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“No nieguen los problemas. No nieguen el diálogo. No nieguen a los
argentinos. Queremos algo muy simple: vivir en un país normal.” La frase
pertenece al actual presidente del Partido Socialista, Hermes Binner. Por mi
parte, doy por sentado que se dirige a todos aquellos que participamos del
proyecto nacional y popular que lidera Cristina Fernández de Kirchner. A los
aludidos, creo, podría sernos de utilidad que Binner indicara, concretamente,
cuáles son a su juicio los problemas que negamos, las personas a las que dejamos
con la palabra en la boca y los argentinos ninguneados por nuestro gobierno.
Pero me parece que sobre todo sería muy productivo avanzar en la precisión del
concepto de normalidad.
Convengamos en que la categoría
de país normal podría generar una verdadera revolución en el campo de la
política, ya que borraría las fronteras ideológicas y haría posible abandonar
la lucha por la justicia o por la libertad, o por la igualdad, a cambio de esa
simple aspiración común a la normalidad.
Si damos por aceptado que la
nueva dialéctica política consiste en normalidad contra anormalidad y que según
la tesis Binner vivimos en un país anormal, vale la pena preguntarse cómo sería
la Argentina normal del siglo XXI, según el candidato a presidente del FAP.
Una reciente declaración suya nos
da una pista en ese sentido: “Estamos trabajando para construir un frente que
termine con el populismo en la Argentina”. Dudo de que tengamos conceptos
afines sobre lo que ha significado y significa populismo, en la Argentina y en
toda América latina, y tampoco quiero enredarme en una discusión académica,
pero hay sobrados indicios de que en ese rasgo de los países anormales, Binner
y los suyos incluyen las políticas de asistencia. En ese sentido, nos puede
resultar útil la célebre frase de su principal socio político, y presidente del
partido radical, Ernesto Sanz: “La plata de la Asignación Universal por Hijo se
va por la canaleta del juego, el vino y la droga”.
Es decir que en el país normal de
Binner no debería haber Asignación Universal por Hijo ni plan Conectar, ni plan
Progresar, ni plan Pro.Cre.Ar. En un país normal no se dilapidan los recursos
del Estado para proteger o auxiliar a los más pobres y vulnerables o para
incluir a los jóvenes. Unos jóvenes y unos pobres que, por añadidura, no se
sienten inclinados a identificarse con los socialdemócratas europeos, en cuyos
congresos internacionales Binner y sus amigos se extasían ante el espectáculo
de los que probablemente sean sus modelos de país normal.
Sin embargo, basta con echar una
mirada a los países normales de Europa que han sido o son gobernados por
partidos afiliados a la Internacional Socialista, como el que preside Binner,
España, Grecia, Francia, por citar sólo algunos ejemplos, para observar el
enorme retroceso que han sufrido sus clases trabajadoras.
Sin ir tan lejos, recordemos que
quienes ahora integran el FAP gobernaron en la Argentina de la mano de Fernando
de la Rúa: flexibilización laboral, recorte salarial a trabajadores y
jubilados, coimas en el Senado, 27 por ciento de desempleo, recortes en el
presupuesto de educación, corralito financiero, represión social, helicóptero.
Vi con mis propios ojos a las mujeres y hombres que ahora son el FAP, sentados
a mi lado en el Congreso de la Nación, fundamentando y votando muchas de las
iniciativas mencionadas. Allí están las versiones taquigráficas de las sesiones
de la época. Ha transcurrido apenas poco más de una década. Para los
responsables de tamaño desastre, lo normal debería ser, por pudor, llamarse a
recato.
Nosotros también estamos
consolidando un frente político y social, no para terminar con el populismo,
sino para terminar con la injusticia, con la pobreza y con la desigualdad,
características tan desgraciadamente normales en nuestro país y en nuestra
región. Sabemos que el camino es largo y difícil, como también sabemos que no
es lineal, porque los fuertes intereses que enfrentamos tratan permanentemente
de torcernos el rumbo. Pero marchamos con la tranquilidad y el entusiasmo que nos
da el sabernos acompañados por nuestros más firmes valores y convicciones.
* Diputado. Frente
para la Victoria.
Publicado en
Página12
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