lunes, 5 de noviembre de 2018

EL DÚO SANTAFESINO

Imagen de "Página12"
Por Roberto Marra
Primero, se instala una figura. Con perseverancia, se la pasea por todo el territorio asegurando virtudes y sosteniendo un discurso repetido pero efectivo a los oidos deseosos de encontrar renovaciones y esperanzas probables. Después, se visualiza una contrafigura, también masivamente conocida, para congregar tras de las dos a la mayoría del electorado, por efecto de una suma que, aunque nunca es automática, resulta más que factible. Con esos ingredientes se tendrá, elecciones primarias mediante, un triunfo más que cercano, si nadie saca los pies del plato de la conveniencia.
Ni bueno ni malo en sí mismo, este tipo de construcción política es el que se está dando en la Provincia de Santa Fe. Dos candidatos que hace mucho han sido puestos en la picota informativa diaria, con difusión masiva de sus figuras y algunos pocos pensamientos básicos que les sirvieron para encontrarse con apoyos de un amplio arco de la sociedad. También de quienes juegan desde los sectores del poder económico provincial, que ven en esos dos representantes de ese espectro amplio denominado “peronismo”, lo más “potable” para sus intereses.
Con la actitud especulativa lógica para los tiempos que corren, de profunda desideologización de la sociedad, de odios fabricados y sostenidos para evitar la presencia de quienes más cercanos se encuentran a la figura y el pensamiento de Cristina Fernández, estos dos personajes claves en la historia reciente de la Provincia, se aseguran de permanecer a distancia “prudente” de quien los cobijara antes para alcanzar cargos de notable importancia.
En esa concepción política, la de elaborar candidaturas en base a figuras, a individuos de algún predicamento entre la población, antes que de establecer las bases programáticas que los sustenten, lo primordial es ganar. A como de lugar, de cualquier forma, por cualquier camino. Después, en todo caso, se verá como transitar la dura tarea de gobernar.
No es improvisación, no se trata de ineptos ni tontos. Son hábiles en lo especulativo y también en las argucias que predispongan al electorado a confiar en ellos que, al menos, les alejan el “peligro” del “otro” peronismo, ese que denominan con gran desprecio, “kirchnerismo”. Inteligentes visualizadores de las subjetividades prefabricadas por la oligarquía que gobierna la Nación, se corren de esa vereda “peligrosa” del pasado reciente, para asegurarse los votos ciudadanos y los apoyos empresariales.
Cualquiera tiende a pensar que cualquier cosa es mejor que el triunfo de fórmulas repetidas de un “socialismo” que nunca lo fue o, peor todavía, de los auténticos representantes del conservadurismo de Cambiemos. Y es lógico que así sea. Incluso desde los propios sectores dejados de lado en esa construcción electoralista bicéfala, se visualizan expectativas de apoyos al final del camino de las primarias.
Pero queda la duda sobre definiciones que no se dan, pensamientos concretos que no se expresan con claridad, propuestas que se postergan con slogans o frases de ocasión, certezas sobre políticas futuras que se guardan en secretos que no se condicen con lo democrático. Faltan, por sobre la parafernalia discursiva de lamentos de pobrezas e inseguridades, los trazos, al menos gruesos, de aquello que pueda asegurarnos un rumbo claro, seguro, inviolable tras el contrato que el electorado establezca con estos candidatos.
Refugiados en un ensoberbecimiento exagerado, encerrados en los personajes que se auto-fabricaron, Perotti y Bielsa transitan su etapa de marquesinas fáciles y periodismo complaciente, instalando la idea de la “exclusividad peronista”, actitud facilitada por genuflexos y oportunistas varios que atisban supuestos beneficios pos-electorales.
Tal vez debamos mirar un poco más a los costados de este dúo lanzado ya como contendientes “imprescindibles”, que se re-alimentan uno al otro. Tal vez a ellos mismos les convenga no olvidar a quienes proponen alternativas valiosas, pensamientos claros, propuestas certeras, programas convenientes para esta Provincia arrasada por tantas miserias materiales. Y mentales. Esas que impiden reconocer a los auténticos y honestos defensores del desarrollo santafesino, sin cargas especulativas que retrasen, una vez más, el reloj de la historia necesaria.

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