miércoles, 30 de marzo de 2022

ADOCTRINAMIENTOS

Imagen de "ConvivirPress"
Por Roberto Marra

Partícipes de la ideología “liberal” o “neoliberal”, pasan sus días hablando del “adoctrinamiento” supuestamente ejercido por hordas de salvajes “kerchneristas” en las escuelas o en otros lugares donde desarrollan actividades niños y niñas. Pero, por fuera de la falsedad de tales afirmaciones, insostenibles a poco de indagar mínimamente en los lugares que ellos referencian, cabe interesarse por el adoctrinamiento en sí, por el concepto y por la utilización de ese modo de relacionamiento de alguien o algunos con la sociedad en su conjunto.

De hecho, la escuela es un ámbito de adoctrinamiento básico, proveniente del sistema educativo en sí, donde un o una docente traslada conocimientos a sus alumnos y alumnas, obviamente tamizados por sus ideologías y por los programas que los ministerios imponen. Importan la base doctrinaria desde la cual se originan esos programas, las intencionalidades de las autoridades del gobierno de turno, los objetivos propuestos para el desarrollo de alumnos y alumnas, las características de la sociedad que se pretende tener como meta.

Capitalismo mediante, el adoctrinamiento más trascendente no se da en las aulas, sino a través de los métodos comunicacionales que convocan a la conformación de una cultura destinada a mantener un determinado statu quo. Modismos en el lenguaje, la alimentación, las artes, la vestimenta, van conformando modos de vida y de pensamientos, basados en los intereses de quienes adoctrinan a través de esos elementos culturales.

No son acciones espasmódicas, sino estudiados mecanismos de sometimiento a sus necesidades de dominación económica y política, que logran con la perseverancia en la transmisión de sus “enseñanzas” de usos y costumbres, que conllevan dentro de ellas el gérmen de la aceptación del modo de vida individualista e insolidario que requiere el sistema. El adoctrinamiento mediático va generalizando burlas, desprecios y odios a quienes se opongan a semejante parafernalia de adaptación a sus reglas, mediante la aparición de “ídolos de barro” que sirven para arrastrar a los más jóvenes a sus huestes y enterrar en el olvido la historia que dio origen a la Patria así denostada.

Justamente la historia es una de las víctimas en este proceso desculturizador. El desconocimiento de la misma es la base de la negación del verdadero origen de la nacionalidad, del desprecio a los valores heredados de aquellos y aquellas que dieron sus vidas para armar el “rompecabezas” de una Nación violentada mil veces para desgajarnos y convertirnos en eterna colonia. Los invasores de entonces y sus continuadores, inventaron una cultura apropiada a sus intereses, crearon una historia a medida de sus objetivos y aplicaron sus doctrinas negadoras de derechos y soberanía.

Llevamos mucho tiempo atravesados por los adoctrinamientos cotidianos aplicados desde pantallas y portadas, sometidos al acostumbramiento de las peores lacras del sistema capitalista, como la pobreza extrema y el abandono, el desprecio a los diferentes y los ataques a quienes no se someten a sus metodologías opresivas. Ahora mismo recorremos el camino de la imposición del analfabetismo ideológico, para no ver lo que aparece prístino ante los ojos, para no decidir lo imprescindible en busca de los sueños que una doctrina, popular y cálidamente nacida por el empuje del propio Pueblo, nos entregara para que hagamos realidad sus objetivos de soberanía, independencia y justicia social.

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