Por Roberto Marra
Si la humanidad sobrevive a este tiempo de expectativas termonucleares, dentro de algunas décadas se estudiará, con particular dedicación, a este personaje de malas historietas que actualmente está pretendiendo revelarse como el supremo emperador del Planeta, justo cuando su imperio se está comenzando a desvanecer. Claro que si se lo estudiara a él, debería hacerse también con sus adláteres miserables del sub-mundo político europeo, ridículos personajes auto-investidos de poderes que nunca pudieran ejercer, si no fuera por la falta de conocimiento de la realidad de los habitantes de ese subcontinente pretendidamente creador del fundamento de la cultura.








