Como es acostumbrado, salimos a reconstruirnos luego de una jornada electoral de conclusión dolorosa para uno. Lo mejor es empezar haciendo declaración pública de que el Frente Santa Fe, mejor es decir, el Frente para la Victoria, no se moverá una pulgada obvio, hacia ningún costado, por razones de una derrota electoral en términos de su discurso, jamás. Ya por suerte se ha establecido el código y la cultura política de que lo consagrado es irrenunciable y perpetuo. Algo cambió, pasaron los tiempos de desplazarse una pulgada aquellos con vocación colonizada que a la más mínima demostración de fuerza del adversario, empezaban a aflojarse. Eso es antónimo de nosotros, y es motivo de nuestro desvelo y tesón, el vencer aquél país.
La población que fluctúa, que está a la deriva 72 horas antes de un sufragio, y es carente de impregnación con la realidad, y también de ideología, huérfana de la historia, o desprovista de recursos para ingresar en una tradición potente en términos de altruismo, débil y sin carácter, es ante todo, inocente. El núcleo duro de los votantes, es fuerte y trabaja maquinalmente para destruir, eso lo conocemos. Los indecisos son otra cosa, son aquellos que están fuera del territorio de la vida nacional y las tradiciones, al garete, incluso con miedo; esa población es inocente, y es imperativo ayudarla.
El proyecto peronista transversal, kirchnerista, tiene convicciones. Tenemos convicciones, y muy buenas razones de alto precio para convencer, e incluso tenemos algunas certezas. Se ha dicho por allí con insistencia, que hay arrogancia en nosotros, ante la muestra de alegría desbordante que se ve a la hora de trasmitir ideas, desbordante de energía transformadora, con autoridad. Esto es lo que los tiene mal a los otros, la autoridad natural, y le llaman arrogancia. Esto es un sofisma. Lo que tenemos son convicciones, proyecto y expansión, conciencia de la disputa de intereses, y de la responsabilidad de sabernos protagonistas en representación del conjunto, para despojar a este sector de lo que debe restituirse al bien comunitario y sustrajeron por más de un siglo. ¡Son convicciones! A esto le llaman arrogancia, y eso es falso.
El ardid opositor, que es un grupo muy astuto, consiste en que con la base de una crítica dura permanente, ellos le agregan el ingrediente emocional del enojo. Están enojados, y están ofendidos, en apariencia. No se bajan de allí. Los expositores conspicuos de la televisión en el arco opositor, no hacen política en rigor. Una observación fría marca que ellos no tienen un discurso político en sentido lato, no están en una batalla dialéctica y los diagnósticos que hacen son equivocados siempre. Ellos tienen el derecho de practicar una oposición cerrada, incansable, pero le han inventado el ardid estupendo del enojo. Nadie de ellos, y son muchos, desde que las ideologías se enfrentan con claridad digamos a partir de la primavera 2009, obvio que rueda desde antes, pero digamos 2009, dejan de aplicar el recurso psicológico del enojo. Si no se ayudan con ese elemento, el show no se inicia. A partir de allí, uno ha descubierto que todo el montaje está fundamentado en una formidable sobreactuación. Esta táctica pergeñada intramuros, obtiene efectos demoledores en la población indefensa, en tanto cayeron en el yugo psicológico de este plan que se construye desde la dramaturgia. Es una táctica, y la gente, a la que se observa angustiada y con estrés por momentos, cree que tal puesta en escena tiene asidero, se lo cree. Son presa deliciosísima de esta táctica basada en una dramaturgia. La oposición, sus figuras, ni 30 segundos seguidos se cree lo que está declamado por TV o Radio, porque en sus casas, recobran al llegar, nuevamente su compostura racional. Es una notable sobreactuación. Y empaquetaron a miles, con moño y todo.
Yo recuerdo, que luego de la derrota oficialista en 2009, la Presidenta Cristina, desde Tucumán, en el 9 de Julio, actos centrales, se dirige al país y abre el juego del diálogo político. Establece que se inaugura un ciclo de dialogo político de el Gobierno con todos los sectores. Este era un reclamo opositor. Entonces 4 o 5 días después, un extracto de legisladores de la oposición, en una conferencia de prensa, y desde ningún elemento cierto, sin consistencia alguna, inventaron allí un argumento torcido, con tensión y un rictus facial interesante para los directores de cine, denso el ambiente, grave, diciendo que sería tarde, que ya no daría resultado, que hubiese sido mejor no proponer el diálogo político. Fue muy visible para los que están experimentados. Fácil fue interpretar lo que estaban haciendo. Pero no se lo creen ni un minuto. Y esto impacta emocionalmente en parte de la población que no puede armar en su humanidad nunca un panorama de esperanza y pacificación, por ende se mantiene con frustración. Esta puesta en escena que no se cae, no libera al ciudadano indocto, haciéndolo fracasar mucho antes que se fabrique su voto adulto en apoyo al proyecto contrario a eso, como es el nuestro y es el de la esperanza. En esta semana se distingue el problema que el sujeto infeliz tiene para salir del embotamiento generado por una atmósfera mediática opresiva. El efecto que tiene es anestesiar al público, sin que pueda aparecer en ellos la necesaria lucidez, y la necesaria tranquilidad, que permita resolver el laberinto del engaño.
Este plan es foráneo. Yo no he leído el libro La doctrina del shock, de la periodista y escritora canadiense Naomí Klein, a la sazón conocedora del caso argentino, donde formula el armado del sistema de choque económico de la escuela de Friedman, análogo al electroshock a la usanza antigua, pero estoy seguro que ella se ha referido a un concatenamiento que parte desde algún lugar, pasa por Miami, se dirige a América Latina; o se asienta en las sedes del Banco Mundial y el FMI, se dirige al sur de Europa, barre con naciones enteras, ayer nosotros, hoy estos europeos, deglute, deglute, compromete generaciones a futuro, hace una especie de carnicería, generaciones heridas desde temprano si no se poseen recursos extraordinarios en esos países, un concatenamiento manejado por burócratas que nunca se arrepienten, que no tienen piedad, y van, y van.
Bien, estas criaturas son el PRO, y toda esa red, inserta en el grupo más vigoroso del mundo neoliberal, de tipo integrista, y enfermizo. Es claro que el plan global tiene arraigo en la dramaturgia opositora argentina, allí se verifica lo foráneo de la autoría intelectual de todo lo que está pasando en nuestra sociedad, en Argentina.
El desvelo que tenemos desde el peronismo transversal es la población. La gente tiene sus tiempos, muchas personas tardan en elaborar, en diagnosticar, y sobre todo en comprometerse hasta el grado de adquirir esa nueva chapa de argentino fuerte y feliz que andamos queriendo parir. La población tiene sus tiempos y los respetamos, porque también es cierto que en ocasiones actúa maravillosamente, y puede hacer grandes acciones. Pero mientras tanto, nosotros, aunque cunda el mal humor y la carga de negatividad que hace de nosotros los enemigos en el corazón de la gente, tenemos que decir que no nos moveremos una sola pulgada en nuestro discurso, porque tenemos convicciones, tenemos muy buenas razones, e incluso algunas certezas, y estamos obligados a decirles a muchos habitantes que este país de hoy es libros y zapatillas, y aquel antiguo país era esto también, cuando el peronismo nació. Si se crean universidades, y se urdió un sistema de televisión satelital con contenidos inéditos en la historia de la comunicación, y llegan las computadoras, y otros prodigiosos eventos que se observan en todos lados, entonces son zapatillas y libros, y eso es cosa buena. Porque es palpable que este proyecto es el todo indiferenciado de una nación más federal que nunca que tracciona y seguirá traccionando hasta que todos estén en un hogar nacional resguardado, no solo en lo que hace a cobertura, sino especialmente a lo que hace a vivir en paz sin que te estén profanando todos los días. Porque se propaga la idea de que somos malos, si los Derechos Humanos para trabajadoras sexuales, homosexuales, víctimas del terrorismo de Estado, embarazadas humildes, personas viejas, niños, expresan un Gobierno moral. Tenemos la obligación de decir que los engañaron. Y les tenemos que decir que los productores agropecuarios más que duplicaron sus bienes en estos años, pero sus peones no. Y además antes del 2003 nadie sabía a ciencia cierta cual era el destino de la producción agropecuaria, y hoy está claro que los medianos y grandes más que duplicaron sus bienes, su capital.
La prédica está obligada a decirles que quien vejó, quien detesta a los hermanos oscuritos, quien montó un para-estado espía, quien sobrepreció en millones con el dinero del erario público, te va a seguir jodiendo. Es una locura confiarles una administración. La población, en cierta medida, fue arrancada de los canales naturales del intelecto y la lucidez, y esta prédica es para que salgan de pobres, pero en sentido múltiple.
Voy a incurrir en la extrapolación de una oración de la corriente nacional peronismo militante, para impulsar a un consenso comunitario muy simple : Nosotros viento, la patria barco, Cristina Capitana. Pero yo le agregaré : Evita mascarón de proa de oro macizo de este barco en busca de su destino.
*Miembro del Centro de Estudios Populares (CEP)
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