miércoles, 22 de abril de 2020

LA CORPORACIÓN DEL ODIO

Imagen de "Revista Bohemia"
Por Roberto Marra
Una corporación se puede definir como un grupo de individuos o colectivos de personas que se organizan para la defensa de intereses comunes. Las asociaciones de empresas, los grupos de entidades representantes de sectores productivos, los colectivos de profesionales, son corporaciones, y como tales buscan los mayores beneficios para sus integrantes, con los métodos que deciden como los más útiles para esos fines. Entre esas asociaciones corporativas, figuran las que pretenden representar a los trabajadores de la salud, y más específicamente, a los médicos.
Como en todo, la ideología atraviesa las posiciones conjuntas de estos grupos, generándose, las más de las veces, más de una corporación para disputar la mayor representatividad, debido a la posición irreductible de quienes se erigen como dirigentes de estas asociaciones, en general acompañados por el grueso de los integrantes de ellas, que buscan los mayores beneficios sociales y económicos posibles. Con esas premisas, se suelen establecer criterios que denotan cierto carácter clasista de algunas de estas agrupaciones, manifestándose objetivos que reproducen corporativamente la ideología predominante entre sus miembros.
El conservadurismo político y el privilegio de los intereses de los grupos más concentrados de poder dentro de la medicina privada, a quienes responden en su mayoría los dirigentes de estas corporaciones de médicos, germinan en posiciones claramente opuestas a perspectivas socialmente justas, individualistas en su esencia, falsamente defensoras de los intereses de la mayoría de sus integrantes. Éstos, a su vez, suelen replicar esos propósitos que, a la larga, redundarán en procesos negativos para sus propios intereses, haciéndose cargo de la defensa a ultranza de procedimientos y caracterizaciones profundamente arraigadas en la negación de experiencias médicas por sus orígenes ideológicos, antes que por la valía de sus conceptos y resultados.
Es el caso de las misiones solidarias de los médicos cubanos, que se han hecho ya un lugar en la historia de la colaboración internacional en esa materia tan sensible a la calidad de vida de las personas. Han sido y son parte de un concepto social de la medicina que se aplica con resultados más que notables en esa isla caribeña, cuyo proceso político y social lo ha sostenido a lo largo del tiempo, profundizándolo más cuando mayores son las demandas mundiales de aplicación de métodos preventivos o curativos.
Los logros de la medicina cubana en el plano local de su Nación, son verificables y alabados incluso por muchos enemigos ideológicos de su gobierno. Al igual que en lo educativo, Cuba ha desarrollado, impulsado por las necesidades derivadas del agobio del bloqueo al que es sometido desde hace décadas, un sistema sanitario que podríamos denominar “carrillista”, en honor a nuestro gran Ramón Carrillo, representante de lo más alto de la medicina social aplicada alguna vez en nuestro País.
Ahora, cuando nuevamente una misión de médicos cubanos ha sido invitado para participar en el combate a la pandemia en desarrollo, se levantan las voces retrógradas y maliciosas de esa corporación médica argentina, negando directamente la calidad profesional de los probables visitantes. Enarbolan falsamente la bandera de la defensa de los profesionales nacionales, cuando los mismos dirigentes de esas asociaciones son los defensores a ultranza de un sistema privatizado de la medicina que solo les sirve al enriquecimiento de unos pocos y la pauperización de los verdaderos médicos. Son éstos quienes que no dan abasto con sus sacrificios diarios por salvar vidas, siendo explotados como cualquier trabajador de cada empresa que detenta poderes derivados de las posiciones dominantes y oligopólicas, como los establecimientos sanatoriales cartelizados.
Otra manifestación del desprecio de los poderosos de siempre, buscando réditos para sus corporativas maneras de actuar frente a las necesidades sociales. Una nueva manera de mostrar esa infame agresividad derivada de las miserables diferencias ideológicas con aquel gobierno que envía sus médicos solidariamente a todo el Planeta. Otra vez la disputa ridícula por el “costo” supuesto de la llegada de estos profesionales, maltratados como “ignorantes” por los más exaltados representantes de esa masa informe de opinadores sin conocimiento, pero con mucha carga de desprecio xenófobo incontenible, algunos de los cuales incluso forman parte del Movimiento Popular más importante de la Argentina, malversando su historia y sus orígenes sociales.
Inútil tratar de hacer entender la realidad a los atravesados por sentimientos casi sub-humanos, los que solo buscan alimentar a sus amos ideologicos, pretendiendo parecerse a ellos en el intento por llegar a ocupar sus privilegiadas posiciones de mando. A pesar de ellos, y también de los imbéciles que no aguzan sus oídos para escuchar las voces de la solidaridad que llegan para cuidarnos, junto a ellos, jamás contra ellos, la solidaridad se abrirá paso entre la maliciosa actitud corporativa de los peores representantes de la peor ideología: la del odio.

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