.
En los debates preelectorales se observó –a veces solapadamente– que no
todos apuestan por este camino, y se nota aunque no quieran, su
posicionamiento a favor del todopoderoso mercado y en contra de la
planificación estatal, hasta se enojan si el BCRA pretende dirigir el
crédito a la inversión productiva.
En definitiva, cuando todos ya pensábamos que el año 2000 nos iba a
encontrar dominados, el proyecto político actual nos devolvió la
esperanza de la unidad, la democracia en serio y del desarrollo para
todos. No le aflojemos.
*Publicado en Tiempo Argentino
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