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Por Oscar Natalichio*
Hipócrita es el que “finge o
simula lo que no siente, comportándose de modo que aparenta ser mejor de lo que
es en la realidad” (Pío Baroja). Para el diccionario de nuestra
lengua, hipócrita es “el que actúa con hipocresía”. Ello nos lleva a observar como
define “hipocresía” y encontramos una coincidencia con la definición del
párrafo anterior: “Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los
que verdaderamente se tienen o experimentan”.
Si bien es (aparentemente) clara
la definición, la misma es muy acotada y me tomaré el trabajo de ampliarla:
fingir es “dar a entender lo que no es cierto” y simular es “representar algo,
fingiendo o imitando lo que no es”. Algo fingido en algo “simulado, insincero,
falso”. Fingido o fingida se aplica también a la persona que “finge o engaña”.
Hay un sabio dicho que expresa: “no te fíes de ese, que es muy fingido”.
El hipócrita es falso (no es
auténtico ni corresponde a la verdad). Un ejemplo: todo lo que arma Lanata es
falso, por ello Lanata es, entre tantas cualidades, posee la de hipócrita.
Igual en otra medida pasa con Carrió, que inventa denuncias falsas y lo sabe, a
ella le cabe también (y muy bien) la categoría de hipócrita.
Cuando el hipócrita presenta
alguna documentación ésta es apócrifa, es decir, “de dudosa autenticidad”.
El hipócrita es artificioso
cuando recubre la falsedad con cierta habilidad. Es engañoso, pues lo que muestra
como verdad es mentira. Es falaz pues engaña con falsas apariencias; Es ficticio,
imaginario e ilusorio, pues llama a engaño a fuerza de ilusión e imaginación
sin valor real; es infundado pues carece fundamento de razón o verdad; es
infiel a la verdad a la honorabilidad, a su profesión, a su pertenencia al
género humano; es inventado pues refleja acontecimientos o hechos que no existieron;
es mendaz y mentiroso al ser falso; es presunto, pues se atribuye méritos y
rangos que no posee (el presunto ingeniero convocó a una marcha contra la
inseguridad); es putativo, al considerarse como un maestro o hermano que
aconseja; es subrepticio pues se basa en presupuestos falsos y fraudulentos; es
tendencioso, pues el relator falsea la realidad para crear estados de ánimo que
sirvan a su propósito o al de quien le paga y es trucado, pues la falsedad se manifiesta
a través de artimañas y trucos (escenas trucadas o falsas).
¿Se puede confiar en un
hipócrita? La razonable respuesta (para el que no es analfabeto funcional) es:
de ninguna manera.
Entonces: ¿Por qué hay políticos
hipócritas que son votados por gran parte de la población? ¿Los desconocen como
hipócritas? ¿Los acepta como son, sabiendo que lo están engañando? ¿Creen que la
hipocresía es una virtud?
José Ingenieros, en su obra Las
Fuerzas Morales, señalaba que esas fuerzas no son “virtudes de catálogo, sino
moralidad viva”… “Sólo merecen el nombre de Virtudes las fuerzas que obran en tensión
activa hacia la perfección, funcionales, generadoras.” Y agregaba este
razonamiento anticipado de gran valor: “Para una joven generación de nuestro
tiempo es esencial conocer las fuerzas morales que obran en las sociedades
contemporáneas; virtudes para la vida social, que no descansan bajo ninguna
cúpula”…
“Dichosos los pueblos de la
América Latina si los jóvenes de la Nueva Generación descubren es sí mismo las
fuerzas morales necesarias para la magna Obra: desenvolver la justicia social en
la nacionalidad continental”. Y agregaba:
“JÓVENES SON LOS QUE NO TIENEN
COMPLICIDAD CON EL PASADO”
En nuestro país, ese pasado
reciente llegó hasta el 2003, desde dónde se comenzó a implementar, con errores
y dificultades pero con muchos aciertos, una política de inclusión de millones
de personas que salieron de la pobreza, de la marginación, de la incertidumbre y
del malestar que les producía haber perdido la autoestima. No es el paraíso,
pero se dejaba atrás al infierno.
Los hipócritas, los que nos
llevaron a ese infierno tan maligno, donde más del 50 % de la población estaba
bajo la línea de pobreza, donde la desocupación era superior al 25%, donde la
deuda se comía al PIB, reaparecen, se reagrupan y atacan con argumentos falsos
a los que iniciaron y están intentando de profundizar este cambio iniciado hace
una década.
Esos hipócritas se visten con
túnicas amarillas y responden a los intereses de las grandes corporaciones.
Utilizan para disimular sus
acciones, una serie de fundaciones y ONG destinadas “a servir a la comunidad” y
para ello utilizan a “intelectuales” casi todos formados en los EE.UU o
Inglaterra, que actúan como tanques pensantes para rescatar el terreno perdido
en el 2003.
Mencionaremos dos “fundaciones”
de pomposos títulos. La Madre de todas las fundaciones es la “Fundación
Internacional para la Libertad”, que preside Vargas Llosa. Este prestigioso
escritor, utiliza su prestigio y su talento a favor de lo contrario a lo que
manifiesta: la libertad es para él la libertad de explotar, de mentir, de
conspirar, de derrocar gobiernos populares, de ser cipayo y mercenario. Pero al
ser hipócrita, se presenta como opuesto a los que he descrito.
Pero la historia se encarga, las
más veces, de mostrar y demostrar el verdadero rostro de la hipocresía.
El 21 de noviembre de 2011
afirmo, en Panamá, que el cambio de gobierno que se dará en España “a raíz de las elecciones de este
domingo genera una esperanza, algo que es muy necesario en un país que está
viviendo una situación de crisis económica tan grave”
Los resultados de ese domingo le
dieron a Mariano Rajoy 186 escaños frente a los 110 que logró el Partido
Socialista.
El presidente de la fundación
libertad, referido a los “trabajos” que ahora, con esa mayoría serían posible en
España, expresó “Creo que ese trabajo ha empezado probablemente ya y va a
exigir a los españoles muchos sacrificios, indudablemente, para salir de esa
crisis”.
La parte en negrita la he
señalado para mostrar cómo, apenas conocido los resultados, el mismo día, describe,
con “inocencia”, “creo que ese trabajo ha empezado…”
¿Cómo no va a saberlo Vargas
Llosa? Si ese trabajo es el trabajo realizado por la escuela de formación de
hipócritas comandada por la fundación que preside. ¿Cómo va a ignorar su propio
plan? Basta ver a España hoy para observar hacia dónde quieren llevarnos estos
farsantes.
El presidente de la filial local
de la fundación “para la libertad” es un ingeniero, recibido en la UCA llamado Mauricio
Macri. Se llama “Fundación Pensar” y se define “como la usina de ideas del PRO.
La integran, además del ingeniero UCA, el señor Gerardo Bongiovanni, que es el
representante y organizador de eventos en nuestro país de la que preside Vargas
Llosa. Acompañan a este representante
de la extrema derecha
internacional, en la fundación local, el farmacéutico y rabino Sergio Bergman,
el ex presidente de la Sociedad Rural del 2002 al 2008 Luciano Miguens, Horacio
Larreta (Master en Harvard University), María Eugenia Vidal, la Michetti y
otros de la misma escuela.
La hipocresía hace que esta
fundación “pensar” defina como “objetivos” lograr una “argentina desarrollada, con
oportunidades y un futuro cada vez mejor”. Loable, sin dudas, si nos olvidamos
de que hipócrita es el que “finge o simula lo que no siente, comportándose de
modo que aparenta ser mejor de lo que es en la realidad” como lo señalaba al
inicio de este artículo.
Los componentes del “equipo
técnico” que nos llevará a “un futuro mejor” como Rajoy en España son:
Miguel Braun (doctor en Economía
universidad de Harvard); José Anchorena (doctor en Economía universidad
Carnegie Mellon); Federico Braun (licenciado en economía y “Magíster en gestión
y política
cultural Golsmiths Collage
universidad de Londres); Carlos Gentile (Postgrado en Democracia (¿?) y
políticas públicas en London School of Economics); Laura Alonso (master en
administración pública también en London School of Economics y ¡LA ESTRELLA DEL
DÍA! Iván Petrella (licenciado
en relaciones internacionales,
universidad de Georgetown y en religión y derecho en la universidad de
Harvard).
Antes de señalar lo que escribió
la estrella del día me referiré a qué significa “ideología”, recurriendo al diccionario
de nuestra lengua (que no es inglesa):
“1. Doctrina filosófica centrada
en el estudio del origen de las ideas; 2. Conjunto de ideas fundamentales
que caracteriza el pensamiento de
una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso, político,
etc.”
Recuerdo que la fundación
“pensar” es definida por sus creadores como “una usina de ideas”, es decir, una
usina que contiene la ideología que ellos pretenden imponer o llevar adelante:
ideas políticas, económicas, religiosas, culturales, etc. Tal como lo define el
diccionario de nuestra lengua.
Ahora bien, la “estrella del
día”, el candidato de Macri para encabezar la lista de legisladores porteños, el
refulgente Venus local, Iván el terrible, escribe un artículo en La Nación
“DONDE ACABAN LAS IDEOLOGÍAS COMIENZA LA HISTORIA” y con pensamiento hipócrita
ya que pertenece a una fundación
destinada a generar ideas para
que estemos bien como Grecia, escribe: “las ideologías operan con personas que
no son más que abstracciones, proyectándolas también a un futuro también abstracto…”
EL PEZ POR LA BOCA MUERE. EL
HIPÓCRITA TAMBIÉN.
Lo maduro, lo razonable, lo
inteligente, sería no votar por los que nos toman el pelo utilizando la
hipocresía como herramienta. No colocar Rajoy en ningún lugar. Si no usamos el
cerebro, usemos al menos las bicisendas, así no siguen vacías.
* Director Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEyS)
Publicado por NOTIALBA
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