Mientras
 espero que el mozo traiga mi cortado, veo en la pantalla un programa de
 TV que habla sobre medios de comunicación. Cada vez hay más espacios en
 los medios que hablan de los medios. Me gusta verlos y reconocer los 
dispositivos que utilizan en su teje y desteje de nuestra cotidianidad. 
Suena un móvil y el señor de la mesa de al lado responde. Está sentado 
con otro, quien a su vez ya estaba hablando por su celular. Miro para el
 otro costado donde mi vecina mantiene una conferencia por Skype en su 
netbook. Para no quedarme afuera, twitteo sobre mi próximo curso en la 
universidad; será en México y será virtual.
¿Y si reconociéramos que la figura organizadora de este tiempo ya no
 es la de la comunicación en línea, sino la de la red? ¿Y si 
admitiéramos que un mundo como éste no se corresponde con lo secuencial y
 tampoco está organizado desde opuestos? Me surge otra pregunta al mirar
 el zócalo que aparece en la pantalla gigante de este bar: “periodismo 
independiente versus periodismo militante”. ¿Y si aceptáramos que por 
eso mismo todos los enfrentamientos binarios desertifican nuestra 
comunicación en tanto nos reducen sólo a la dimensión informativa? Se me
 ocurre otra pregunta: ¿y si los comunicadores intentáramos escaparnos 
de ese encierro dicotómico que nos comprime en la linealidad 
verticalista de lo comunicativo?
Y pienso: en un mundo en línea, tal como el de la dimensión 
informativa, hay un narrador centrado. Se sabe clara y previamente quién
 emite y quién está destinado a ser sólo el receptor de la información. 
Se sabe qué hay que emitir. Se emite desde un centro. En cambio, en un 
mundo interconectado, lo comunicacional se teje entre muchos, desde el 
sentido “enactuado”, rebasa la dimensión informativa y se despliega en 
múltiples registros. Respecto de las competencias del comunicador 
importan otros elementos: la modalidad del vínculo, las articulaciones, 
los particulares modos de unir aquello que antes de la comunicación 
estaba separado. Creo que mi abuela diría: si es para invierno hacelo en
 punto inglés, si es para verano tejelo en calado fantasía. Yo no sé 
tejer, pero valoro la sabiduría de las abuelas.
Si el sistema de medios de comunicación se pensara sólo como una 
mercancía, entonces podría considerarse que su despliegue respondiera a 
un solo tejido o estrictamente a las lógicas economicistas del más por 
más. Pero la comunicación es un derecho reconocido mundialmente y por 
tanto esa lógica no alcanza: la comunicación como fenómeno complejo y 
fluido propicia procesos abiertos a la diversidad, cada vez más 
vinculados con su entorno de manera nutricia y viva.
Ojalá los comunicadores podamos alejarnos de lo comunicativo como 
único registro de nuestra tarea, de pensar a la comunicación únicamente 
como producto, de concentrar nuestras competencias en la transferencia, 
en lo ya terminado y logremos abrirnos a otra calidad comunicacional. 
Una en la que no se hable de oposiciones binarias como si no hubiera 
nada en medio. Una en la que se reconozca el continuo y también las 
posiciones: para quién y para qué digo lo que digo. Qué racionalidad 
comunicacional quiero impulsar en el mundo. Qué mundo quiero propiciar. 
En otros países los periódicos dicen explícitamente a qué partido 
apoyan. Si eso también aquí ocurriera, me pregunto: ¿habría tantos 
espacios en los medios que hablaran de los medios de comunicación?
Pienso que éste es un buen momento para los comunicadores pues 
tenemos muchas preguntas y también empezamos a explorar algunas 
respuestas. La comunicación estratégica desde los nuevos paradigmas 
ofrece una guía que especifica cómo salirnos de lo comunicativo para 
abordar y desplegar la multidimensionalidad de lo comunicacional en 
torno de la situación que aborda la nota, el video o el programa radial.
 Atendiendo a la dialógica propuesta por Morín, desde la Escuela de 
Comunicación Estratégica de Rosario bregamos por desplegar otras 
competencias en los comunicadores sociales, porque pretendemos una 
comunicación de otra calidad. En la dialógica los antagonismos no se 
reprimen ni se superan resolviéndose en una unidad superior, sino que 
permanecen y son constituyentes de los fenómenos complejos. La búsqueda 
es la de una comunicación como encuentro sociocultural, abierta a 
diversas racionalidades comunicacionales; no sólo la del dominio que es 
la racionalidad propia de la dimensión informativa. Una comunicación en 
sintonía con la figura de la red haciéndose y deshaciéndose fluidamente;
 una comunicación de otra calidad. Me gusta este bar, ya mismo lo 
twitteo y lo guardo en el GPS de mi celular...
Publicado en Página12





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