viernes, 1 de noviembre de 2019

CONTAMINADOS

Imagen de "Sophimania"
Por Roberto Marra
La contaminación es uno de los temas de mayor trascendencia en la actualidad. La del ambiente, es la más debatida, la de mayor difusión mediática, la generadora de polémicas interesadas provocadas por quienes solo ven su propio ombligo, en busca del infinito acrecentamiento de sus fortunas, a costa de la muerte de la naturaleza y sus habitantes, pasajeros indefensos ante semejante poderío apabullante, que empuja al abismo a países enteros, acabando con feracidades que parecían inacabables.
Pero esa contaminación ambiental, se complementa o forma parte de una más sutil, por lo invisible de los hechos que la producen o, al menos, por la posibilidad de ocultamiento que tiene esa manera de envenenamiento de la realidad que se debiera percibir tal como es, pero que la maraña mediática se encarga de transmutar en dulces cantos de sirenas. 
 
De eso se trata, de crear una fantasmagórica verdad que genere la adhesión de los interlocutores, que no geste rechazo, al menos inmediato, que promueva el olvido de las razones de la existencia humana y entierre los sueños de mejores vidas, para posibilitar la continuidad expoliatoria de los dueños de casi todo, incluso de los cuerpos y las mentes de los desprevenidos que ofician de peones en ese tablero indigno donde se juega, siempre, un ajedrez tramposo, donde el jaque mate solo se le canta a los más débiles, y nunca caen los reyes y las reinas.
La adulteración de la razón crea anticuerpos destinados a combatir justamente a los mejores hombres y mujeres, a los valientes y los sabios, a quienes persisten en utilizar el conocimiento para elevar a los pueblos a la dignidad que les roban cada día. Esa ponzoña hace estragos en los que debieran ser los sentimientos prevalentes en los humanos, aplasta sus porfiadas esperanzas, les arrebatan los logros de los años de construcciones solidarias y hacen retroceder la historia hacia los tiempos donde imperaba el látigo oligarca como medida de las posibilidades libertarias.
Con argucias culturales instaladas como inmutables paradigmas de felicidades, siempre inalcanzables, sujetan a los individuos para que solo sean eso, especímenes aislados en un ambiente degradado de humanidad, convencidos de lo imposible gracias al “denodado” trabajo de los esbirros de la comunicación, siempre al servicio de los peores objetivos por el vil precio de sus inútiles enriquecimientos.
Así van contaminando los cerebros adormilados de las mayorías, atadas a las falsas necesidades impuestas por sus contaminadores, predestinados a consumir sin pensar y a enriquecer a sus victimarios. Así también adulteran la naturaleza, degradan sus principios y marchitan el aire, el agua y la tierra, en una carrera ridícula hacia una meta imposible, la del infinito apoderamiento de todas sus riquezas, momento para el cual sus vidas ya serán solo recuerdos que nadie podrá registrar, porque todo habrá muerto.
Es tiempo de tomar el toro por las astas, de soltar las amarras de las mentiras cotidianas, de asumir la carga de decidir el comienzo de una lucha sin cuartel contra los asesinos de la humanidad, sin escuchar más a los cobardes fabricantes de patrañas, retomando el sendero de la construcción solidaria y someter al juicio final a los promotores del daño irreversible que imposibilitará el futuro de todos y cada uno de nosotros. Es tiempo de des-contaminarse de promesas inconsistentes y hambrunas consentidas por la fuerza del egoísmo repugnante. Es la hora final de la seducción del horror fumigado y de la quema de las selvas de la esperanza verde. Porque esta nave espacial se está quedando sin aire, pero antes se va quedando sin neuronas.

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