La introducción de la palabra “terrorismo” en la continuidad de a palabra “narco”, no es inocente. Forma parte de la parafernalia utilizada por el imperio para imponernos la intervención de sus estructuras institucionales de supuesta “lucha” contra el narcotráfico, en nuestro territorio.
Esa palabra abre el camino a la participación militar en la que proponen como “guerra al narcotráfico”, experiencia fracasada en cuanto país haya sido implementada. En realidad, fracasada para vencer al enemigo que dicen combatir, pero exitosa en la adquisición del dominio sobre esas estructuras delictivas, para provecho del propio imperio.
La entrega discrecional del dominio territorial a esos representantes de las corporaciones que manejan la economía y las finanzas a nivel mundial, no hace sino corroborar que, el actual gobierno “libertario”, no es otra cosa que una ristra de envilecidos personajes faranduleros al servicio del capital transnacional, incluyendo al narcotráfico como una de sus actividades mas lucrativas.
Pretender, como pretende esa masa de enajenados que hacen de claque de estos ensoberbecidos integrantes del clan antipatriotico gobernante, que esta es la manera de llegar a terminar con la inflación, la pobreza y la corrupción, no es sino la demostración del grado de descomposición cultural al que arribamos, por efecto del uso eficiente (para ellos) de la mediática idiotizadora y la aplicación de medidas incoherentes con esos supuestos objetivos.
Propósitos que, en realidad, no tienen ni tendrán jamas, porque se trata de traidores a la Patria, una palabra que les resulta incomprensible y ajena a sus concepciones ideológicas vetustas y genocidas.
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