viernes, 13 de abril de 2018

CORTINAS DE HUMO

Imagen de "argentinatoday.org"
Por Roberto Marra

Las cortinas son elementos muy útiles para evitar que penetre o salga la luz de un ámbito cualquiera. No son solo recursos decorativos, aunque formen parte de esa actividad embellecedora de la arquitectura. Cumplen funciones que dependen de sus composiciones materiales y de las intenciones de quien las coloque. Es por esas características que suele utilizarse esa denominación como recurso semántico para expresar otra cosa que no se corresponde, justamente, con lo decorativo. Ahí aparece la conocida frase “cortina de humo”, que de estético nada tiene, pero que resulta clarificador de los propósitos que se manifiestan.
Los argentinos somos especialistas en el uso de esa expresión. Mejor sería decir, en soportar esas pesadas y espesas cortinas inmateriales, recursos básicos de un sistema de dominación que repite en forma permanente acciones distractivas de la realidad, para que no reconozcamos las verdades que nos aplastan los derechos.
Hablar de lo que nunca sucedió como un hecho real, transformar una banalidad en “trending topic” twitero, inundar las redes sociales de opiniones sobre algo que nunca pasó, endilgar acciones a personas que jamás participaron en ellas, son formas prácticas que el poder comunicacional utiliza a diario para anteponer esas fantasias que tanto necesitan como método para ocultar la verdad que los compromete con hechos repudiables.
Sin embargo, con ser absolutamente falsos, esos casos ocultados por el humo de las mentiras, se transforman en realidades que dañan irrversiblemente las pretensiones de quienes se oponen a las bestialidades gubernamentales. Encarcelar dirigentes sin pruebas, pero acusados hasta el delirio con fantasías mediáticas, ha sido un recurso más que importante para distraer la atención de sus reales atracos sistemáticos, con frases del estilo de “se robaron todo” (los otros, nunca ellos).
Nada más atractivo para las mentalidades necesitadas de encontrar culpables fáciles, acostumbradas a resolver juicios con simples sentencias de colas bancarias. Nada mejor para espesar las cortinas del humo de las falsedades, que atacar en profundidad al centro neurálgico de sus opositores, al símbolo institucional por excelencia de quienes todavía defienden causas justas, para tratar de disolverlo mediante historias y personajes impresentables.
Quieren asfaltar el camino hacia otro mandato, apartando y aplastando a los rebeldes. Se saben poderosos e intentan el fin de las ideas que tanto desprecian. Sostenidos por las columnas de imbéciles con cartelitos de deseos de muerte a la “yegua” que los precedió, apañados por los medios de los que son socios, cubiertos por jueces sin moral e impulsados por la embajada del imperio que los necesita, siguen soplando fuerte el fuego de las miserias y el escarnio, para generar más humos, más cortinas de fantasías que, más temprano de lo que creen, será barrido por el huracán de las verdades populares.

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