Por
Roberto Marra
Imagen de "Perfil"
El Presidente recibió a los representantes de una organización que dice representar a la comunidad israelita en Argentina. La DAIA, de ella se trata, le fue ¡a pedir explicaciones al Presidente de la Nación! sobre la votación argentina a favor de la investigación de violaciones de derechos humanos en la Franja de Gazza por parte de Israel.
En el mundo del revés, el Jefe de Estado le concede una audiencia a un rejunte de provocadores que otros integrantes de la propia comunidad israelita les niega representatividad, que resultan ser, además, quienes acusaron y siguen promoviendo el juicio a Cristina y otros ex-funcionarios de su gobierno por ¡traición a la Patria! Uno de los integrantes de esa deleznable organización, sigue hasta el día de hoy con insultos y denigraciones hacia nuestra ex-Presidenta a través de las redes sociales.
Fueron y siguen siendo ellos quienes hicieron morir al ex Canciller Héctor Timerman por las acusaciones que le dieron cabida a las decisiones del nefasto juez Bonadío. A lo inaudito de darle explicaciones a simples integrantes de una ONG sobre las disposiciones del Gobierno Nacional en materia de nuestras relaciones internacionales, se le suma no tener en cuenta los antecedentes maléficos de estos personajes siniestros.
La palabra Soberanía parece estar perdida en algún cajón de los recuerdos, la Independencia sólo sirve para mantener una tradición vacua de fechas escolares. Y la Justicia, esa imprescindible manera de sentar las bases de la igualdad ciudadana, yace en piso de las inequidades que un Gobierno nacional y popular está obligado a combatir. La “correción” diplomática no cabe ante esos sucios enemigos de la Patria y de sus mejores hombres y mujeres. Como tampoco la reiterada genuflexión ante los poderosos de otros lares, vulgares asesinos disfrazados de defensores de la libertad.
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