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Frente
a los pronósticos que decretaban el fin ineludible del "modelo" cubano,
la isla ha sabido integrarse a una realidad regional en la cual
desempeña un papel central. Su participación en la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) es una prueba contundente de su rol
en la política latinoamericana.
La desintegración de la Unión Soviética (URSS) tuvo un efecto inmediato
sobre todos los países que conformaban el llamado bloque soviético. De
la noche a la mañana se quedaron sin la tutela política, económica y
militar de Moscú. Muy lejos de Europa y Asia la pequeña Cuba también
participaba -con ventajas preferenciales- de los mercados que tenían
dichos países y formaba parte de su extensa red de alianzas.
Para paliar los problemas derivados de la desaparición de la URSS en los
años noventa, en Cuba se aplicó el denominado "período especial".
Había racionamientos, la comida escaseaba y los cortes de energía
afectaban a casi toda la población, que se juntaba bajo la luz de la
luna para compartir lo poquito que tenían.
Desde una perspectiva muy simplista no fueron pocos los que pensaron que
la Cuba revolucionaria se desmoronaría como un castillo de naipes. En
1992 el periodista Andrés Oppenheimer publicó el libro La Hora final de Castro
en el que pronosticaba "la inminente caída del comunismo en Cuba",
frase que incluso figuraba en la tapa a manera de gancho para publicitar
lo que aparecía como un hecho consumado.
Los noventa fueran años duros para Cuba porque también coincidió con el
auge del neoliberalismo en América Latina, la pérdida de apoyo en
numerosos organismos internacionales y una ofensiva mediática que
auguraba un final irreversible. Sin embargo, la revolución pudo superar
las dificultades del "período especial" porque –al decir de Celia Hart-
la población cubana defendía la revolución y no las ventajas sociales.
Mucha agua ha corrido bajo el puente y veinte años después se puede ver
que fallaron los pronósticos agoreros. El contexto internacional del
"fin de la historia" de Francis Fukuyama -y especialmente en América
Latina- se ha modificado de tal manera que lo escrito por el influyente
politólogo entre 1989 y 1992 ya ni siquiera sirve como texto de
referencia. Las ideologías no han muerto, en nuestra región tienen más
vigencia que nunca y Cuba es partícipe de una nueva configuración
continental.
En Latinoamérica han llegado a la presidencia diversos líderes políticos
que admiran a Cuba y veneran a Fidel Castro, aunque buscan su camino
propio. A diferencia de los años sesenta cuando surgieron movimientos
que quisieron emular el "modelo" cubano, en la actualidad existe un
respeto hacia Cuba, sus líderes y la revolución, pero a muy pocos se les
ocurriría imitar dicho "modelo".
Por otra parte, es notable que en el contexto actual no sólo Cuba ha
superado su aislamiento sino que también se ha convertido en un jugador
indispensable para la política de la región. Cuba, que no quiso
reintegrarse a la Organización de Estados Americanos (OEA), ahora forma
parte de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC)
nacida –hay que recordarlo- para excluir a Estados Unidos de un
organismo continental e incorporar a la isla. Más aún, asume su
presidencia. Incluso los gobiernos que no tienen afinidad con La Habana
le reconocen un lugar destacado y están muy lejos de buscar un
enfrentamiento con los dirigentes cubanos o de agredirlos con frases
altisonantes del estilo "el dictador Raúl Castro".
En este marco no se puede dejar de mencionar el papel que desempeñaron
los médicos cubanos después del terremoto en Haití en 2010, que superó a
países con muchísimos más recursos. Asimismo, la elección de un
hospital en La Habana para operar al presidente de Venezuela Hugo Chávez
excedió la cuestión médica. Fue un gesto político, obligó a depositar
las miradas en la isla y los presidentes que viajaron para demostrar su
solidaridad con Chávez no ahorraron las palabras de elogio hacia la
atención brindada. Como dato anecdótico, pero no menor, quedó demostrado
que es uno de los pocos países donde los periodistas no pueden entrar a
la sala del paciente después de sobornar alguna enfermera para obtener
fotos obscenas y venderlas al mejor postor.
Cincuenta años después de comenzado el bloqueo norteamericano, y a pesar
de todas las dificultades, Cuba se ha reinsertado en el continente,
porque -aunque la costa de Miami quede muy cerca de la isla- Cuba es
América Latina.
*Publicado por Telam
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