domingo, 28 de noviembre de 2010

SIEMPRE MÁS POLÍTICA

Por Hernán Invernizzi*

Las medidas de gobierno, en sintonía con las necesidades sociales y los reclamos ciudadanos, fueron las claves de la construcción de poder de Néstor Kirchner, una manera de hacer política que continúa la Presidenta a un mes de la muerte de su marido. Hay una especie de euforia. Muchos no paran de celebrar que las encuestas le dan cada vez mejor a la Presidenta. Se invierte una enorme cantidad de tiempo y energía en aplaudir que a partir de la muerte de su marido, Cristina nunca había tenido tan alta intención de voto.


Los sondeos dan tan pero tan bien, que bastaría con no hacer ninguna macana para ganar las próximas elecciones. Sobre esa base, hay quienes hacen cálculos simples, al estilo de “hagamos esto o aquello para subir un poco más”, o: “no hagamos tal o cual cosa, así nos mantenemos en el mismo nivel”. Este optimismo ingenuo podría convertirse en un problema.

Hasta sus más frenéticos adversarios admitieron que Néstor Kirchner revalorizó la política en una sociedad en la cual “política” se había convertido en una mala palabra. Si se admite aquello, entonces la insistencia en aclamar los resultados de las encuestas –y el consiguiente cálculo de proyectar políticas en función de esos resultados– podría convertirse en una negación de lo mismo que se dice valorar.

Como los sondeos de opinión sólo ofrecen fotos en blanco y negro, veamos un resumen posible de la película.

Hace apenas unos años. La valoración de Kirchner se apoyaba en diverso tipo de medidas: los cambios en la Corte Suprema, el llamado desendeudamiento, la política de Derechos Humanos, su estilo personal, la política exterior, etc. La Presidenta sumó sus propios méritos a esa herencia positiva.

Pero la llamada “crisis del campo” fue un punto de giro que afectó la relación del proyecto K con parte de la sociedad. Durante la crisis de la Resolución 125, el matrimonio K fue ferozmente criticado por toda clase de fuerzas políticas (inclusive propias) porque esa política dividía a la sociedad y debilitaba “el modelo”. Las encuestas cayeron a un abismo. Nunca midieron tan mal. Por lo tanto, debían cambiar de política. Era la hora de negociar. Muy por el contrario –y a pesar de las modificaciones introducidas por Diputados a la 125–, mantuvieron esa política y se bancaron la estrepitosa caída de imagen que denunciaban los sondeos de opinión.

El siguiente punto de giro fueron las elecciones. Y las perdieron. O no ganaron. Como dijo el ex presidente la noche del 28 de junio, les habían ganado por un cachito así... Y era cierto. Pero el problema estaba en los millones de argentinos que no los habían votado. Eran muchos. Los críticos de la política hacia “el campo” se sintieron justificados. Al final, ellos habían tenido razón. Las estadísticas lo habían anticipado y las elecciones lo habían confirmado. Por lo tanto, los K tenían que ajustar, negociar, corregir el modelo, etc.

Sin embargo, pocos días después de las elecciones, Kirchner apareció en una reunión de Carta Abierta en Parque Lezama. Era su primera aparición pública después de la derrota. Y en vez de hablar sobre una foto, habló sobre una película. Dijo, en síntesis, que había que “profundizar el modelo”, que iba a “caminar el país”, en fin, que tenían que avanzar.

Y cuando tantos esperaban que el matrimonio K se ajustara a las pretendidas consecuencias de los números... hicieron todo lo contrario: reestatización de las Afjp, nueva ley de medios, ley de matrimonio igualitario, etc.

La foto de la crisis con el campo pasó a la foto del resultado electoral. Pero la película es una sucesión de fotos en movimiento. Y de aquellas dos fotos negativas poco a poco pasaron a las fotos positivas.

Hace apenas tres meses. Hace tres meses la empresa Fara y Asociados realizó uno de los sondeos más amplios y rigurosos de los últimos años: 8.000 encuestas domiciliarias en una docena de municipios del Gran Buenos Aires. La investigación incluye una enorme masa de datos acerca de diversos temas. Acá interesan la llamada “imagen positiva (o negativa)” y la “intención de voto”.

En cuanto al primer asunto, la encuesta exponía que los dos dirigentes políticos con los mayores índices de “imagen positiva” eran Néstor y Cristina –dos meses antes del miércoles 27 de octubre...

En cuanto al segundo asunto, la investigación proponía diversos “escenarios” posibles: elecciones entre Kirchner, Cobos, Macri, etc.; o entre Cristina, Alfonsín, etc.

En cualquier escenario, siempre ganaban la primera vuelta Néstor o Cristina, siempre con por lo menos el 35% de los sufragios y siempre le sacaban una diferencia de más del 10% al segundo. Esto en agosto de 2010...

Esa investigación comenzó a conocerse en septiembre y confirmaba una tendencia que ya habían advertido todas las empresas del ramo. Una tendencia que medios y dirigentes opositores trataban de ocultar. Una tendencia sin la cual no se puede entender todo lo que ocurrió a partir del 27 de octubre de 2010.

A partir de ahora. Antes de la muerte de Kirchner las encuestas volvieron a ser favorables al matrimonio K. La mejora de la imagen pública y el crecimiento de la intención de voto son anteriores y no posteriores a la muerte del ex presidente. No es su inesperado fallecimiento lo que provoca estos datos. En realidad, su muerte estalló como un volcán cultural que, entre otras consecuencias, confirmó y aceleró una dinámica de crecimiento anterior.

Entre marzo de 2008 y fines del 2009, estaban en el horno. A principios de 2010, apoyado en aquellas palabras de Parque Lezama, comenzó el repunte. Aquel breve discurso al aire libre fijó a sus seguidores la línea a seguir. En esa oportunidad el ex presidente no habló de estadísticas, de investigaciones o sondeos de opinión. Todavía con la brasa de la derrota entre las manos, habló de profundizar un modelo, habló de hacer política, de caminar el país.

El bendito “modelo” a profundizar podrá gustar más o menos. Pero lo que no se podrá negar es que después del paso atrás, dieron dos pasos adelante sobre la base de la coherencia con lo que creían que tenían hacer. Siguieron una estrategia. Y es esa tenacidad política lo que explica que pasaran del fin del kirchnerismo en 2009, al 50% de intención de voto a fines del 2010.

*Escritor y periodista
  Publicado en Miradas al Sur

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