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Cuando durante los primeros años del gobierno del socialista Binner se
evidenció un crecimiento de la violencia, la inseguridad, la impunidad y el
narcotráfico, la primera conclusión que uno sacaba era que la política de este
frente socialista-panradical no sabía cómo enfrentar esos problemas y que era
impotente para manejar a toda la policía que tenía a sus órdenes.
Así como se notaba su
negligencia e indiferencia con temas como el educativo, donde seguía imponiendo
a las escuelas la política neoliberal de los noventa, o su negligencia e
indiferencia sobre enfrentar los problemas sociales-económicos estructurales de
la provincia, era evidente su simpatía y sumisión con los grandes grupos
económicos y los grandes poseedores de tierras, y su gran servilismo al pool
sojero y agroexportador. Entonces, muchos pensamos de buena fe que su conducta
para con el delito organizado y las redes de contención y apañamiento a los
sectores corruptos policiales y judiciales, se debía a que su soberbia y
autismo era tan grande como su incapacidad y negligencia. Y que la provincia le
quedaba grande. Se sabe que no hay peor cosa que un mono con una navaja.
Pero luego aquel proceso se fue
profundizando y agravando. Frente a las denuncias que les hacían respecto a la
corrupción y complicidad de la policía de “Drogas Peligrosas” (incluso
reafirmadas por las declaraciones de la que era fiscal federal de Santa Fe y
que luego fue elegida como Vicegobernadora acompañando a Binner (ver “Violencia
y narcotráfico en Santa Fe: los cambios necesarios”) ¿que hicieron?:
premiaron al jefe cuestionado nombrándolo Jefe de la Policía de Santa Fe.
Haya sido cierta la acusación o
no, el abc de un gobernante sensato y honesto señala la necesidad de andar con
pies de plomo antes de tomar una decisión de tal envergadura. Y también un
mínimo conocimiento de cómo son las cosas, para cualquier policía del país y del
mundo, indica que no resulta conveniente poner de jefe de policía a alguien que
fue jefe de la policía antinarcóticos, salvo, claro está, que su gestión
hubiera sido increíblemente exitosa y hubiera producido una limpieza de todo lo
corrupto y disminuido significativamente el delito organizado y la violencia
relacionada con él.- Pero nada de eso ocurrió. Por el contrario, el delito, la
violencia y el narcotráfico siempre fueron creciendo en Santa Fe.
Hoy, el panorama es peor y mucho
más grave.
Rosario -seguida de Santa Fe- se
ha transformado en la ciudad más violenta de Argentina. Ya en España la tildan
de “Capital del Narcotráfico”, lo que nos retrotae a aquel título que ostentaba
Rosario a principios del siglo pasado como “La Chicago Argentina”, pero que supo
dejar atrás desde los cincuenta a esta parte, reconociéndose por otras
cuestiones positivas y reinvidicables.
Pero gracias al lavarse las manos
provincial sobre el crecimiento de la violencia y del narcotráfico, siempre
acusando al gobierno nacional o subestimando el problema, más una ineptitud
total para conducir a las fuerzas policiales, suponiendo que sólo sea
ineptitud, está llevando a Rosario y a la provincia hacia una situación de la
cual cada vez será más difícil salir.
Claro que más tarde o más temprano
iba a quedar en evidencia que la responsabilidad por conducir a la propia
policía es del gobierno provincial, no de la Nación. Y que la responsabilidad
por lo que ocurre en el territorio respecto a la violencia es también en primer
lugar del gobierno provincial.
Ello no significa no reconocer
otras responsabilidades en todo esto, en primer lugar de la corporación
Judicial (Provincial y Federal). Y también las responsabilidades que tiene el
gobierno nacional. Y en menos medida, pero en el caso de Rosario importante
tras más de 20 años de la misma gestión, de las municipalidades. Pero lejos, el
primer responsable, es quien comanda a la Policía y controla el territorio
provincial y sus habitantes, es decir el gobierno provincial, en este caso en
manos de los socialistas y su apoyo radical.
Ahora, marzo de 2014, la
situación llegó a un punto muy grave y más de uno se pregunta si es sólo impericia,
irresponsabilidad, estupidez, o si además hay en realidad complicidades de
dirigentes socialistas. Y algunos aventuran algo más, y hablan de sociedades.
El mismo atentado a la casa del
Gobernador Bonfatti (balacera contra la casa, en octubre 2013), que por
supuesto merece el más enérgico repudio y la más profunda investigación (se
hizo lo primero, está en deuda lo segundo), empieza a ser mirado con sospecha.
¿Es porque se lo quería amedrentar para que cese su enérgica campaña contra el
narcotráfico y la corrupción (y/o inoperancia) en la policía y la justicia
(campaña inexistente, por otro lado), o es una cortina de humo? No una cortina
de humo fabricada por Bonfatti -hay que rechazar toda idea de que tenga visos
de autoatentado-, pero sí por algunos interesados en desviar la atención o en
lograr propiciar ciertas conductas.
Ahora, a meses del mismo,
probablemente con otros actores, es detectado un intento de planificar un
atentado contra un juez (Juan Carlos Vienna) y un fiscal (Guillermo Camporini) que
investigan la causa de Los Monos, una banda importante de narcotraficantes
(entre otras cosas). Ya no se trata de una amenaza o de unos tiros aislados,
sino que a través de escuchas telefónicas se detectó un plan para eliminarlos
(que incluía, como veremos, también la eliminación del comisario Luis
Quebertoque, de la Brigada Operativa de la División Judicial de la Unidad
Regional II), acusado de Judas.
Así, el juez de la Corte Suprema
de Justicia de Santa Fe, Daniel Erbetta reconoce que
“Acá nosotros tenemos sectores
de la policía que están seriamente comprometidos en, por lo menos, proporcionar
protección y gerenciamiento de algunos mercados ilícitos, que por
particularidades que se han dado en la región han incluso generado cierta
disputa incluso hacia el interior de la fuerza, que tiene como resultado un
nivel de violencia que es harto preocupante” (ver)
Desde el cuasi sindicato
policial, UTRAPOL (Unión de Trabajadores Policiales Santa Fe) se señala que:
“En varias escuchas
telefónicas los investigadores pudieron determinar que existe relación entre la
policía y la denominada “Banda de Los Monos”, a la que se le atribuyen delitos
de narcotráfico.La semana pasada se produjo la detención de un suboficial que
integraba la unidad antinarco, pero que a su vez proporcionaba información a la
banda de delincuentes.
En la investigación que
comanda el juez de Instrucción Nº 4, Juan Carlos Vienna, existirían
contundentes indicios de la red de corrupción policial.
La misma implica a personal
superior de comisarías, del área de la ex Drogas Peligrosas y de la brigada
operativa de la Secretaría de Delitos Complejos que comanda Ana Viglione.
Al parecer en las nuevas
escuchas se pudo establecer que se brindarían datos sobre allanamientos, para
evitar así que la policía pueda descubrir laboratorios de droga o cargamentos.
También la banda contaba
con un apoyo “externo”, pero que correspondía a la propia fuerza policial que
los alertaba sobre la implementación de operativos antidrogas, o en otros casos
eran los mismos oficiales implicados quienes liberaban ”la zona” (…).
En las escuchas
telefónicas con las que cuenta la Justicia también se puede determinar cómo un
sicario es contratado por una banda de narcotraficantes para matar a otro
rival.” (Apropol)
Y siendo cierto que muchas veces
“para muestra basta un botón”, reproducimos aquí algunos fragmentos
de conversaciones telefónicas que tuvieron dos presos entre sí, dadas a
conocer el día de ayer (25/3/2014). Uno de ellos es Germán Almirón, un policía
acusado de haber colaborado con la escandalosa fuga de ese penal de Juan
Domingo Ramírez, un delincuente sindicado como sicario de Los Monos que el 15
de enero escapó de la Jefatura nueve horas después de ser detenido. También
está detenido acusado de haber robado un búnker de drogas cuando revistaba en
el Comando Radioeléctrico. El otro es Aarón Treves, detenido por su
participación en un homicidio en Maipú al 800 y tras haber sido apresado con
dos kilos de pasta base y acetona, elementos claves para “cocinar” cocaína.
El primero está detenido en la
Jefatura de Policía de Rosario, el segundo detenido en Coronda, cerca de la
ciudad de Santa Fe. Veamos cómo presos tienen toda la libertad del mundo
para seguir con sus negocios, con acceso a celulares, nextel, visitas
especiales y para seguir corrompiendo. ¿Y el gobierno socialista a cargo de
esas prisiones?: Bien, gracias.
Treves: Yo
quiero hablar con uno, ¿me entendés? ¿Sabés por qué? Porque yo no estoy nombrado,
no estoy nada, pero… quiero que el pibe (por un supuesto intermediario y
“empleado” de Treves) camine tranquilo, ¿me entendés? Yo quiero hablar con uno
pero que no lo legalice, ¿entendés? Que hable él, que hablo con él
directamente, ¿entendés? Yo le doy una moneda a él, si él me dice sí, yo me
pongo a laburar fuerte. Si él no me dice que sí, yo sigo como estoy, ¿me
entendés? Si él me dice que sí yo me pongo ya a expandirme.
Almirón: … no,
vamos a hablar a Santa Fe. Dejame que yo hablo a Santa Fe y de última que vaya
a parar a un jefe nomás y chau, ¿me entendés? Para que no quede acá en el
medio, cosa que cuando te caminen, o caminen a alguien, van a tocar la tuba y
ahí no. No se toca, ¿entendés? Dejáme que primero hablo yo. Voy a preguntar
cómo está todo. Acá, te digo, no te van a dar. Te van a decir que sí pero te va
a tumbar Dorrego (por la División de Prevención de Adicciones, que funciona en
calle Dorrego). O sea, para hablar bien tenés que hablar con La Paz (en calle
La Paz funciona la División Inteligencia de la UR II). Dorrego con Judiciales,
con ahora con la Policía Judicial nueva va a perder como en Camboya. Más vale
tirá un sobre a Santa Fe. Al secretario, le averiguo yo la del jefe de
Provincia y listo, ¿me entendés? Y te asegurás la bocha ahí, eh… porque de la
otra manera me parece que no te va a convenir.
Treves: Bueno,
dale, porque vos sabés que yo arranco con poquito pero tengo que saber. Yo
quiero hacer la onda, porque si yo me llego a ir, digamos quiero salir, y vos
sabés lo que yo quiero hacer entonces, quiero hablar bien, ahora que no me vaya
a pedir la vida porque no se la voy a dar. Algo ahí, para ir manteniéndolo como
para que me avisen, y después una vez que yo estoy afuera sí hablamos de
números tranquilos.
Sobre la facilidad que tienen
de usar los prohibidos teléfonos
Treves: Te juro
que cuando salga te voy a regalar cuatro Nextel con cargador, todo.
Almirón: Sí,
porque hablo un rato por día y… Acá tenés que hablar afuera, porque adentro no
hay señal. Ahora me vine acá hasta la cocina y enchufé….
Sobre las vistas
“especiales” en la prisión
Almirón: La está
poniendo como loco ahora Mochila, porque viene el jefe recién a decirme que le
puso la plata porque mañana recibe una visita especial.
Treves: ¿Quién
lo visita especial?
Almirón: Para
mañana, pero éste le dijo que no, no sé qué bronca habrá con él.
Treves: Y,
¿viste ahí el que maneja la parte dónde están ustedes, el peladito
ese?
Almirón: Sí.
Treves: Bueno,
él tiene buena onda con ellos boludo, alguna cabida le va a hacer llegar.
Almirón: No sé.
No sé porque me había contado hace un toque y lo tenían a los golpes, y que le
pidió una, le quiso poner una moneda, le quiso dar una moneda para que lo deje
hacer una vista especial mañana y éste le dijo que no porque no quiere tener
problemas.
Treves: ¿Ah sí?,
¡Mirá el malevo!, mirá si me voy a enterar. ¿Sabés qué? Traigo visitas todos
los días.
Y también:
— Conseguíme dónde vive y el auto
que tiene. Después yo me encargo.
— ¿De salchicha?
— Si
De los mismos dos
personajes, sacado del diario La Capital del 22 de marzo:
“Lo que Treves dice en las
escuchas dejan ver que se siente decepcionado porque tras su colaboración en
esa causa (el expediente de Fantasma Paz, que lleva Vienna, que se conoce como
Causa Monos) no recibió el beneficio de la libertad que esperaba. El diario
comenta que difícilmente Vienna podría haber favorecido con algo así a Treves
dado que éste está detenido por causas donde el magistrado no tiene
incumbencia: por el crimen de Maipú al 800 lo procesó Roxana Bernardelli y por
el transporte de la pasta base el juez federal Marcelo Bailaque.
”En el teléfono que se
le atribuye, Treves deja muy claro su fastidio por estar preso. “Lo único que
te pido es que me consigas dónde vive, dónde vive nada más, y el auto que
tiene, que después yo me encargo”, le dice al teléfono de Almirón. Este le responde:
“Estos cara de pija de Judiciales me traicionaron”, dado que fueron sus propios
camaradas de allí los que señalaron a Almirón por haber facilitado la fuga de
Ramírez.
”Treves también se
refiere a los allanamientos con 18 detenidos del domingo pasado en la zona sur
y los ocho kilos de droga decomisados. “Allanaron toda Tablada boludo, está
«Mochila» en cana”, de lo que se infiere que puede tener relación con este
grupo.
”En otro tramo del
diálogo del teléfono de Treves se oye: “Esta gente no sabe de las cosas que
pueden llegar a pasar”. Y del que se atribuye a Almirón se escucha: “Sí, pero
hasta que no pase… Nunca pasó en la historia de Santa Fe que mataran a un
fiscal o a un juez. Hasta que no pase todo va a seguir igual. Los dueños del
poder son los jueces y los fiscales porque nunca les pasó nada”.
”—“Me como un arroz con
salchicha, ¿qué me puede perjudicar”, se dice desde el teléfono de Treves.
”—“Absolutamente nada,
pero tenés que tratar de hacer un doblete. Si vos lo cortás a salchicha mañana
este va y habla con Camporini, ¿entendés?— replica Almirón.
”—“Escuchá vos”, agrega
Almirón. “Pensálo y meditá tranquilo y mañana me decís si nos comemos el arroz
con salchicha o nos comemos el bocón. Vos pensálo. ¿Sabés por qué? Porque si yo
me como el bocón, salchicha se va a pegar un susto de aquellos”. (el Bocón
sería el fiscal Camporini, pues fue quien tuvo una alta exposición en la prensa
con la causa de los Monos)
“Le voy a tirar un
poquito de mierda”
”En la conversación que
se atribuye a Almirón y Treves, el primero le plantea al segundo que tiene
influencias en el Poder Judicial y en el Ministerio de Seguridad. “Es muy
probable que Vienna le deba algún favor a mi jefe, si es así yo voy a hacer
unas cositas, una jugadita, le voy a tirar un poquito de mierda”. El jefe de
Almirón era el titular de Judiciales, Cristian Romero. El policía hace alarde
de relaciones en el gobierno provincial y promete jugarlas a favor.
“Datos precisos
”El detenido Arón Treves
afirma tener la dirección de una casa del juez Vienna en una localidad cercana
a Rosario y le dice a Almirón: “Averiguame todo lo de Judas que yo los mando a
los pibes, a Anteojito”. (Judas sería un policía, Quebertoque, que
descubrió que Ramirez había pagado a Almirón su increíble huída de la Jefatura)
(completo)
Otros datos y
conversaciones pueden encontrarse en el diario La Capital del 23 de marzo y son
más que inquietantes.
Estas escuchas no se
hicieron en Rosario. Las efectuaba en Buenos Aires la División Operaciones
Federales de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Policía Federal. El
complot presunto se descubrió por completo azar. El teléfono del policía
Almirón era seguido en una causa que inició el fiscal federal Juan Murray en
septiembre. Por este trámite Vera Barros procesó el martes a seis rosarinos
involucrados en un tráfico de 80 kilos de cocaína, cargamento interceptado en
febrero en Metán, Salta.
La discordia. Cuando ya
estaba preso Aron Treves, según fuentes de la investigación, fue inducido por
Almirón a aportar información en el juzgado de Vienna en la causa Monos. Se
desconoce el contenido de su aporte, si es que éste existió. Lo que sí dicen
fuentes judiciales es que Treves quedó convencido de que iba a ser aliviado en
las otras causas en su contra por su contribución. Algo que al menos Vienna no
podía asegurarle: Treves está procesado en ambas causas por otros magistrados y
va camino a juicio.
Fue así que Treves, que
lleva 15 meses preso, comenzó a impacientarse. Es en ese contexto, deslizan los
pesquisas, cobra sentido lo que Almirón le dice: “Camporini le dice a Vienna
que no te tienen que dar la libertad a vos ni a mi tampoco (…) Yo los voy a
denunciar a los dos. Yo sé que me como el plenario (juicio) pero vos aguantá”.
Sigue Almirón diciendo a
Treves: “Vienna le dice a Camporini que Romero o Quebertoque, me inclino más
por Quebertoque, les haya dicho de la amistad nuestra. Me tiró mierda, es así
de corta”. Cristian Romero es el jefe de la División Judicial donde
Quebertoque, que apresó a Almirón, es uno de los superiores.
Este diálogo expone
alusiones a despliegues de influencias en el Poder Judicial y en el Poder
Ejecutivo. Son referencias erráticas y oscuras sobre las que se encadenarán
múltiples interpretaciones. Dice Almirón: “Salvador (se ignora quién es) va a
hablar con el ministro de Seguridad y se lo va a pedir él, Lamberto, cosa que
Camporini no pueda negarse. Si el ministro le da el OK en una semana te vas, 10
días a lo sumo, y esperás el juicio en tu casa”.
Se interpreta que Almirón le dice a Treves que alguien hablará con el ministro de Seguridad Raúl Lamberto a fin de que este interceda para que le den prisión domiciliaria a Treves por el homicidio de Gustavo Serra en un garaje de Maipú al 800. Treves será juzgado en forma inminente como partícipe y no como ejecutor del asesinato. En este caso los que abrieron fuego nunca fueron hallados. Pero Treves fue captado por las cámaras de seguridad del estacionamiento y está con procesamiento confirmado.
Se interpreta que Almirón le dice a Treves que alguien hablará con el ministro de Seguridad Raúl Lamberto a fin de que este interceda para que le den prisión domiciliaria a Treves por el homicidio de Gustavo Serra en un garaje de Maipú al 800. Treves será juzgado en forma inminente como partícipe y no como ejecutor del asesinato. En este caso los que abrieron fuego nunca fueron hallados. Pero Treves fue captado por las cámaras de seguridad del estacionamiento y está con procesamiento confirmado.
Fuentes policiales
consignan que Treves tiene un rencor visceral por dos miembros de Los Monos:
Ariel “Guille” Cantero y Ramón “Monchi” Machuca. Y que el plan incluía usar “la
herramienta” (el arma) para los atentados y luego depositarla en la vivienda de
Patricia Celestina Contreras, la madre de Guille y del fallecido Claudio Pájaro
Cantero, a fin de incriminarlos. Esto, según esta línea policial, iba a hacerse
mediante un policía.
Suficiente para que cada
uno saque sus propias conclusiones
*Publicado en http://www.fernandopisani.com.ar
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