jueves, 8 de junio de 2017

INUNDACIONES E INUNDADORES

Imagen de BBC
Por Roberto Marra

A pesar que no se muestra, decenas de miles de personas están afectadas por las inundaciones en nuestro País. La televisión, más preocupada en mostrar entradas y salidas de tribunales de ex-funcionarios, hace rato que ha olvidado mirar otra cosa que las miserables operetas judiciales de sus periodistas estrellas y jueces amnésicos de sus verdaderas funciones.
Por supuesto que las inundaciones son producto de hechos meteorológicos y climáticos. Pero estos son reflejo de la acción humana en el tiempo y el territorio. Las afectaciones se dan como resultado del llamado “calentamiento global”, y derivan de la devastación planetaria de los países más industrializados y consumidores.
En nuestro País, las aplicaciones de sistemas productivos degradantes del ambiente, son un espejo evidente de lo resuelto a nivel global por aquellos intereses corporativos. La globalización perversa de sus depredaciones nos alcanza, más cuando se instalan gobiernos afines a esos intereses, partícipes de la fiesta para pocos que organizan en todo el Mundo.
Tierras sobre-explotadas, bosques y montes arrasados, aplicación de agroquímicos en proporciones exuberantes, canalizaciones descontroladas, terminan por degradar un territorio que fue uno de los más fértiles del Planeta, ahora en proceso de desertificación, provocada por la miserable maquinaria de ganar dinero de los grandes explotadores agrarios.
Urbanizaciones sin control, en extremos tan opuestos como las villas miseria y los barrios cerrados, terminan en utilización de tierras de valles inundables, donde sacan su mejor partido los emprendedores inmobiliarios de esos barrios exclusivos, que alivian sus terrenos de posibles crecidas, derivando las aguas hacia donde viven los empobrecidos habitantes que terminan pagando el costo social de sus exclusiones.
El planeamiento urbano (y territorial en general) es pura cháchara discursiva. La inteligencia (si la hay) solo se aplica a generar condiciones que posibiliten el crecimiento de las riquezas de los más ricos.
Ya pasado el aluvión, aparecen las falsas caras compungidas de los burócratas de turno, para pedir donaciones de colchones y comestibles. Ahí veremos a ignorantes gobernantes de saco y corbata, explicar culpas ajenas y esquivar las propias, anunciando obras carísimas que, casualmente, construirán sus propias empresas o las de sus amigos.
La mentira es la estrategia. El ocultamiento la táctica. El empobrecimiento y la muerte el resultado. El único plan contra las crecidas es tapar agujeros. Mientras los pobres inundados terminan extasiados frente a las pantallas infames de los ladrones de sus vidas, hasta la siguiente inundación.

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