lunes, 17 de julio de 2017

REFUGIADOS SIN DESTINO

Imagen de "RTVE.es"
Por Roberto Marra

A diario vemos informes sobre los dramas de los migrantes de los países del norte de África o de Medio Oriente, huyendo del hambre y las guerras. Miles y miles de muertos se acumulan en el fondo del Mediterráneo, sin que muevan un dedo los gobernantes europeos, como no sea para ordenar la devolución a sus países de orígenes de esos pobres de toda pobreza.
Son los causantes de la guerras y la miseria en todo el Mundo quienes, además de esclavizarlos para multiplicar sus ganancias, además de expoliar sus territorios y sumir en procesos degradantes de sus condiciones de seres humanos, ponen barreras a la entrada en ese pretensioso “primer mundo”, que solo resulta un título insultante para el resto de la humanidad.
Cada tanto, se reunen los cabecillas de esos autoasumidos países dueños del Mundo, para elaborar hipócritas propuestas que nunca se concretan, lavando sus manos de la indignidad que provocan cada día. Se ríen, se dan la mano y se sacan una foto como si fueran colegiales de excursión, para regresar despues a la diaria tarea de matar y robar con la anuencia de sus conciencias engreídamente purificadas.
Muchos ven como muy lejanas estas miserias humanas. Pero la distancia se acorta cuando miramos hacia adentro de nuestras fronteras. También aquí actúan estos poderosos, a través de sus representantes más conspicuos, gobernando con sus mismos objetivos y provocando los mismos daños.
También en nuestros países avanzan los ejércitos invisibles de la pobreza y la indigencia, arrasando las vidas de millones para satisfacción del pequeño grupo de los eternos enriquecidos, acompañados, invariablemente, por un séquito de idiotas útiles que creen pertenecer a esa casta de ladrones de guantes blancos, a cambio de migajas repartidas para trabajar de murallas ante los excluídos.
Al igual que en el País, en nuestra Ciudad los poderosos se apropian de todo, con la anuencia de los serviles gobiernos de turno, dejando hacer lo que no se debe a cambio de poderes que solo ejercen para retrasar un desarrollo vanamente declamado, mientras decenas de miles de ciudadanos son expulsados de la vida digna para convertirlos, como aquellos de África y Medio Oriente, en refugiados sin destino.

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