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miércoles, 9 de octubre de 2019

EL RESULTADO DEL EGOÍSMO

Imagen de "necesitodetodos.com"
Por Roberto Marra
El sistema capitalista es una fábrica de egoismos que genera, en la sociedad donde se desarrolla, impulsos de los individuos a pensar y actuar solo o prioritariamente en base a sus intereses personales o, cuando mucho, de las personas más cercanas, las que pertenezcan a su familia o el más íntimo circulo de sus relaciones. Y así como piensan y actúan respecto a sus intereses particulares dentro de la esfera cotidiana de sus actividades laborales y sociales, así reproducen en sus opiniones, sobre los acontecimientos externos a ellos, pensamientos de menosprecios absolutos y tajantes sobre lo que creen que no los involucra, por lejanía de clase, física o cultural.
Estos especímenes son modelados al antojo de quienes solo necesitan de individuos alejados socialmente entre sí, como solitarios supuestos hacedores de sí mismos, pero únicamente con los métodos y los objetivos convenientes para sostener el status quo que el sistema requiere para su retroalimentación permanente. Es así que se manifiestan ante sus interlocutores, con absoluto desprecio por lo que no advierten como relacionado con ellos, perdiéndose en un mar de falsedades ideológicas que los convierte en marionetas que los poderosos utilizan para sus dominios pretendidamente infinitos.
El ámbito político es clara muestra de semejantes actitudes egoistas, donde muestran todas sus facetas negativas respecto a todo lo que suceda a su alrededor, tomando como importantes solos los acontecimientos que creen que son los únicos que los pueden afectar como individuos o clase. Todo lo demás, carecerá de sentido práctico para sus pequeños intereses, tan chiquitos como sus círculos de acción, tan elusivos de cualquier hecho lejano, temporal o físicamente.
Encerrados entre la cuatro paredes de la ignorancia programada por el propio sistema, habrán de soslayar cualquier acontecimiento que resulte, a pesar de sus esfuerzos por permanecer alejados de ellos, de vital importancia para el futuro de la sociedad que integran, aún a su pesar. Es a partir de allí que estos individuos renegados de lo externo se pronunciarán sobre lo que suceda en otros sitios del Planeta, reduciendo todo su ámbito de comprensión al más estrecho posible, desconociendo las evidencias que lo relacionan con sus congéneres y los resultados de cada acción desarrollada en el Mundo.
Esto se manifiesta con claridad ante los sucesos de los países históricamente más cercanos de nuestro Continente, a los que no desean tener en cuenta, por la imperiosa necesidad impuesta como condición de sus egoismos. Es así que vemos y oímos reacciones absolutamente negativas sobre lo que acontece en las naciones estigmatizadas por el imperio como pertenecientes a un supuesto eje del mal, sobre las cuales reproducirán las imbecilidades propagandísticas que dictan los catedráticos del conjunto de medios afines.
Nada les importa de lo que allí suceda, en tanto puedan mantener sus respectivos engreimientos a salvo. No aceptarán nunca las demostraciones palmarias de las relaciones íntimas de aquellos hechos, de apariencias lejanas, con lo que en nuestro País ocurra. No verán en esos espejos que nos brinda la historia, las imágenes de sus propios naufragios cuando el tsunami social los alcance, fruto de la reproducción sistémica de los males derivados de los programas regresivos que se aplican por igual en cada una de nuestras naciones.
Hartan con sus desprecios al “populismo”, despreciativa manera de expresarse sobre la historia de las luchas populares y sus banderas libertarias. Odian la denominación “Patria Grande”, porque la entienden invasiva de sus efímeros privilegios. Se solidarizan con sus iguales ególatras de otras naciones que sostienen sus mismos principios retrógrados y perniciosos, y se enervan cuando caen los planes de obscenos resultados sociales, esos que les permitieron sobresalir por sobre los pobreríos que tanto desprecian.
Al final, no les quedará otra posibilidad que rendirse ante la evidencia de sus inútiles esfuerzos por parecer lo que nunca serán, cuando sean apaleados por sus alabadas fuerzas de seguridad, las mismas que ellos creían que los protegía, hasta que la realidad los pasó por encima y los aplastó contra la misma pared de la miseria que supieron construir para el Poder que creían de su lado. Ese podría ser el comienzo de un nuevo camino, donde tal vez alcancen la comprensión sobre una realidad que negaron, hasta hacer de sí mismos, solo un pobre remedo de lo que nunca los dejarán ser.

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