viernes, 15 de marzo de 2024

TERMINAR CON EL ASCO

Por Roberto Marra

Desde que asumió la presidencia ese personaje de historieta clase B, con su histrionismo impostado, berrinchero, insultante y degradante, hemos podido certificar que, tal como lo sentíamos desde hace mucho tiempo, su arribo a semejante cargo no fue obra de ninguna casualidad ni de la intervención divina de su perro Conan. Detrás de esta tragicomedia está “la gente” envilecida, votando gozosa por su autodestrucción, persiguiendo el “sueño húmedo” de la destrucción del peronismo.

El “trabajo” inmoral y antinacional de los poderosos, fue dando sus frutos, gracias a la fuente máxima de alimentación de la brutalidad generalizada: los medios de comunicación, bases desde donde parten todas y cada una de las diatribas que terminan por introducir el virus de la mentira, con la irracionalidad y el odio infundado hacia determinadas figuras políticas y sociales. De allí parten también los convencimientos sobre “necesidades” impuestas para sostener un sistema económico elitista y subalterno de las corporaciones transnacionales y los deseos del imperio decadente que obnubila a “nuestros” ideólogos de la destrucción nacional.

La cuestión es que se llegó a esta deshonrosa situación que padecemos, donde una notable cantidad de individuos parece haber perdido toda capacidad racional, enarbolando banderas de autodestrucción y negando la realidad que choca con sus intereses mas elementales. Nada de eso importa, con tal de que se cumplan las metas del desquiciado títere que los subyuga hasta el paroxismo. Un títere perverso y vejatorio, capaz de convertir en polvo la historia de la conquista de derechos en nombre de... “la libertad”.

El asco se magnifica al escuchar la crueldad de las opiniones callejeras, dejando a un lado las consecuencias evidentes y palpables de sus actos seguidistas de la locura destructiva gobernante. Esos individuos, cada uno de ellos (y la sociedad en su conjunto por no oponerseles), resultan cómplices del hambre de los pibes, de la muerte anticipada de los viejos, de la pauperizacion acelerada de sus propias familias, de la desaparición de la industria y la entrega del territorio nacional. Son responsables, tanto como los “admirados” fabricantes de sus “enemigos” a medida de sus resentimientos sociales.

Reconstruir un tejido social solidario, rearmar el rompecabezas de la ética perdida, re-estructurar el movimiento político que posibilite el retorno a las fuentes doctrinarias y los sueños convertidos, hoy en dìa, en papilla maloliente, es un cometido tan imprescindible como complejo, tan necesario como elemental, tan dificultoso como atacado.

Desbrozar el camino hacia la reconstrucción moral de la sociedad, implica también limpiar las almas de tanto desprecio hacia quienes nunca fueron sus enemigos y contrarrestar los ataques del mal llamado “fuego amigo”, que resulta ser el mas enemigo de los fuegos, esos “ponebombas” implosionantes de una doctrina que pretenden, si no pueden destruirla, al menos cooptarla para la continuidad neoliberal, como alguna vez lo hicieron con los Menen y compañía.

La mesa de la muerte de la Patria está servida. Quienes ahora festejan la presencia de un energúmeno bruto, falaz y perverso en la Rosada, deberán también dar explicaciones de tanta impudicia antisocial. El “manjar” del odio, condimentado por la sal del abandono a su suerte de los mas débiles de esta miserable sociedad, está a punto de ser consumido, sabedores sus comensales del veneno mortal que contiene.

Antes que sea demasiado tarde, quienes todavía conservan un poco de cordura y valor, un último vestigio de patriotismo, deberán alzar las banderas maltratadas por los falsos dirigentes y pisoteadas por los famélicos autoproclamados “verdaderos peronistas”, para enarbolarlas ante un enemigo que sólo puede triunfar con el abandono de las luchas y la pérdida de la convicciones. Se deberá vencer a toda costa, anular los actos insanables de esta oscura “administración”, promover el regreso a las utopías que alguna vez se hicieron realidad (aunque sea en parte), terminar por destruir cualquier vestigio de irracionalidad, apabullar a los enemigos con una agenda cargada de derechos y felicidades olvidadas, y sancionar con una Justicia renovada a quienes ahora pretenden hacer añicos la Patria.

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