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Las casualidades, en general, no existen. Pero en política y
economía, menos aún. La maquinaria del Poder teje y desteje en su provecho la
trama de miserables confabulaciones, siempre a costa de los más pobres y
desprotegidos de las sociedades de cualquier país. Y el precio que pagan los
Pueblos del Mundo para mantener a los propietarios de casi todo, es de tal
magnitud, que estremece.
Repugna observar la hipocresía y la perversión de esos modernos
señores feudales, reunidos en conferencias internacionales, desde donde se
deciden los repartos de riquezas rapiñadas, con discursos donde las palabras “paz” y “libertad” están
siempre presentes. Claro que para llegar a esa paz y esa libertad que promueven
falazmente, hay que hacer algunos “pequeños” sacrificios. Nosotros, no ellos.
Los Pueblos, jamás las corporaciones.
Estos sacrificios populares se traducen en destrucción de
los aparatos productivos, en avasallamientos territoriales, en guerras, en pobreza,
en miseria, en muerte. Todo para lograr la apropiación de las riquezas que
consideran suyas por algún decreto divino, que traducen convenientemente a
través de sus voceros mediáticos cómplices, de manera de persuadir a los sometidos,
de la conveniencia de tales logros.
Para hacerlo, divulgan noticias falsas y provocadoras. Dejan
fuera de nuestro conocimiento los detalles de procesos complejos pero virtuosos,
si sus desarrollos no se interrumpieran con las violentas formas a las que el
Poder nos tiene acostumbrados. Lo hacen, también, a través de la forma injuriosa
y denigrante en como describen a sus dirigentes, mostrándolos como si fueran dictadorzuelos ignorantes, corruptos
y violentos. O mintiendo sobre las multitudes que se aglutinan en defensa de sus
gobiernos. O publicando como absolutas verdades los dichos de los golpistas
internos, representantes de los eternos dueños de las corporaciones más
poderosas de cada País, que atacan con saña feroz los avances de una justicia
social que no soportan.
Cuando triunfan, el revanchismo es su mayor satisfacción.
Nada habrá de la paz y la libertad
prometidas. Cuando estos rapaces toman los gobiernos, solo puede esperarse represalias
contra los pueblos que se atrevieron a disputarles el Poder. Entonces, la
venganza será terrible. Y no será solo el título del programa de Alejandro Dolina.
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