sábado, 15 de abril de 2023

YPF, LA IMPRESCINDIBLE

Por Roberto Marra (Con la colaboración del Ing. Federico Corte)

Que el capitalismo es un sistema donde la especulación prima y la desigualdad forma parte de su “ADN”, no hay dudas. Y que el neoliberalismo exacerba esas condiciones al límite, tampoco. Pero además, esta manifestación de esta etapa financiarista al extremo, multiplica las acciones deliberadamente antagónica con los intereses soberanos de las naciones, los cuales son vulnerados a través de metodologías propias de las corporaciones hegemónicas mundiales y su guardián e impulsor, el imperio decadente pero feroz que se aferra a su intención de dominarlo todo, de la manera que sea.

El consumismo ilimitado propio de este sistema, genera una insaciable sed de energía para satisfacerlo, la cual ha tenido al petróleo como su gran paradigma, fuente no renovable pero que cuenta con ingentes reservas aún en el Planeta. Y aún cuando en la actualidad la búsqueda de fuentes de energía llamadas “limpias” están produciendo un giro en los procesos energéticos, el petróleo continúa predominando en las políticas de desarrollo que se generan en los países, como método más directo y sencillo para cubrir sus necesidades de energía a costos relativamente ventajosos.

En ese contexto, nuestra empresa de bandera en ese rubro, YPF, nacida bajo el manto soberano que le otorgara su mentor inicial, el Gral. Mosconi, ha sido objeto de codicias especulativas imperiales como en todas las naciones que poseen este recurso en sus subsuelos. Prestándose a esas acciones antinacionales, los grupos empresariales locales y tranasnacionales, con el apoyo de sus adláteres de la política, se han convertido en la punta de lanza de los intentos de apropiación de estas riquezas. Para hacerlo, se han valido de todos los métodos posibles, el máximo de los cuales fue el de la privatización de la empresa en cuestión.

Cuando lo lograron, YPF se fue convirtiendo en una sombra de lo que fuera y de lo que su potencial indicaba que podría llegar a ser. La estafa y la malversación fueron de tales magnitudes, que su desarrollo se vio interrumpido y degradado, gracias a la desinversión y el saqueo propio de los especuladores voraces que se habían adueñado de semejante patrimonio nacional.

La capacidad de daño de quienes dedican sus vidas a entorpecer, frenar o destruir el desarrollo nacional, como fue el caso de los integrantes del gobierno “cambiemita”, mellaron el proceso de recuperación logrado desde el rescate de la mayoría accionaria de esta empresa. Con el conocido y repetido cuento de la “ineficiencia estatal”, caballito de batalla de cuanto neoliberal ande queriendo convencer de las bondades de sus metodologías aberrantes para la sociedad, han intentado (y lo siguen haciendo) destruir los avances logrados por la gestión estatal.

Fue durante el “macrismo” que la producción de YPF mermó a límites extremos, transfiriendo todo el potencial económico de esta empresa a los privados extranjeros y nacionales, siempre prontos a la hora de apoderarse de los beneficios sin pagar los costos de los que siempre termina haciéndose cargo el Estado, ese mismo que ellos catalogan como “ineficiente”. Y que si lo es, resulta serlo por sus políticas entreguistas y malversadoras de las necesidades nacionales.

Su recuperación para el Estado, significó un salto cualitativo trascendental para la historia energética del País, asumiendo desde entonces el liderazgo que corresponde a su carácter de empresa fundamental para el desarrollo soberano. Los números, reflejos de los manejos positivos o negativos de cada gestión, permiten darnos un panorama de la capacidad reproductiva de esta empresa que, puesta a servir a los intereses nacionales, puede significar la diferencia entre un futuro promisorio o fatal: el mayor crecimiento de los últimos 25 años, ganancias récords, inversiones récords, aumento de las reservas, desendeudamiento, mayor eficiencia operacional, incremento del valor de la acciones, inversiones en nuevos tipos de energías.

Ahora, el desarrollo del potencial de esa región de abundancia petrolífera y gasífera denominada Vaca Muerta, ha permitido volver a sitiar a YPF en el nivel máximo de producción. Junto a una conducción eficiente de verdad, planificada con base en parámetros cada vez más positivos desde lo económico, se ha podido recuperar del daño de esos 4 años de paralización de inversiones y retroceso productivo. Desde la retoma del control positivo, se ha producido un ahorro de cientos de millones de dólares en importaciones de GNL. Ya este año, con la puesta en servicio del gasoducto Néstor Kirchner, se generará un ahorro adicional de aproximadamente 2.000 millones de dólares, el que a partir del año próximo se elevará a 4.000 millones, además de ingresos por exportaciones tanto de gas como de petroleo.

Otros gasoductos en construcción o planificados para el corto y mediano plazo, además de las nuevas áreas de exploración ya en gestión, dan cuenta de la posibilidad de un crecimiento productivo que sólo requerirá, como contrapartida, la elaboración de políticas que permitan el máximo aprovechamiento para la Nación de ese recurso fundamental para el auténtico desarrollo, y no para la mera entrega de semejante ventaja competitiva a la satisfacción de los deseos del FMI.

Para eso, será imprescindible no hacerse eco de las manifestaciones de los autores de todas nuestras desgracias populares, llamando a la enajenación de esta industria de industrias para beneplácito de sus mandantes transnacionales y el enriquecimiento obsceno de esos especuladores que se pretenden “grandes empresarios”. Y será más necesario todavía, convencer a toda la población de la importancia de sostener nuestras empresas de bandera, como base de un desarrollo inclusivo y justo, donde el Soberano le gane definitivamente la batalla a los vendepatrias.

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