Por Roberto Marra
Las clases sociales, existen. Las disputas entre ellas por sus respectivos intereses, también.
El imperialismo existe, es despiadado y sus intentos de dominación son permanentes.
Las verdaderas dueñas de las finanzas y la economía global son las corporaciones hegemónicas, con capacidades superiores a las de las naciones.
La voluntad aspiracional oligárquica de la llamada clase media, es el límite para su acompañamiento a los procesos políticos populares.
La postergación permanente de los sectores más empobrecidos de la sociedad, genera en ellos sentimientos de culpas antes que de rebelión.
La mirada clasemediera hacia los integrantes de los sectores de menores recursos económicos que ellos, es de lástima o desprecio, antes que de solidaridad o empatía.














