lunes, 26 de agosto de 2024

EL CINISMO GOBERNANTE

Por Roberto Marra

En un ejercicio de cinismo al por mayor, los gobernantes de diez países de Latinoamérica más EEUU, rechazaron “el aval del Tribunal Supremo de Venezuela a Maduro”. Los gobiernos de esos países pusieron en duda el fallo de la corte venezolana, sobre la que alertaron de su "falta de independencia e imparcialidad".

Veamos quienes son los hipócratas, desfachatados y descarados gobernantes que tienen tantas dudas:

El de Chile, que asumió con compromisos que incumplió desde el primer día, continuando con la insana costumbre de lanzar los carabineros a las calles a reprimir de la misma manera que lo hicieron en 2019, circunstancia que sirvió para la aparición de ese tibio personaje llamado Boric, que oficia de presidente atado a las decisiones del Poder Real (y de la embajada).

El de Argentina, escenario de la más cruel y despiadada manera de aplicar las medidas más extremas del neoliberalismo llevadas hasta el paroxismo de la negación de la comida a los hambrientos.

El de Costa Rica, cuyo mejor antecedente es haber sido funcionario del Banco Mundial y gobernar un país con el 22 por ciento de pobreza.

El de Ecuador, que muestra como record la muerte de centenares de presos en cárceles y la multiplicación de la pobreza extrema de quienes ya eran suficientemente pobres con el patán que lo antecedió.

Estados Unidos, cuya larga trayectoria de amenazas, extorsiones, invasiones, asesinatos, genocidios, desestabilizaciones de gobiernos no afines y apañamiento de dictaduras, exime de mayores comentarios. Eso, además de los antidemocrátricos procedimientos utilizados en su propio territorio para la elección de sus presidentes, con la intervención de su Corte Suprema para dirimir los resultados.

Guatemala, que por su situación económica y social debiera ya pasar a ser “Guatepeor”, gobernada por varios períodos por presidentes vinculados a los narcotraficantes.

Panamá, cuyo actual presidente dijo y se desdijo en pocas horas de sus opiniones sobre las elecciones venezolanas, gracias a los oportunos llamados desde la embajada de sus apañadores del norte.

Paraguay, gobernado por un títere de quien fuera antes presidente, entregador del territorio al manejo del Comando Sur de EEUU, además del “permiso” permanente al contrabando y tráfico de estupefacientes.

Perú, gobernado por una usurpadora del cargo de la presidencia, robado mediante un golpe de estado del poder legislativo, tras lo cual fue llevado a prisión y sin juicio quien fuera elegido legítimamente como Presidente de esa Nación.

República Dominicana, con un gobernante cuyo mayor logro en defensa de los derechos humanos es construir un muro que impida que los haitianos escapen del horror de esa nación arrasada por la corrupción gobernante y las pandillas asesinas.

Uruguay, donde su gobierno aplica las recetas neoliberales tal y como el “manual” de la maldad del FMI le ordena, destruyendo en cuanto de él dependa el Mercosur y oponiéndose a cualquier atisbo de unidad continental auténtica.

A estos “nobles defensores de los derechos humanos”, se les suman Brasil y Colombia, cuyos presidentes actuales desandan sus propias trayectorias de líderes populares, asumiendo posiciones de sobreactuados “demócratas”. Desde sus poltronas de “súperdemócratas”, se atreven a pasar por alto sus propias historias, sobre todo Lula, que tuvo que ser ratificado también por la Corte Suprema de Justicia de Brasil para avalar el resultado electoral frente al cavernícola Bolsonaro, con quien ahora casi que comparte su opinión sobre Venezuela. Petro, por su parte, parece que ha adquirido la amnesia de los cobardes, olvidando quién fue el gobierno que hizo posible los diálogos de paz que parecen encaminados, lentamente, al fin de los trágicos enfrentamientos internos por décadas. Fue Chávez, primero, cuando Maduro era su canciller, y el propio Maduro ahora, cuya palabra empeñada nunca desdijo. Virtudes y miserias de unos y otros, con el Presidente de la República Bolivariana jamás expresando opiniones sobre estos dos gobernantes a través de la prensa.

Párrafo aparte para el “periodismo” argentino autoasumido como “alternativo”, o “antihegemónico”, o “popular”. El diario Página12 informa sobre Venezuela ateniéndose a lo publicado por la agencia española EFE, cuya creación fue dispuesta en 1939 por Francisco Franco, quien puso a dirigirla a su yerno. Desde entonces, esa fábrica de retorcidas falacias y mentiras programadas ha recorrido el largo camino de la miserabilización de la información, pero asumida por este periódico nacional como su fuente de conocimiento sobre una realidad que eluden certificar con su propia presencia o, cuando mucho, ejerciendo ese mojigato modo de “escuchar las dos campanas”, pero haciendo sonar a una de ellas, la perversa, siempre mucho más que la de los pueblos en lucha por sus liberaciones, como es el caso de nuestra hermana Venezuela.

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