viernes, 22 de mayo de 2020

DE CONOCIMIENTOS Y MENTIRAS

Por Roberto Marra
Que el conocimiento es un valor sustancial para el desarrollo individual y social, está más que demostrado por la historia. La generación de saberes ha sido la base que produjo los grandes avances a lo largo de la evolución de la humanidad, promoviendo mejoras esenciales para la expansión de la ciencias y la producción de bienes materiales destinados, en principio, a favorecer y expandir una mejor calidad de vida para los pueblos. Pero también ha sido, producto del desarrollo de una determinada correlación de fuerzas entre los actores de esos avances cognitivos, el fundamento de un proceso de dominación de un sector cada vez más concentrado, sobre la mayoría apabullante de los habitantes del Planeta.
La disputa por los conocimientos y por obtenerlos antes que lo hagan otros, en una guerra tan obtusa como quienes la generan, ha determinado, junto con otros factores, que unos pocos países se hicieran del suficiente poderío como para ejercer influencias determinantes sobre las decisiones que se toman en los países que no poseen esas sabidurías. Tan desproporcional ha sido este proceso, que ha producido la internalización del concepto de dominados en los pobladores de las naciones menos desarrolladas desde el punto de vista de las erudiciones producidas.
Los imperios dominantes en cada tiempo histórico, se han valido de ese procedimiento invasivo de conciencias, que se da como producto de la acción dirigida a modelar subjetividades sostenidas en la creencia de superioridades étnicas o sociales. Las herramientas han ido modificándose a lo largo de las épocas, pero los objetivos no han variado demasiado, concentrados en generar la parálisis de los posibles desarrollos que se pudieran dar en los países dominados, producto, a su vez, de avances solo atribuíbles a la voluntariosa experimentación de individuos que poseen las capacidades, aunque no tengan el respaldo para concretar sus ideas.
Por estos tiempos donde el acceso a los medios de comunicación se ha desarrollado exponencialmente, los poderosos han sabido valerse de semejante avance del conocimiento humano para profundizar sus dominios. Sabedores de la importancia de controlar las voluntades de los millones de buscadores de felicidades que habitan el Mundo, para sus beneficios personales y corporativos, se han hecho dueños de las comunicaciones y sus procesos más elementales, incluyendo los medios físicos y los humanos, a los que utilizan solo para transmitir las noticias y producir la cultura que ellos necesitan para conservar y agigantar sus poderes.
Tan profundo ha sido el trabajo demoledor de las culturas generadas por las propias sociedades en cada región del Planeta, que han logrado establecer criterios y pensamientos ajenos a las necesidades reales de cada pueblo. Se han apoderado de las conciencias de manera tan profunda, que hasta quienes sostienen una empeñosa lucha contra el sistema dominante, terminan adquiriendo las taras que éste les propone como únicas alternativas.
Vale apelar a un ejemplo, como resulta ser la caracterización de los gobiernos populares, que el imperio propone como la unívoca forma de verlos. Los medios se encargan de expandir las sandeces de los enajenados que comandan el Mundo, sobre las características supuestamente oligofrénicas de los líderes de esas naciones que intentan avanzar hacia mejoras derivadas de desarrollos independientes de la voluntad imperial y las corporaciones que todo lo pueden.
La “metralla” periodística permanente ha logrado lo que las balas reales no han podido. Los dirigentes que lideran esos procesos libertarios en busca de una justicia social que otorgue un mínimo de sentido a la vida oprobiosa por la que los poderosos obligan a transitar a sus pueblos, son estigmatizados como mentirosos, falsos, corruptos, asesinos y ladrones. Toda esa retahila de obscenidades incongruentes con la verdad, son aceptadas con extraño placer morboso por muchos de quienes debieran ser sus defensores intransigentes, por representar, aunque sea mínimamente, los mismos intereses y poseer las mismas metas soberanas que tanto se cacarean y tan poco se terminan defendiendo con la comprensión cabal de esos procesos en los países hermanos.
Difícil transformar la realidad cuando se la desconoce o se la tergiversa. Imposible alcanzar los sueños cuando se los anula con muros de mentiras sobre los auténticos representantes de nuestros pueblos. La producción de falsías es el negocio del momento, enturbiando el panorama que pudiera distinguirse para generar los propios pensamientos, que fueran capaces de frenar las hipocresías de los temerosos y los miedos de los pusilánimes.
Desarmar el andamiaje de “cuentos del tío” con los que terminan engañando incluso a los más despiertos, es una tarea de dudoso éxito pero imprescindible necesidad. Terminar con la adhesión infame a las falsas verdades imperiales como la única alternativa para alcanzar el supuesto “único” saber, debiera ser el primer paso para la liberación del espíritu social que proponga modificarlo todo, haciendo de la solidaridad con los pueblos hermanos de Nuestra América la columna vertebral de los procesos emancipadores que todavía nos debemos. Alcanzar el conocimiento de nuestras propias fuerzas, solo será posible en la trinchera virtual de la defensa de una cultura aplastada por la brutalidad y el menoscabo de nuestra historia, la que no nos contaron, la que yace en el barro de las mentiras que cada día nos anotician los dueños de todas las patrañas mediáticas.

1 comentario:

  1. Muy valioso este texto, confieso que lo leí rápido, creo que esta velocidad de la inmediatez que ha invadido la vida de los seres humanos, y ni qué hablar de los medios de comunicación, me preocupa ser hoy una lectora apremiada por el tiempo ¿¿?? , no sé cuál, sí me abruma, me preocupa e indigna, me llena de bronca la supremacía de las grandes empresas que manejan los medios de comunicación, aunque entiendo que la constructiva, la más valisosa ha quedado empantanada, nos embarraron la cancha y mal,he sido una gran amante de la radio,he disfrutado en algún tiempo de algunos programas de televisión, pero veo demasiada banalización, grosería, bajezas humanas que nunca pensé podía llegar a haber, representada no sólo por las empresas sino por los periodistas y locutores que llenan sus bolsillos con toda esta baratija, no sé dónde refugiarme, bueno, nos quedan los libros, hoy, tooodos hablan,todos son entendidos, doctores y expertos en tooodos los temas, es imposible poder escuchar entre tanto ruido, y lo peor es que la gente , ya aletargada, embotada sigue a estos "gurúes" de la noticia,del periodismo, creo que hay un obsceno, denigranante uso de los medios de comunicación, el ser humano no importa, importa lo "noticiable· ,sea cual el color de la porquería, nos lo tragamos todo, y pensar que nos dijeron, nos contaron que el mundo esta evolucionando, pensar en un teléfono, de esos grande, color negro, con el disquieto, era todo un viejazo, como me decían mis hijas, cuando recordaba algo de mi pasado en mi pueblo entrerriano, me apasiona leer, el conocimiento saludable, en la Patagonia donde vivo, se ignora muuucho de nuestra historia, de las comunidades que viven aisladas, de las costumbres, Buenos Aires enceguece con sus falsas luces, nuestra querida América necesita ser mirada, reconocida, valorada, hay tantos hermanos que nos necesitan, tantos pueblos y parajes que no conocemos...bueno, no estoy en un buen día, pero quería manifestarles mi gratitud porque este texto me hizo pensar que no me atacó el viejazo, no estoy loca y que el camino que elegi andar hace tiempo es el que realmente necesito...un saludo afectuoso

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