miércoles, 11 de diciembre de 2019

RE-COMIENZO

Imagen "Página/12"
Por Roberto Marra
Cuando todo está por empezar de nuevo, cuando los vientos políticos rotan hacia un renacido “pampero social” que refresca la esperanza y alivia los duros tiempos pasados, cuando la vida se llena de nuevos bríos, de sensaciones olvidadas en el arcón de lo que se creía perdido para siempre, entonces llega el momento de pergeñar nuevos horizontes, de descubrir otros caminos, de rasguñar las piedras del olvido imperdonable de la razón, solo por subirse a un tren descarrilado a la salida de la estación, quieto y arrumbado desde hace cuatro años, amontonando el polvo de la derrota popular como único destino.
Nace de nuevo la flor de la ilusión mil veces cortada. Recobra sentido el mensaje de aquellos hombres y mujeres de no hace tanto, con los pies cansados en el agua de una fuente de los deseos siempre postergados. Vuelve a resonar la marcha convertida en grito necesario de los olvidados, de los ninguneados, de los arrastrados al fango de la derrota insana y la vergüenza de la pobreza reproductora de las peores lacras sociales.
El soplo de renovación institucional barrió con la altanería, la soberbia, la estulticia y la sinrazón, poniendo en su lugar a los representantes del odio oligárquico, acabando con la malicia guarecida en la Rosada. Se instaló la autenticidad, la palabra honorable, la reparación de lo abatido. Se abrió la puerta a un nuevo periodo purificador del alma de esta democracia atada con alambres oxidados, ceñida a conceptos perimidos, abandonada al albedrío de los peores incapaces de la historia.
Ahora viene el trabajo, la labor esforzada de gobernantes y gobernados, la ciudadanización de la tarea reconstructora de los valores y los materiales. Se renueva el esfuerzo cotidiano, pero sabiéndose parte de un colectivo apasionado por lo solidario, ansioso por convertir el hambre en alegria, la pobreza en dignidad y el desarrollo en mucho más que palabras de discursos sin metas ciertas.
Nos empujan las necesidades perentorias, las desesperación de los abandonados, las deudas oprobiosas e impagables, los apuros mediáticos de los obscenos fabricantes de años de mentiras. Nos arroban las madres creadoras de panes inventados, de matecocidos de yerbas recuperadas, de leches repartidas con la magia del amor ilimitado por el otro. Nos esperan los obreros de miradas vacías, al costado de las fábrica abandonadas. Nos aguardan los habitantes de las villas miserabilizadas, esperando el trabajo que los salve de los narcos o la muerte asegurada de los represores escondidos detrás de los cascos y las balas.
No hay casi tiempo para comenzar la tarea demandada. No sobra nada de ese bien tan escaso para los humanos, por lo que habrá que multiplicar las voluntades y los hechos, haciendo milagros día a día, rasguñando en la tierra adormilada el alimento negado por quienes todo lo tienen y nada comparten. Habrá que convertir el agua en vino, la lluvia en espigas y los metales en herramientas de sueños realizados. Habrá que hacer todo de la nada, sembrando semillas de trabajos, cosechando madrugadas de soles enrojecidos de vergüenza ante tanto tesón de un Pueblo empoderado como nunca.
Renacerá allí, con la conmovedora razón que lograra encontrar el camino redentorio de esta unidad tantas veces postergada, la certeza de estar otra vez en los buenos tiempos, de esos que traen los vientos frescos que derrochan esperanzas y abren las puertas del olvido programado por los oscuros personajes que deshonraron la Nación, traicionando hasta sus propias palabras, pisoteando la simple felicidad de sentirse Patria.

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