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FIDEL CUMPLE 87 AÑOS Y SIGUE EN LA LUCHA
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| Imagen www.cubadebate.cu | 
Por Stella Calloni*
                         
            
                
            
 
He vivido para luchar", ha escrito en una carta reciente
 el histórico  líder de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz –que 
cumple hoy 87 años–  a un grupo de presidentes y vicepresidentes que 
visitaron Cuba el 26 de  julio pasado. Sería difícil describir en pocas 
palabras a una figura  tan fuerte, polifacética, impactante y 
conmovedoramente humana como  Fidel Castro, un verdadero héroe moderno 
que, junto a su pueblo, ha  resistido con dignidad más de medio siglo de
 un sitio medioeval, como es  el bloqueo impuesto por la potencia más 
grande del mundo, Estados  Unidos. Como dicen los analistas cubanos, el 
bloqueo "no es un cuento",  no es una palabra al viento, es una realidad
 brutal, una táctica de  guerra contra un pueblo que vive en una isla 
pequeñísima si se la  compara especialmente con el territorio que ocupa 
su enemigo. 
Es, sin duda, una guerra económica continuada a través de los años, que 
sigue existiendo  a pesar de que el mundo se ha expresado 
mayoritariamente en contra. El daño económico que  causó a Cuba el 
bloqueo se estima en más de cien mil millones de dólares. Lo que esto 
significa en costos humanos, en inmensos sacrificios para lograr insumos
 medicinales y otros, tiene consecuencias calificadas como "genocidio" a
 la luz del Derecho Internacional. 
Sólo una dignidad inconmensurable pudo resistir todos estos años, y 
especialmente en los '90, después de la caída de la Unión Soviética y 
del campo socialista, dejando en extrema soledad a Cuba, sometida además
 a una ola de acciones terroristas que hay que medir también en la 
comparación del victimario y la víctima, para entender de qué se trata. 
El bloqueo es el más largo que haya existido en la historia 
contemporánea. Y también lo es la heroica resistencia  de un pueblo, con
 una dirigencia de valores tan eternos como han requerido todas las 
circunstancias, incluyendo invasiones, guerras de baja, media y alta 
intensidad. La resistencia cubana encontró solidaridades en los pueblos 
latinoamericanos, y muchas de las víctimas de atentados, asesinatos y 
persecuciones terroristas en nuestra región, ocurrieron como un 
"castigo" contra esa solidaridad.
Pero al final tuvo eco y reverdecieron las solidaridades ante los 
cambios producidos en América Latina en los últimos años, con el 
surgimiento de una unidad de integración de nuestros países. Entre 
ellos, la Revolución Bolivariana, que renovó el sueño independentista, 
extendido como un reguero en América, como una respuesta 
contrahegemónica a los nuevos intentos de recolonización continental, 
que ya nadie oculta.
Detrás de lo vivido en la historia de la resistencia latinoamericana de 
todos los tiempos, está esa figura inmensa y única de Fidel Castro, allí
 en la isla pequeña, como un lagarto verde, al decir de sus poetas, a 
sólo 90 millas de su eterno enemigo.
Para entender aún más hay que recordar que la Revolución Cubana fue el 
hecho más desafiante del siglo pasado, ya que surgió a partir del asalto
 al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, a cuya cabeza estaba el 
joven abogado Fidel Castro, en momentos en que la isla sufría la 
dictadura de Fulgencio Batista y la rodeaban gobiernos dictatoriales 
como los de Haití y República Dominicana.
A instancias de Washington, en 1948 habían asesinado al líder colombiano
 Jorge Eliécer Gaitán, para detener un proceso histórico con enorme 
confluencia de masas. En 1954 Estados Unidos invadió Guatemala, 
gobernada por Jacobo Arbenz Guzmán, para cortar la breve primavera 
democrática de un país cuya población a partir entonces y hasta los '90 
sería la mayor víctima de desapariciones forzadas en el continente. En 
América Central imperaban las dictaduras. 
¿Quién podía imaginar que un grupo de soñadores revolucionarios llegados
 a las costas de Cuba desde una playa perdida en México, en un barco 
pequeño y viejo (el Granma), que resistió a los oleajes de un mar 
implacable, serían los mismos Fidel, Ernesto Che Guevara, Raúl Castro y 
otros que en enero de 1959 llegarían triunfantes a La Habana? Ese poder 
de la imaginación para desafiar un imperio ha sido el verdadero eje de 
las múltiples resistencias en Cuba y en Nuestra América. Una imaginación
 "necesaria como el agua y el fuego", como dijera el presidente Hugo 
Chávez Frías.
En estos tiempos de criminales guerras coloniales en el mundo, hay que 
tener una imaginación poderosa para poner en pie a América Latina y 
sostenerla desafiando los intentos de retorno de un colonialismo tardío 
que terminará muriendo por su propia mano ensangrentada.
¿Qué decir de Fidel Castro en estos momentos, cuando su pueblo se 
prepara, junto con otros en el mundo, para festejar la vida en su 
cumpleaños 87º, desafiante como siempre, con conciertos, cultura, vida, 
cantos?
Sigue siendo el mismo Fidel que desafió a los tribunales que lo juzgaban
 por el Moncada, a los que terminó juzgando con ese extraordinario 
discurso "La Historia me absolverá", que mostraba la coherencia de la 
continuidad histórica de la lucha de liberación contra el colonialismo 
español, el rescate de un pasado glorioso, para construir un futuro en 
revolución.
Rescató entonces como lo hace ahora la identidad de un pueblo nunca 
sumiso para crear sobre esa piedra fundamental la historia de la única 
Revolución Socialista que se mantiene y transcurre en una isla pequeña, 
como una leyenda del siglo XXI que es en realidad la más acabada 
expresión de dignidad y amor de un pueblo. Una Revolución que nunca ha 
sacrificado ninguno de sus principios.
Allí está él escribiendo cada día, hurgando en la conciencia de un 
mundo, que aún puede salvarse si escucha las voces que advierten desde 
la sabiduría revolucionaria, la humildad, desde el privilegio de 
adelantarse a los acontecimientos en un mundo incierto. Como un profeta 
revolucionario, con toda la pasión y la ternura con que mira el mundo 
por un catalejo de sueños que se hacen realidad en sus manos de orfebre 
hacedor de liberaciones.
*Publicado en Tiempo Argentina 
 
 
 
 
          
      
 
  
 
 
 
  
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