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lunes, 26 de septiembre de 2022

EL TORO POR LAS ASTAS

Por Roberto Marra

Hay una especie de “ley” no escrita, pero de absoluta certeza en lo que expresa: si para solucionar un problema reiterado, se utilizan herramientas que ya probaron su ineficacia con anterioridad, el fracaso será seguro. De ahí a lo que sucede con el tema inflacionario en Argentina, está el simple paso de comparar los dichos y los hechos de la administración económica actual con otras precedentes, para colegir que el resultado de las “medidas” adoptadas serán apabulladas por la realidad especulativa de eso que parece ser intocable e indominable: “el mercado”.

El capitalismo en general, y el neoliberalismo en particular, además de generar un “sentido común” que predomina en la mentalidad de la mayoría de la población, ha profundizado, en los funcionarios que asumen roles de pretendida “lucha contra la inflación”, un modo de relacionamiento subordinado a las corporaciones dominantes y formadoras de precios. La eternas reuniones con representantes de esas empresas mono u oligopólicas, terminan siendo sencillos ruegos para que las mismas “eviten” los aumentos “desmedidos”.

No terminan de darse vuelta en la silla de los encuentros, que ya están ordenando nuevas remarcaciones, en nombre de... la inflación. Sí, la misma que ellos generan. La misma que los “grandes” economistas nos aseguran que sólo se soluciona con más mercado y menos Estado. Entonces vuelven los funcionarios de economía a rogarles que no aumenten sus precios, para lo cual, además de lo que están facturando por sobre la realidad de sus costos, se les termina otorgando algunos beneficios impositivos. Otra vuelta de la tuerca que nos ahorca cada día un poco más, para profundizar el dominio de quienes ya se han hecho hasta con la voluntad de sus “ahorcados”.

Este círculo vicioso y perverso, tuvo sus frenos sólo cuando se adoptaron medidas cohercitivas por parte de un Estado auténticamente representante del Pueblo que lo compone. No fue con dádivas al Poder o súplicas a los reproductores de la maldad inflacionaria que se pudo contener algunas veces tamaño despropósito antisocial. No podrá ser nunca mediante simples “diálogos” con sordos que se logren modificar esta tendencia al fracaso permanente, impulsado por una cobardía rayana en la complicidad.

No se puede volver al pasado”, repiten como loros algunos pretendidos líderes de opinión aliados con los poderosos productores de la pobreza y el hambre. “No se pueden adoptar métodos y herramientas de otros tiempos”, se cubren funcionarios que se autoperciben “peronistas”, pero actúan con el desdén de sus enemigos. Son falsas verdades de perogrullo para negar la posibilidad de la re-utilización de aquellas metodologías que en otros tiempos fueron capaces de someter a la decisión popular a los eternos ganadores económicos, para que tuvieran que resignar una mísera parte de sus voluminosas ganancias y permitir una distribución más equitativa de lo producido por los trabajadores.

No aparenta estar cercana una solución, ni existir una voluntad derivada de la ideología que pretende ser defendida con métodos contrarios a su esencia. No son tiempos ni rivales ante los cuales, mostrar debilidad, permita dominar los resultados. No quedan muchos caminos para elegir, ante la disyuntiva desesperante de una mayoría apabullada por la insana remarcación sin límites. No cabe ya la teoría del diálogo permanente para la burla empresarial.

Tomar el toro por las astas” es peligroso, demanda mucha fuerza y valor, es complicado de sujetar porque genera una resistencia inmensa derivada de su poder superior. Este “toro” está desbocado, nos enfrenta con todo el peso de su “musculatura” financiera y su capacidad de daño económico y social. Pero no hay otra manera de hacerlo que de frente a él, sumando manos e inteligencia para hacer trizas su resistencia, ponerlo de rodillas ante el poder popular y “marcarlo” con la decisión irrefrenable de la voluntad de ejercer la soberanía que nos roban cada día, con cada punto de inflación que nos consume.

 

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