miércoles, 14 de agosto de 2013

REFLEXIONES HACIA EL FUTURO

Por Arq. Roberto O. Marra*


De acuerdo en que no hay que dar ni un paso atrás. De acuerdo en que Cristina tiene la capacidad (inigualable) para sopesar las necesarias correcciones o cambios que deban hacerse. Pero debemos los militantes prestar más atención a las subjetividades hacia quienes se dirigen los mensajes proselitistas, que están atravesados por el bombardeo mediático y social que va generando un pensamiento proclive al rechazo a determinados discursos que, aunque objetivamente son correctos y bien intencionados, no penetran en las conciencias de los SUJETOS que pretendemos que nos acompañen y se sumen definitivamente al Proyecto Nacional y Popular.
Estamos obligados, quienes estamos convencidos, a pensar mejor la comunicación de nuestras ideas, de nuestros proyectos, de nuestros objetivos, dándole a cada uno una imagen, más que posible, muy probable de concretarse. Decir lo que logramos, como base del futuro al que se aspira, solo sirve si ese futuro logra explicarse tan bien, que resulte imposible para cualquier persona rechazarlo sin más razón que el odio o el desprecio hacia quien lo proponga. Y para hacerlo, será imprescindible decir no sólo que se propone hacer, sino COMO se hará, mediante cuales medidas, a través de que afectaciones de intereses, sabiendo con que enemigos nos enfrentaremos a cada paso y cuáles pueden ser sus reacciones.
La juventud es un valor que asegura la continuidad, pero no asegura el conocimiento derivado de la experiencia, el que debe ser correctamente incluido en cada momento, en cada agrupación, en cada acción que se proponga desde la conducción. La Sociedad está integrada por un sinnúmero de sujetos, entre los cuales hay los más proclives al cambio y los más reaccionarios al mismo. Está en la correcta interpretación de cada sector social, de sus comportamientos, de sus sueños, de sus necesidades (reales o ficticias), el camino hacia la "conquista" de sus voluntades, transformando sus miedos, sus rencores, sus odios inclusive, en reconocimiento primero y convencimiento finalmente, que lo que está sucediendo en la historia que estamos protagonizando desde hace 10 años es lo que logrará mejorar positivamente sus vidas.
Tenemos que tener la capacidad de hacer pensar, de hacer reflexionar, de hacer dudar sobre los mensajes de las corporaciones y sus acólitos, que pretenden hacernos retroceder y no solo ganarnos en las elecciones, sino hacer "desaparecer" (con todo lo que esa palabra tiene de significancia en nuestra historia) al kirchnerismo, borrarlo del mapa, destruir hasta el último ladrillo de su cimiento. Este objetivo de máxima del enemigo (no adversario electoral) no debe subestimarse, porque nuestra historia ya reconoce un tiempo similar, cuando en 1955 se intentó borrar al peronismo de la conciencia popular.
Se trataría ahora de destruir “para siempre” a esta experiencia, que se puede calificar, sin dudas, de ETAPA SUPERIOR DEL PERONISMO. Esta definición no significa ignorar la importancia de la primera experiencia de los años 40 y 50 del siglo XX. Por el contrario, son Néstor y Cristina quienes surgieron de nuestra historia popular para poner en práctica aquello que el propio Perón invitaba a realizar: transferir a las nuevas generaciones las experiencias populares de cambios profundos de la sociedad, para que las profundicen y mejoren, ya desde una nueva y renovada perspectiva, obligada por el paso del tiempo y las circunstancias nacionales, continentales y mundiales.
Es imprescindible ir dejando de lado los pseudo-liderazgos de quienes se asumen a sí mismos como “conductores” de distintos espacios o agrupaciones que se mencionan como kirchneristas, pero que en realidad terminan por ser útiles al enemigo, por sus permanentes desvíos de los objetivos fundamentales, siempre en aras de sus propios intereses personales egoístas, llegando a veces hasta la corrupción por perseguir sus desvaríos de poder. Claro que no será sencillo terminar con esos personajes, sus desvíos y corruptelas, pero deberá tenerse como parte de la lucha popular permanente de cada militante honesto, sea cual fuera su nivel de importancia en las organizaciones.
Debemos replantearnos permanentemente las formas de conducción, manteniendo siempre la unidad a través de quien resulta, como Cristina, la líder ideológica y fáctica del movimiento. Pero más abajo, en las agrupaciones que forman parte sincera del Kirchnerismo, debe generarse un debate intenso, que dé lugar a la participación activa real de todos los militantes y aún de aquellos que sean tan solo simples adherentes. La discusión horizontal permitirá dilucidar errores y aciertos, proveyendo a los estamentos superiores de conducción de un muy fuerte respaldo si los resultados de estos debates internos son considerados y asumidos por esa conducción.
El KIRCHNERISMO, así, con mayúscula, como demostración de la firmeza de sus conceptos y estructura de ideas, debe asumir el rol que la historia le ha otorgado: ser líder de un proceso de cambios nunca visto en la Patria; ser protagonista del logro del sueño común de los libertadores del siglo XIX, dicho esto sin ninguna exageración ni grandilocuencia. Cristina ya ha asumido su papel sin claudicaciones ni debilidades. Ahora deberemos, quienes nos consideramos parte de este movimiento, ponernos a encontrar los caminos que nos lleven al convencimiento de las mayorías populares de sumarse a la construcción de esta Patria nueva, con una nueva estructura política, social, económica y cultural. Esa que estamos vislumbrando (sólo vislumbrando) con todo lo ganado hasta el momento. No hay límites para el crecimiento, salvo el que ponga nuestra desidia, inoperancia e ineficiencia en la aplicación de las medidas que demande cada etapa, cada peldaño de esta escalera hacia la felicidad popular, utopía que nunca debemos dejar de tener en nuestro horizonte.

*Secretario Asociación Desarrollo & Equidad

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