Páginas

viernes, 12 de julio de 2019

EL PARTIDO FINAL

Imagen de "enqueinvertir.cl"
Por Roberto Marra
En general, la mayoría de las personas asumen una posición cercana al “espíritu” deportivo en las contiendas electorales. Toman la disputa con las características propias de un “clásico” futbolístico, un choque entre rivales irreconciliables, donde las “chicanas” previas son el jugoso aperitivo al momento donde el enfrentamiento culmina con la victoria de solo uno de ellos, provocando reacciones donde se mezcla la tristeza con la inmediata búsqueda de revancha en unos, y la arrogancia de los vencedores en los otros.
Sin embargo, nada es tan sencillo ni tan obvio como en una competencia deportiva dentro del ámbito político. No se trata de quien mete más goles o llega primero a la bandera a cuadros, aún cuando cierta sensación cercana a ello sucede con los que logran ganar las elecciones. En realidad, se podría decir que una elección es comparable a un pre-calentamiento o una clasificación, una puesta en órden de las fuerzas de las que se disponen para enfrentar el verdadero “partido” que se inicia al terminar de contar el último voto.
El problema de ver los comicios como un River-Boca, es que una vez culminado el clásico, todos se distienden y asumen que lo que viene es esperar el próximo, sin hacer otra cosa que observar desde afuera, dejando hacer a los que “mandan”, solo elevando el tono de las disputas callejeras por demostrar las razones que culminarán en el próximo encuentro. Mientras tanto, los “jugadores” harán lo que consideren mejor, sin que nadie los contradiga, aún a sabiendas de sus errores o, lo que es peor, de sus traiciones.
En estos “partidos” que duran cuatro años, las miradas laxas del Pueblo sobre sus participantes propenden casi siempre al desvío de lo que se haya propuesto antes de aquellas elecciones que tanto apasionaron en su momento. El abandono de la vigilancia atenta sobre cada uno de los “jugadores”, terminan generando actitudes reñidas con los valores que hicieron que se les eligiera, suponiendo sinceridades que no es común encontrar entre estos particulares “competidores”.
Existe, además, un elemento fundamental que hace al conocimiento de la “hinchada” sobre lo que representan y efectivamente concretan los elegidos. Es la transmisión de los hechos que realizan los “relatores”, los periodistas que asumen las veces de guías de las conciencias populares, eligiendo que y como mostrar lo que sucede, acomodándolo a los intereses que represente cada uno de ellos, generalmente asociados a quienes mayores poderes tienen.
Esas actitudes prebendarias conforman el caldo de cultivo de una ignorancia generalizada, desvirtuando las funciones que les toca e inclinando la “cancha” hacia el lado oscuro de la mentira, sin que ni siquiera se cuente con un “VAR” que pueda desmentir sus tropelías. Simples maniobras distractivas o complejas acciones basadas en el uso indiscriminado de una “justicia” amañada, logran que muchos habitantes de las tribunas terminen creyendo que las “expulsiones” son correctas y los “penales” la lógica consecuencia de las faltas que, aunque nunca las vieron, las aceptan como reales.
Pero un verdadero “hincha” nunca acepta del todo lo que se le dice. Un auténtico buscador de glorias jamás puede ser corrido de la contienda sin buscar la verdad hasta debajo de la gramilla. Un Pueblo que rebusca en su pasado las razones de los triunfos que se convirtieron en felicidades concretas y reales, no aceptará bajar su cabeza ante los falsos profetas del odio y la sinrazón, los “engañeros” de televisión, los obscenos traficantes de humos, esos asesinos seriales que matan con las balas de la miseria consumada bajo los puentes.
Y sabrá juntarse con otros iguales, para reconstruir el equipo, para colocar en cada puesto a los mejores de los suyos, capitaneado por ese “barrilete cósmico” que nos habían expulsado, auténtico representante de los sueños robados, único capacitado para convertir los “goles” que nos den, por fin, el “campeonato” que importa de verdad: el de la justicia social.

No hay comentarios:

Publicar un comentario