miércoles, 13 de mayo de 2020

VIRTUALIDADES

Imagen de "Va con Firma"
Por Roberto Marra
Aquello que solo es aparente, que no es real, se denomina virtual, una palabra que tiene, paradójicamente, otro significado, como es el de algo que se considera que va a suceder inminentemente. Ambas acepciones forman parte del sistema comunicacional que nos abastece de noticias, intentando conformar una realidad que, dependiendo de las intencionalidades del emisor, puede ser auténtica o simulada.
Es ese mundo de la información en el que el Poder nos hace creer que estamos consustanciados con la realidad, que participamos de ella aunque nunca sepamos de verdad si es o no es tal cosa. Es la manera en que se ha logrado introducirnos en la fantasía de vivir lo que no vivimos, de sostenernos en un “limbo” de apariencias cuyos basamentos son solo etéreas manifestaciones de quienes inventaron el idioma oscuro de la mentira organizada, para el dominio profundo de las almas esclavizadas por imágenes insustanciales, pero virtualmente reales.
La paradoja continúa con el logro de obtener la transformación de esa virtualidad en un suceso de inmediata existencia, con lo cual el resultado de la maniobra de los poderosos logra su fin principal, como es el de la complicidad de sus sojuzgados en las perfidias que acostumbra realizar para elevar sus dominios casi absolutos.
Noticias virtuales recorren y se multiplican en las voces de los energúmenos que ofician de “comunicadores” que, con caras de seriedades que no poseen, nos transmiten esos fantasmales sucesos y materialidades. Pantallas reproductoras de hechos virtuales nos impulsan a nuestra degradación moral, amén del empobrecimiento neuronal que alimenta la incomprensión y exacerba las pulsiones más degradantes, que están siempre allí, listas para estallar ante la menor incitación.
Lo imaginario dominará nuestras conciencias para convertirnos en idiotas útiles al servicio de los magnates que solo miran como aumentan sus cuentas bancarias en los paraísos fiscales. La esperanza la transforman en palabra muerta, asesinada por la virtualidad del oprobio concebido justamente para anularla, impidiendo cualquier tipo de pensamiento liberador. Las utopías se estigmatizan y denigran, haciendo añicos las prospectivas del desarrollo virtuoso de la sociedad.
La mentira se eleva al pedestal de “lo natural”, aplastando sublevaciones antes de que sucedan, colocando piedras sobre piedras en el alto muro de la inconciencia. Los aparatos judiciales forman parte de este entramado perverso y constipante de la lógica rebeldía que debiera estallar frente a tanto desatino. Los burócratas se adueñan de las administraciones, construyendo sus propias virtualidades, trastocando el sentido de sus labores, trazando una línea imaginaria entre sus actos y los hechos necesitados por la población.
A veces, hasta colocan en los gobiernos a dirigentes virtuales, a través de sus sistemas virtuales de convencimiento de la irrealidad. Millones de impávidos asistentes a esa teatralización de la existencia, se someten a sus imbecilidades, se atan al destino abismal de sus proyectos y se autoconducen a sus propias muertes civiles (cuando no, reales).
Cuando las inverosímiles acciones de tales antipolíticos estallan en mil pedazos la economía, aparecen nuevamente las esperanzas, alimentan con votos la renovada ilusión y logran revertir el camino al inminente cadalso social. Pero allí estarán, otra vez, listos para inventar una nueva virtualidad, los mismos de siempre, los bestiales hijos de la historia mal contada de una Nación que pareciera nunca terminar de nacer.
Vendrán nuevamente a elevar sus muros de patrañas, para impedir que asomemos la cabeza y ver que otra vida es posible y que lo natural no es la pobreza degradante junto a las enajenantes riquezas de unos pocos. Estarán listos para crear nuevas virtualidades coherentes con sus ambiciones repugnantes, para sujetar las riendas del gobierno recién nacido, para amañarlo con sus prebendas y extorsiones.
El tiempo de lo virtual debe finalizar. La bíblica razón de que la verdad nos hará libre, nunca ha sido tan evidente como en la actualidad. Los nudos de la ignorancia y los enredos de la brutalidad deben ser desatados, para soltar las energías liberadoras de los pueblos, para sostener de nuevo las banderas enlodadas por el Poder asesino de cuerpos y almas. La conciencia será el motor de semejante logro, cuando germine en la sociedad la semilla dejada allí por los grandes hombres y mujeres que supieron saltar por encima de sus propios tiempos, poniendo sus valores al servicio de una Patria que hoy hasta parece, también, virtual.
Hacer renacer tales simientes es el paso imprscindible a seguir, haciendo lo que parece imposible, construyendo y sabiendo comunicar una realidad palpable, sensible a los sueños de las mayorías, atada al carro invencible de la verdad construída con la sumatoria de millones de verdades. Y dejando de lado, alguna vez para siempre, a las programadas fábulas de la virtualidad. Eso ya será, un virtual triunfo.

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