jueves, 23 de diciembre de 2010

EL DEBER DE DEFENDER EL PAÍS

Por Gustavo Barrios*

En la complejidad política del cierre 2010, y quizás absortos por lo difícil de diagnosticar cierta patología social, como la de aquellos que sufren la impotencia o desesperación por resistir la transición argentina, transformación desde la heterodoxia, es que me decido a ayudar a todo flagelante, a encontrar su inteligencia.

El país padece una deformidad que viene desde el fondo de la historia, desde sus raíces. Pareciera haber una neurosis que se orienta a nunca permitir apartarse del fracaso. Pareciera un síntoma de reconfortarse con el fracaso, y sufrir fobia al imponerse una matriz de república, de inclaudicable heterodoxia, que aproxima la nación al derrotero inversamente proporcional, al que abandonamos y fue el país violador de sus hijos, cuando fuimos avergonzados, humillados, asesinados, rotos, profanados, infelices. Lo inversamente proporcional de las viejas matrices que nos mantenían cerca de la destrucción o en la destrucción misma, únicamente podrá deparar para nosotros, prosperidad y tiempos felices.

La imposibilidad de observar las cosas simples de acción reparadora, o tergiversar los datos genuinos de la realidad, las personas que no son los integristas del ultraoccidente, pero que como ellos lo hacen, hace recordar a una académica que explicó un par de mitos urbanos de la época del primer peronismo: Uno fue el niño asado, que empezó a circular en el ´49, aceptado por muchos como cierto, en el ambiente porteño. Contaba el mismo que un joven matrimonio tomaba una sirvienta; la señora en esos días estaba a punto de parir. Tiene pues al poco tiempo su parto. Ya con la sirvienta de confianza y cama adentro, sale un día el matrimonio a dar un paseo, y dejan a la muchacha al cuidado del niño. De regreso del paseo los señores observan que la casa está iluminada y la sirvienta los recibe con traje de novia. Les dice a los dueños de casa que tiene una sorpresa, una comida especial. Sobre la mesa del comedor y en una gran fuente, yacía el niño, asado y rodeado de papas. La señora enloquece, y queda muda para siempre. El esposo mata a la sirvienta y huye.

Recordemos que Eva Perón vivía en la propia ciudad en aquel tiempo, y su presencia dentro de la misma poseía una potencia insoportable para muchos, y este mito la reflejaba y comunicaba el sufrimiento de tanta gente, ante esta pueblerina que en ese entonces estaba al mando. El otro es el mito de la Evita vampira, y circulaba mucho en el barrio norte porteño, donde se corría la voz de que Evita, ya enferma y adelgazada, necesitaba la sangre fresca de los niños pequeños para recobrar vida y curar, y se recomendaba pues no llevar a los niños a los hospitales públicos por esos días, porque decían que se los mataba para el fin antedicho.

La incomprensión de la dimensión espiritual de Evita, todo altruismo y afán de justicia, les hacía pensar a muchos en el anverso de esa personalidad, un imaginario anverso siniestro, ya que en el primer mito esa historia de la sirvienta trasladaba lo que temían de Evita como destructora de los otros. ¿Cómo puede ser que miles de jóvenes nestorianos sean catalogados de juventudes nazis? Es inexplicable cuando la síntesis de ellos fue un muchacho que ingresó a la capilla ardiente cantando el Ave María. El ulterior abrazo del muchacho y la Presidenta, que por otra parte combina su epopeya en el campo popular con el culto mariano, sabido esto es. Yo entiendo que en este caso hubo un libelo frío y calculador más que probable, que intentó hacer daño, pero el problema es que muchos, no tan perversos, dentro del país opositor, encuentran eficacia en ese comentario y confunden el amor, con algo que no alcanzo a descifrar qué es, pero es terrible. Es de toda necesidad remarcar que si hoy en perspectiva veneramos la humanidad magnánima de Eva, puede con facilidad el desespero opositor abandonar su terror psicológico al proyecto vernáculo de la definitiva emancipación, porque aquí no hay lobos ni vampiresas, y todo lo que trae esta matriz de república, es el beneficio a todos y cada uno de los argentinos, incluso a vosotros, hombres y mujeres de la acritud, la ronquera y la infelicidad, si se animan a creerlo.

En Radio Nacional Eduardo Anguita reportea telefónicamente a Binner, tiempo atrás. En un momento se lo oye decir al gobernador:....”lo que no vemos es que la gestión nacional incorpore valor agregado, sólo exporta commodities...”

A esa altura uno empieza a sentir un ambiente raro, cuando en un flash venía seguramente a la mente de muchos, decenas de alusiones de la Presidenta a la importancia de agregar valor, vertida esta expresión en tantos lugares, centros productivos en diferentes partes del país, haciendo hincapié en lo positivo de mantener los tonos de su proyecto a favor de la industria, que como dato mínimo incorporó cinco millones de empleos, y ostenta casi todos los años desde 2003 un superávit comercial. Los periodistas en este caso y en general, se desploman automáticamente ante el dato evidentemente falso. Anguita y Brienza se constriñeron en ese momento, y callaron, tal vez preguntándose en qué país vive Binner. Este señor hablaba del Gobierno que hundió al modelo del Centenario, de hambre y estado de sitio, que ofrece maravillas, en forma permanente. Luego Binner indica que el ejecutivo nacional no practica el federalismo, cuando los datos que manejamos de Santa Fe, habilitan a decir que las administraciones de Néstor y Cristina juntas, le han dado a Santa Fe más que nadie en la historia, y estoy recordando el gran gasoducto del norte del país, y la TV Digital abierta, y más, y mucho más.

Hace poco, en el diario La Capital, aparece un segmento con una declaración del comité provincial de la UCR, donde dice:......”y con la labor parlamentaria del radicalismo en el congreso nacional que interpretó el mensaje de la sociedad y trabaja para poner límites republicanos al atropello institucional con el cual este gobierno se identifica y donde Papel Prensa y Fibertel son dos más de los ejemplos.” (1º de Septiembre 2010).

Aquí se aprecia, que este comité no tiene el más mínimo malestar o preocupación, ni mucho menos la vocación, de poner “límites republicanos” a Magneto, Mitre, Herrera de Noble, acusados de apropiación de una mega empresa, acción que se inscribe en el marco de genocidio y delitos de lesa humanidad, y acusación de apropiación de bebes, e incluso graves delitos de orden económicos más actuales. La UCR de la provincia, y es obvio que la del resto del país, no ven una obligación o desafío en esto, y sugiere que el Gobierno, tendría la talla criminal que ellos no observan en Magneto, Herrera de Noble, Mitre.

No podría afirmar que la UCR se haya definido ya como una bestia política. Prefiero suponer que tienen un temporal envilecimiento en lo anímico, o miopía sobre este contexto histórico y tiempo político, y no tardarán en sentir deseos de colaborar con la Patria, en este sentido. Justamente he desechado todas las partes más graves de la actitud insólita del arco opositor, para no dejarlos ligados al núcleo integrista del que quizás sean presa. Me saltearé los elementos surrealistas de su comportamiento porque lo condenatorio cierra las puertas a quien todavía pueda trascender una crisis interna.

Cuando la Presidenta presentó en cadena nacional el caso Papel Prensa, que llevaría desde el Estado a la Justicia, hablando cerca de ese escritorio que soportaba muchísimos kilos de fojas, se estableció un cambio en Argentina. Habrá sido por la gravedad de su enunciación, habrá sido por el ejercicio, desacostumbrado para la generación de menores de 45 años, y mayores, ejercicio potente de sus atributos, pero cambió el país ese día. Yo recuerdo que en el resumen postrero del discurso en la Casa Rosada, ella dilucidó la clave del problema, argentino y mundial, justo cuando dijo que en la Argentina hay un poder subyacente, que controla casi todos los aspectos de la vida republicana; ciertamente ese poder subrepticio controla notablemente la justicia federal en grandes trazos, controló las fuerzas armadas, la prensa asociada que marca una tendencia general, basta con recorrer todo el interior, maneja en cierta medida la justicia ordinaria, y ha manejado la economía y aun presiona las cámaras empresariales perversamente. El compendio hecho por ella, me hizo sentir y creo que los televidentes empáticos con nosotros y los que estaban allí, sintieron también, que estábamos más allá de lo imposible.

El problema es que los hombres y mujeres aun con vestigios inequívocamente humanos no pueden ablandar su corazón y navegar con nosotros, la gente transgresora y maldita de este país, estos plebeyos azurduianos que somos, los irreverentes, los que navegamos sobre un mar que conduce al Paititi dispuesto como premio para América Latina. Y nada malo hay en ello, podrían abordar este barco. Si no se conciben aún como halcones o desquiciados, ese Paititi los puede bendecir, y sosegar.

*Miembro del CEP (Centro de Estudios Populares)

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