Por Roberto Marra
La noticia se hizo tapa de casi todos los medios: una jueza de Nueva York le ordena a la Argentina entregar el 51 por ciento de las acciones de YPF. Como era de esperarse, el monigote que habita por estos tiempos la Casa Rosada salío a señalar a su alter ego del odio político, Áxel Kicillof, como el causante de semejante desvarío judicial internacional. Cumpliendo con una de las once “leyes” goebbelianas, reacciona a cada acción con una falsedad estrambótica pero llamativa, de manera de desviar nuestra atención hacia el lado contrario de las razones del suceso del que se trate.