Por Roberto Marra
La miserabilidad es un gesto indigno para quienes siempre hayan demostrado no ser miserables. Es una manifestación de la impotencia de quienes no pueden sostenerse con aspavientos de continuidad eterna. Es el abandono rebuscado de la realidad para justificar sus deterioros. Es la pasión por lo incoherente con esa realidad, rebajada hasta subsumirla en entelequias que sólo favorezcan la visión sesgada de quienes la dicen interpretar. Con esa miserabilidad nacen los desvíos ideológicos, se fortalecen las pasiones enemigas, se adornan con boatos de oscuridades semánticas las otroras sabidurías derramadas ahora en un charco de dudas, sembradas para dañar a rivales que no lo son, pero que necesitan imperiosamente para seguir siendo el centro de la escena.




