Se suele decir que el que calla, otorga razón a su interlocutor. Sin embargo, hay veces que el callar le quita a ese contrincante el poder que desea manifestar con sus dichos. Es el caso de los perversos narcisistas, aquellos psicópatas que necesitan de la atención permanente de quienes les rodean, que aumentan sus ya desbordadas “autoestimas” con cada “retruque” del ocasional adversario sobre sus expresiones. La continuidad de las respuestas a cada una de las manifestaciones de semejantes personajes, no hace sino generar una mayor dominación de éstos sobre quienes les adversan y sobre quienes observan desde afuera estas discusiones.