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Celebremos: hasta ahora en la
billetera del caballero y en la cartera de la dama guardábamos trozos de
nuestra historia, pronto guardaremos un zoológico con animales autóctonos: las
nuevas series de billetes de 20, 50 y 100 pesos y los nuevos billetes de 200 y
500 pesos que pondrá en circulación el Banco Central exhibirán a cordiales
animalitos en cada una de sus caras. “Con la elección de la fauna y de las
regiones argentinas, el BCRA procura también un punto de encuentro en el que
todos los argentinos puedan sentirse representados en la moneda nacional”,
explica un comunicado oficial. Es cierto: el actual billete lejos está de ser
un punto de encuentro de todos los argentinos. Veamos porqué: si cualquier niña
o niño de tres o cuatro años le preguntara a sus padres quién es esa señora tan
joven y linda que aparece en los billetes de 100 pesos, papá o mamá deberían
explicarles que fue la esposa de un presidente del país, que ella se llamaba Eva
Duarte de Perón, aunque casi todo el mundo prefería llamarla Evita. ¿Sólo por
eso está en el billete?, querrán saber las curiosas criaturas. Por lo que papá
o mamá se verían en la necesidad de enumerar las muchísimas cosas que hizo esa
señora que luce de perfil en el billete. Algunos padres dirán que fueron cosas
maravillosas y otros, por el contrario, afirmarán que fueron espantosas. Aquí
nacerá una grieta que fatalmente se va a repetir con el resto de los billetes.
Si los chicos preguntones quisieran saber quién es el señor de barba
candado que aparece en una de sus caras de ese otro de 100 pesos, no quedará
más remedio que explicarles que se trata de Julio Argentino Roca y antes de que
las pequeñas criaturas pregunten porqué está ahí, habrá que decirles que fue un
general del ejército que hace muchísimos años, en la llamada “Campaña del
Desierto”, ya te lo enseñarán en la escuela, ayudó a civilizar al país. Algunos
padres dirán que se trató de la matanza de pueblos originarios y otros, en
cambio, señalarán que se hizo por el bien de la patria.
Si las inocentes criaturas optaran por un billete de 50 pesos, elegido
porque no muestra ninguna cara sino dos grandes manchas de color azul, los
padres dirán que esas dos manchas representan a las Islas Malvinas, que son
nuestras, pero que desde hace muchísimo tiempo están bajo dominio británico. Y
aunque parezca insólito, también aquí aparecerá la grieta: el actual presidente
de todos los argentinos supo decir que recuperar las islas “sería un fuerte
déficit adicional para la Argentina”. ¿Cómo explicarle ese exabrupto a las
inocentes criaturas? No es necesario, porque ya tienen otro billete de 50 pesos
y sólo quieren saber quién es ese señor casi pelado y de gesto severo que se
muestra en una de las caras. Algunos padres explicarán, orgullosos, que se
trata de un gran educador, otros, en cambio, no demostrarán tanto orgullo, más
bien todo lo contrario.
La grieta se repetirá cuando las inocentes criaturas pregunten quién
es ese señor de uniforme que ilustra el billete de 20 pesos. Los padres dirán
que fue un intransigente enemigo del señor casi pelado que vieron en el
anterior billete de 50 pesos. Lo mismo sucederá con los de 10, 5 y 2 pesos: si
los chicos preguntaran por ese señor, peinado hacia adelante, que se ve en el
de 10 pesos y por ese otro señor, vestido de militar, que aparece en el de 5
pesos, los padres dirán que se trata de dos auténticos patriotas, pero evitarán
decirles que uno murió en la absoluta pobreza y el otro en el exilio.
Finalmente, las inocente criaturas preguntarán quién es ese hombre de barba y
melena que muestra el billete de 2 pesos. Aquí no habrá duda, los padres dirán:
“Es el que escribió la historia que les contaron a tus abuelos cuando ellos
tenían la edad que ustedes tienen ahora”.
Aunque en cierta ocasión el actual presidente dijo: “Queremos que haya
diálogo, pero sólo diálogo entre nosotros”, ahora, más amplio, brega por la
unión de todos los argentinos, motivo por el cual rechazó la imagen de Yrigoyen
y de Perón para ilustrar los nuevos billetes de 200 y 500 pesos y dispuso que
tanto los dos presidentes como otros posibles próceres fueran reemplazados por
animales autóctonos: el yaguareté y el hornero, la ballena franca y el cóndor,
la taruca y el guanaco. Una inteligente medida que evitará el conflicto de
numerosos padres ante sus pequeños hijos preguntones: no implica ningún riesgo
explicarles que el hornero es un pájaro natural de América del Sur, que el
cóndor es un pájaro algo más grande que vuela por las altas montañas, que el yaguareté
es un felino un poco más chico que el tigre y el león, pero de igual viveza y
ferocidad, que la ballena franca es un apacible mamífero de casi 20 metros que
acostumbra navegar las aguas de la Península Valdés y que el guanaco también es
un mamífero aunque no navega sino que deambula por la Patagonia y por Mendoza.
El presidente del Banco Central mediante un definitivo plumazo ha decretado el
final de la historia, el final de la memoria y el final de las ideologías, al
menos en los próximos billetes de libre circulación.
En otro sitio del comunicado del Banco Central leemos: “En la nueva
familia de billetes quisimos honrar a nuestro país, a nuestra fauna, y
fortalecer el compromiso de todos con el medio ambiente”. Noble premisa que no
parecen cumplir ni el vicepresidente del Banco Central ni el propio presidente
de la Nación. Hace unos pocos meses, el vicepresidente del Banco Central
organizó una simpática competencia a la que le puso de nombre “Persiguiendo al
guanaco”, consistía en correr tras el animalito hasta que este cayera agotado.
El presidente de la Nación difundió una foto familiar de fin de año, en primer
plano: él, su esposa y su hijita, en segundo plano las cabezas de diferentes
animales, sujetos a la pared a modo de orgullosos trofeos de caza. Ante la
crítica de los grupos opositores, un eficaz y preciso vocero del gobierno
explicó que el propósito del vicepresidente del Banco Central era agotar al
guanaco para que de ese modo sirviera de modelo real para el ilustrador de los
futuros billetes. En cuanto a la foto del presidente y su familia, no había
nada que temer: ninguno de los animales colgados en la pared aparecería en los
nuevos billetes.
* Escritor. Autor de numerosas obras de ensayo y ficción. Publicado en
Página12
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