domingo, 14 de diciembre de 2014

LA EVASIÓN EN SUIZA, UN CUENTO SENCILLO

Imagen Tiempo Argentino
Por Hernán Brienza*

Las explicaciones, las justificaciones, las excusas que gran parte de los argentinos nos damos para intentar comprender lo inadmisible que nos resulta la comprobación de que no somos la primera potencia mundial resultan casi tan mitológicas y fantasmagóricas como la sentencia injustificable de que el nuestro es un país "rico", con los "cuatro climas" y "condenado al éxito".
Ciertos discursos del sentido común de la clase media urbana señala equivocadamente la raíz de esa brecha entre la supuesta riqueza inagotable de la Argentina y la realidad que está muy por debajo de las expectativas: la característica cultural de las clases bajas poco afectas al trabajo, el surgimiento del peronismo, la "sinarquía internacional", el "imperialismo yanqui" la clase política, la corrupción política, el "lo que pasa es que acá se roban todo", etc., etcétera… Lo curioso es que nadie parece acertar con el diagnóstico.

 Lejos de creer el autor de esta nota que acertará con el diagnóstico, se propone al menos ofrecer una variable que siempre está ausente del discurso "TeNetista-facilongo" de culpar a los empleados infieles. "El pescado se pudre siempre por la cabeza", decía Juan Domingo Perón. Y tenía mucho de razón. El tema está en saber cuál es la verdadera cabeza del pescado.
El "TeNetismo-facilongo" reconoce como único origen de todos los males a la clase política. Es entendible, muchos de los periodistas e intelectuales "independientes" y "objetivos" cobran suculentas sumas del poder real en este país que son un puñado de empresarios, los que Luis Majul llamaba simpáticamente Los dueños de la Argentina. Y es por esa razón que invisibilizan a la verdadera cabeza del pescado haciendo campaña contra el Estado y la clase política.
¿Esto significa que "los malos" de la película sean los empresarios más poderosos del país y los políticos unas carmelitas descalzas? La verdad que no. La cuestión es mucho más compleja.
Durante muchas décadas, la clase política constituyó un maridaje con los dueños de la Argentina e incluso cuando intentó marcarle el paso a los poderes reales, muchos de los políticos cayeron en la tentación de la corrupción individual o en las trampas que ofrece la financiación de la política. Pero incluso la infidelidad de un funcionario o la estructuración de negocios para financiar la política siguen sin ser el centro de la cuestión en la historia argentina.
Los dos males que aquejan históricamente a nuestro país son: los negociados en función del endeudamiento público, por un lado, y la formación y acumulación de riquezas en la Argentina. Del primer punto he hablado bastante en algunas notas anteriores. Entre 1976 y 2002 la Argentina se endeudó en más de 200 mil millones de dólares, una cifra exorbitante que pone de rodillas a cualquier país y a cualquier Estado. El resultado fue el empobrecimiento de la mayoría de los argentinos, excepto unos pocos, que vieron garantizada su acumulación de riquezas gracias a los negocios millonarios que realizaron con un Estado que se miserabilizaba.
Esa clase dominante angurrienta es la cabeza del pescado, los dueños de la Argentina.
Si uno hace un estudio pormenorizado de las empresas de capital local que han sido subsidiadas por el Estado, es decir, por todos nosotros, con "la plata de los jubilados", en los últimos 50 años comprenderá un poco lo que estoy queriendo decir.
Repasemos: Las grandes empresas han sido sostenidas por el Estado. Techint (recordemos Somisa y Siderar), Loma Negra, Aluar, Bunge&Born, Pecom, Molinos Río de la Plata, el Grupo Clarín, Arcor, entre tantos otros. Estas empresas han podido crecer y ser hoy lo que son no solamente gracias al espíritu emprendedor de sus fundadores sino fundamentalmente al apoyo que recibieron sus empresas por parte de todos los argentinos a través de la plusvalía (je) extraída a sus empleados sino también de los subsidios y las exenciones impositivas que recibieron a lo largo de las décadas. Esos beneficios emergieron de la educación, la salud y el bienestar general de todos los argentinos que pusieron su dinero a través del Estado para que estas empresas pudieran crecer y estos empresario enriquecerse.
Incluso en los momentos dificilísimos, millones de argentinos pusieron el hombro y se endeudaron obligatoriamente por esas empresas. Como en 1982, cuando en plena dictadura militar, el inefable Domingo Cavallo nacionalizó la deuda de las empresas privadas y les cargó a millones de argentinos una deuda de 15 mil millones de dólares contraída por empresas privadas en lo que uno podría reconocer como el verdadero Robo del Siglo. Entre las firmas nacionales más importantes "salvadas" a costa de los pobres, se encuentran Sevel, por entonces, del Grupo Macri; Acindar; Loma Negra, de los Fortabat; y Compañía Naviera, de la familia Pérez Companc. También hubo corporaciones extranjeras, como Techint, IBM, Ford y Fiat. Y, por supuesto, el listado incluye al sector financiero: Banco Río, Francés, Citibank y Supervielle, entre otros.
Estos empresarios fueron los que se quedaron con la riqueza de la Argentina y con la mayoría de los recursos del Estado. Estos empresarios son los que dictaron durante muchísimas décadas las políticas públicas al oído a la clase política pensando sólo en su propio beneficio. Algunos de estos empresarios, además, aparecen en las listas de empresarios que fugaron sus dineros a cuentas ilegales suizas para no pagar impuestos, como los pagamos vos, yo, aquel y tu vecino.
Repasemos la lista de cuentas ilegales en Suiza: Loma Negra, Amalia Lacroze de Fortabat, varias cuentas de Clarín, Laboratorios Bagó, Techint, la UCA, Petrolera San Jorge, la familia Melhem, Fort, Arcor, Consultatio y Eduardo Costantini, aparecen entre las personas en el listado que hoy está en manos de Casanello. Además de Ledesma, Bunge y Born, el Exxel Group, Amalita Fortabat, los dueños de Sprayette, Juncadella, Exolgan y la Editorial Estrada.
¿Entendés de qué va el asunto ahora? Los mismos empresarios que hicieron negocios con el Estado, que se beneficiaron con subsidios y exenciones impositivas, los que les cargaron sus deudas a los tipos comunes y a los laburantes en 1982, esos mismos tipos cierran el círculo llevándose la guita afuera para no pagar impuestos.
Un pequeño paréntesis: la UCA, donde estudian miles de chicos de clase media acomodada también recibe subsidios del Estado y fuga capitales. ¿No te parece perverso que un chico de la villa que sobrevive con la Asignación Universal por Hijo cada vez que compre un paquete de harina subsidie con el IVA a un chico rico para que estudie en una universidad privada?
¿Sabías que hay 400 mil millones de dólares de argentinos en el exterior? ¿Sabías que con esa guita en el mercado financiero local, no tendríamos problemas de tipo de cambio y no habría necesidad de restricciones a la compra de dólares? ¿Sabías que ese monto corresponde a todo lo que genera Argentina en un año? ¿Entendés ahora por qué el poder económico odia al kirchnerismo? Por qué el kirchnerismo los traiciona, sencillo. Porque intenta controlarlo, porque los desnuda, porque les quiere marcar el paso. ¿Seguís pensando que el problema de la Argentina es que un funcionario tuvo problemas de papeles con un auto hace más de 20 años? ¿Esto justifica la corrupción política? No. Simplemente la contextualiza y la pone en un justo nivel. ¿Entendés por qué los periodistas independientes apuntan sólo contra los funcionarios del Estado? Porque cobran de parte de los mismos que hundieron al país en los últimos 60 años. ¿Pero qué más le puedo decir? Si usted ya lo sabe, hombre, no necesita que yo se lo explique.


*Publicado en Tiempo Argentino

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