viernes, 7 de abril de 2023

PERIODISMO INFAME

Por Roberto Marra

Las notas periodísticas acerca de las políticas internacionales publicadas en medios argentinos, son de una evidente parcialidad pro-norteamericana. A veces disfrazadas de ecuánimes, otras tantas abiertamente dirigidas a estigmatizar a los oponentes del imperio en cuestión, o hasta ridiculizarlos, son engendros pseudo-periodísticos, en general sin firmas, escondiendo las manos de quienes tiran la piedra de la discordia con la realidad.

El caso de China y su isla “rebelde”, Taiwan, es paradigmático como ejemplo. En el actual proceso de profundización de los ataques norteamericanos hacia el gigante asiático, en esa guerra solapada que busca destruir el poderío creciente de su economía y frenar su desarrollo apabullante, las notas llegan a reproducir embustes de verdadera audacia negacionista de la verdad hístorica. Llenas de lugares comunes, propias de la irracional época de la “guerra fría”, tales páginas del desprecio al auténtico periodismo brillan por sus brutalidades en la redacción y sus oscuridades aclaratorias.

La cuestión es que las mentiras se instalan como revelaciones de hechos que no suceden, o de declaraciones tergiversadas, o de directas falsedades elaboradas como si no lo fueran. Así es que se va conformando eso de la “opinión pública”, transcripción burda de la “opinión publicada” masivamente, repetida hasta el paroxismo y asegurada con reportajes a personajes de la nación del norte que, con sus habituales mohínes de superioridades racistas, aseveran lo que el Pentágono y sus socios corporativos necesitan.

Claro que no queda en las simples redacciones y difusiones de semejantes notas la acción imperial. La extorsión financiera y económica hacia los gobiernos de las naciones empobrecidas por sus políticas de enajenación de nuestras riquezas, funge de ariete para miserabilizar las opiniones de los funcionarios, que dan vuelta sus otroras divergencias con el amo norteño, para culminar con declaraciones afines a los intereses de quien determina si tendremos más o menos dólares en nuestras arcas. Todo, mientras se suceden una tras otra las visitas de funcionarios yanquis, operando como “samaritanos de la libertad”, con quienes los dirigentes locales parecen gozar el sacarse esas repudiables fotos de la entrega nacional.

Los principios... bien, gracias. La ideología... por ahí, arrastrándose entre la basura semántica del engaño a sí mismo y la cultura del “si, bwana”. La verdad sigue su curso hacia el basural de la historia enterrada en el olvido. El destierro del conocimiento hace su parte en la oscuridad masificada, introduciendo ideas proclives a reconocer como realidad a lo que no lo es, hundiendo las utopías en el barro del negacionismo.

Y el periodismo, ese fundamento de la comunicación entre los hechos y los pueblos, muere lentamente en los teclados de la infamia y la cobardía, estampando contra la pared de la enajenación la libertad de pensar y de sentir con vuelo propio. Escondiendo sus autorías, algunos pensarán que tales actos de sometimiento les favorecerán en la elevación de la consideración de los patrones mediáticos. Pero solo lograrán hundirse en la tumba de las palabras, en ese enfurecido océano de las “fake-news” elaboradas con los propósitos más espúrios e inhumanos, que busca la destrucción de la autoestima y la desaparición de la soberanía como paradigma fundamental de nuestra existencia como Nación.

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